Especialidad Antropología y Ética

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ESPECIALIDAD EN ANTROPOLOGÍA Y ÉTICA

DISERTACIÓN ACADÉMICA ESCRITA

¿Es posible la subsistencia del alma aun cuando se presenta la separacion cuerpo-alma?

1. Introducción.

Es conocida la evolución del tema de la muerte a lo largo de los siglos, desde la filosofía platónica hasta nuestros días. Después de dos mil quinientos años de tanatología una cosa esta clara y es esta: que la consideración de la muerte alcanzo con Platón, y de una vez por todas, un lugar preeminente entre los grandes argumentos filosóficos, hasta el extremo de que George Santayana pudo afirmar, a comienzos de nuestro siglo, que “una buena manera de probar el calibre de una filosofia es preguntar lo que ellla piensa acerca de la muerte”1

        La historia testimonia, en efecto, que desde el Fedón- el dialogo platónico que refiere la autodefensa de Sócrates- no ha habido reflexión filosófica que no se haya interesado seriamente por el tema de la muerte y que no haya tenido en mucho ese dialogo platónico sobre la inmortalidad del alma.2

        En esta disertación que realizo basare la respuesta a mi hipótesis de acuerdo a los estudios que Santo Tomas de Aquino realizo en las Quaestio 79, 85 y 89 de la Suma Teológica y con los cuales concuerdo perfectamente, al afirmar que SI es posible la subsistencia del alma aun cuando se presente la separación del cuerpo.  Aunado a esto, tratare de confrontar la respuesta filosófica con la revelación en cuanto se refiere al tema central de mi hipótesis.

1. ¿Existe la unidad substancial?

1.        La naturaleza de la unión.

Toda definición de hombre dentro de la filosofía clásica se decide al determinar el lazo existente entre el alma y el cuerpo. Se inscribe en el realismo filosófico y eso implica pensar al hombre a partir de la realidad que está representada y desde ahí buscar los principios de su ser. El hombre es un compuesto de cuerpo y alma, criatura deseada por Dios en su forma concreta, según definición de hombre de Santo Tomas.

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1 Citado por Jose Ferrater Mora en Muerte, Diccionario de Filosofía, Ed. Suramericana, Buenos Aires 1969. Vol. 2, p. 239 a.

 2 Marx y el marxismo pueden haber sido una excepción, al menos hasta el redescubrimiento por parte del llamado “marxismo humanista” de un texto del joven Marx, que en su única frase sobre la muerte “redacta desde el ángulo filosófico convencional”. Cfr. Sobre esta tema el estudio de Juan Luis Ruiz de la Peña “Muerte y marxismo humanista. Aproximación teológica, Ed. Sígueme, Salamanca 1978, pp. 15 ss. El texto aludido del joven Marx puede consultarse en sus “Oekonomisch-philosophische Manuskripte”, en Frühe Shriften, Cotta-Verlag, Stuttgart 1962, I, p. 598

Es preciso afirmar que el alma es principio de vida, es un principio inmanente vital, lo que le da la cohesión mas intima al ser vivo haciéndolo capaz de llevar a cabo una serie de funciones armonizadas en un todo. El alma es lo que permite que un ser vivo se mueva con el movimiento espontaneo que brota de su propia individualidad. El alma es un principio o factor componente de un ser vivo y que esta ontológicamente detrás de todas las actividades vitales del ser.  “Es preciso advertir que una determinada alma individual y su cuerpo forman un compuesto natural que es uno, no por accidente, sino por sí mismo. Si el alma humana estuviese unida accidentalmente al cuerpo, dicha alma solo tendría con su cuerpo una relación accidental que no permanecería en ella después de la disolución del cuerpo. Pero ello sucede de manera muy diferente si el alma humana es por naturaleza forma del cuerpo”3. El alma, mientras esta unida al cuerpo, no puede conocer nada si no es recurriendo a las imágenes como lo confirma la experiencia. Si esto le correspondiere no por naturaleza, sino accidentalmente, por el hecho de estar unida al cuerpo, como creían los platónicos, la cuestión seria solucionada con facilidad. Pues, según esto, si el alma comprendiese peor unida al cuerpo que separada de él, su unión con el cuerpo no sería mejor para el alma, sino mejor para el cuerpo. Por el contrario, si admitimos que el alma para entender necesita naturalmente acudir a las imágenes,  su naturaleza no cambia por la muerte del cuerpo.

“Es más perfecto para el alma humana estar unida al cuerpo, que estar separada de él, porque su inteligencia, como es la última de todas, tiene como objeto propio connatural el último de los inteligibles: el ser y la naturaleza de las cosas sensibles, que se conocen por intermedio de los sentidos”4. Dicho en otras palabras el alma para realizarse, debido a su configuración, requiere al cuerpo y se define en sus funciones en relación al cuerpo. El alma tiene un diferente modo de ser cuando está unida al cuerpo y cuando está separada de él. Conserva, sin embargo, la misma naturaleza. No es que la unión con el cuerpo sea para ella algo accidental, pues se realiza por exigencia de su misma naturaleza. Así pues, conforme a su modo de ser, cuando está unida al cuerpo, al alma le corresponde un modo de entender que consiste en referirse a las imágenes de los cuerpos que se encuentran en los órganos corpóreos. En cambio, separada del cuerpo, le compete un modo de entender semejante al de las demás sustancias separadas, consistente en una conversión hacia lo inteligible. Por lo tanto, el modo de entender volviéndose a las imágenes es natural al alma, como lo es su unión con el cuerpo. En cambio, estar separada de él y entender sin recurrir a las imágenes es algo que esta fuera de su naturaleza.

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3 Tratados de los Ángeles y del Hombre. El Alma Separada, I, q. 89, cap. IX.

4 Tratados de los Ángeles y del Hombre. El Alma Separada, I, q. 89, cap. IX.

         Por eso se une al cuerpo: para existir y obrar conforme a su naturaleza. Si Dios hubiera dotado a las almas humanas de la intelección propia de las sustancias separadas, su conocimiento no sería perfecto, sino general y confuso. Para que pudieran conocer con propiedad y perfección las cosas, han sido ordenadas naturalmente a unirse a los cuerpos, para que puedan tener un conocimiento adecuado de lo sensible. Por lo tanto, resulta claro que al estar unida al cuerpo y entender por medio de imágenes es mejor para el alma. Si bien puede existir separada y tener otro modo distinto de conocer.  

Santo Tomás rechaza el dualismo substancialista entre cuerpo y alma que aprueba Descartes, por el siguiente argumento: Si este compuesto existiera no habría necesidad de unir a ambas en un compuesto bi-substancial; y si a pesar de eso se uniera por violencia sería un vínculo antinatural, entonces el hombre sería algo anti-natural, lo cual es un absurdo. El único modo en que se entienda la unidad de cuerpo y alma sin una bifurcación (separación de dos) en el ser, es proponiendo la cohesión de los principios metafísicos correspondientes a materia y forma, materia=cuerpo, forma=alma.

“La esencia humana, materia y forma, es la composición bio-psíquica, el cuerpo y alma espiritual. El alma dota al cuerpo del movimiento que es la vida”5. Tales son las dos partes del compuesto humano: cuerpo y alma, en perfecta imbricación, sin perder su distinción la una respecto a la otra. Ambas son importantes, pues el alma sin el cuerpo es espíritu separado, y el cuerpo sin el alma es mero cadáver; ninguno de ellos, por separado, es el hombre propiamente dicho, solo el compuesto de ambos puede serlo. Es importante reconocer al cuerpo un papel en la actividad propia del alma, es decir en el conocimiento intelectual, sin embargo el alma es la forma del cuerpo, entendido este como materia. El alma hace del cuerpo, un cuerpo humano.  

“El alma juzga bien o mal de su último fin –que es el bien-  según sus disposiciones interiores, y estas disposiciones pueden cambiar mientras este unida al cuerpo, porque el cuerpo le ha sido dado para ayudarla a alcanzar su fin”6. Ambas substancias separadas hacen una substancia completa llamada hombre. Cuando sentimos, es el hombre entero el que siente y no solo el alma (los ángeles no sienten), como tampoco puede sentir el cuerpo por separado (el muerto no siente). Lo mismo sucede con el entendimiento, cuando entendemos lo hacemos a través del alma, pero es el hombre entero el que entiende, no solo el alma.

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5 Cf. el mismo, Summa Theologiae, I, q. 18, a 2, c. E. Chavarri, La condición humana en Tomás de Aquino, Salamanca: Ed. San Esteban, 1994, pp.111 ss.

6 Tratado de los Ángeles y del Hombre. El Alma Separada, I, q. 89, cap. IX

Por lo tanto podemos concluir que el cuerpo sin alma no es un cuerpo estrictamente hablando, es materia non signata, es un agregado de cuerpos que se desintegran, desecha la humanidad humana.

1. ¿Qué sucede cuando se da la separación cuerpo-alma?

1.         Tipos de alma                          

Debemos reconocer que en todo ser viviente cuenta con alma (ya que todos los seres vivos sentimos), sin embargo existen tres tipos de alma: Alma Vegetativa, alma Animal y Alma Humana. El cuerpo del hombre, por el hecho de estar animado por un alma distinta de la que anima a los demás seres vivientes, solo analógicamente participa de las características de los seres inferiores. Podemos decir que todo en él se da de modo humano (todo en el hombre es humano, nada en él es meramente animal)7. Los instintos no son como los del animal, participan también de la instancia suprema del hombre: el intelecto. Lo mismo se ha de decir de toda su vida sensitiva. La razón es intelectiva, pero con una modalidad que es peculiar al hombre. El conocimiento del hombre no procede solo por intelección, sino preponderantemente por discurso, raciocinio. Dado este carácter racional del hombre, su apetito no es sólo material ni sólo sensitivo, como en el animal irracional, sino que es un apetito racional, al que llamaremos voluntad. El ser racional constituye, en cuanto tal, un modo de subsistir no solo diverso, sino aún más perfecto que el de las criaturas no racionales.

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