Ensayo Aristoteles y la identidad de género

ARISTÓTELES Y LA IDENTIDAD DE GÉNERO

La filosofía de Aristóteles se fundamenta en la crítica a la dualidad de Platón (mundo ideal y sensible). En su lugar propone la existencia de una realidad (sustancia) en la que se superponen dos niveles; una sustancia primera, que recoge las características únicas de cada individuo, y una segunda, referente a los rasgos generales. A raíz de esto, determina que hombre y mujer poseen naturalezas diferentes. Esta idea de naturaleza femenina y masculina, sin embargo, difiere de la concepción actual de identidad de género. Ya que no sólo no considera el concepto de transgénero, si no que ignora la existencia de todo un espectro.

A pesar de esto, nos resulta familiar esta forma de concebir el género ya no solo como algo dual si no también limitado. Podemos incluso comprender el punto de vista Aristotélico, una vez conocida su filosofía. Parece lógico que, si alma y cuerpo son dos realidades interdependientes, una diferenciación corporal signifique a su vez una diferencia en la naturaleza. Esta idea es tan fácil de asumir ya que se remite a un conocimiento sensitivo.

No obstante, el concepto transgénero no se puede verificar por medio de los sentidos. Si eres una persona cis puede resultar lejano y difícil de comprender, debido a que se trata de un sentimiento ajeno. Transgénero, es el nombre que recibe toda aquella persona cuya identidad de género no se corresponde con la que se le fue asignada según su sexo biológico. Podríamos entenderlo, incluso, como un sentimiento de no pertenencia dentro de estas mismas naturalezas que establece Aristóteles. Nosotros mismos, como humanos, hemos hecho realidad la existencia de esta idea aristotélica. Hemos creado, como sociedad, una serie de rasgos físicos y comportamientos que atribuimos a un sexo u otro. Dando lugar, al mismo tiempo, a la excepción que rompe la norma. Personas que, al salirse de este orden, a menudo son percibidas y tratadas como diferentes. Pero que, sin embargo, representan nuestra parte más auténtica, siendo fieles a su persona y presentándose ante la sociedad tal y como son, a pesar de estos roles que los condicionan.

El ser humano es complejo, y aunque según Aristóteles las etiquetas son necesarias para el conocimiento, resulta contraproducente encasillar al individuo. Si cuanto más humano es el hombre más feliz es, no se debería limitar esa diversidad y complejidad que lo caracteriza.

Leire Tejada Royo

2ºBTO B

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