FALSA CONCIENCIA: ¿UNA NUEVA INTERPRETACIÓN?

IV. FALSA CONCIENCIA: ¿UNA NUEVA INTERPRETACIÓN?

Para Scott este capítulo expone de manera clara la importancia que tiene para las elites el dominio de poder, el control de cada una de las configuraciones de poder emergentes en múltiples escenarios para generar una hegemonía ideológica que intervenga a cada uno de los grupos subordinados.

Nos introduce a uno de los debates que se han tenido durante un largo tiempo y es la participación de los grupos sociales subordinados del poder como obreros, trabajadores, ciudadanos, campesinos en los intereses de la sociedad y del por que se tiene una idea errada de conformismo en estos actores, ya que se cuestiona mucha veces el por qué no hay intervención o una revelación a causa de la trasgresión de los intereses colectivos, y es que el conformismo se denota o traduce en una idea hegemónica implantada en cada uno de estos grupos subordinados y aunque hay muchas posturas y debates frente a esta idea todas tiene un punto de inflexión y es que “aunque no excluye totalmente los intereses de los grupos subordinados, la ideología dominante sí excluye o deforma aspectos de las relaciones sociales que, representadas de manera explícita, resultarían en detrimento de los intereses de las clases dominantes."  Y es aquí donde se plantean muchos escenarios en los cuales la configuraciones de poder mutan dependiendo de tipo de subjetividad creada por los entes dominantes por ejemplo expone “tres niveles de poder” Gaventa (1982), el primero hace alusión a la coerción y de la presión en donde hay una aceptación inevitable por la subordinación, la segunda es la de la intimidación, en donde los dominantes imponen su poder por medio de múltiples métodos para asegurar de que el escenario en cuestión no cambiara y así disuadir de cualquier tipo de confrontación. El tercer nivel de las relaciones de poder es más sutil y constituye una teoría de la falsa conciencia.

Para Scott la falsa conciencia es el estado por el cual los miembros de una sociedad toman decisiones, en apariencia libres, pero en realidad mediadas por la estructura ideológica dominante, que en última instancia son contrarias a sus propios intereses y que puede ser fuerte o de débil; la fuerte la describe como el funcionamiento de lo que el ha llamado “ aparatos ideológicos del estado”  como las iglesias, colegios, medios de comunicación, instituciones que ejercen un monopolio simbólico en el cual intervienen a los sujetos por medio de la ideología hegemónica de la subordinación; la débil por el contrario consiste en definirles a los grupos subordinados lo que es y no es realista, y en conducir ciertas aspiraciones y quejas al terreno de lo imposible, de los sueños inútiles. Persuadiendo a las clases bajas de que su posición, sus oportunidades, sus problemas son inalterables e inevitables, la hegemonía limitada hace que el pueblo acepte de manera voluntaria su condición al renunciar a una mejoría de su situación.

No hay condiciones que permitan justificar la subordinación voluntaria o involuntaria puesto que las razones son crudamente nefastas, ya que para que se den ambos escenarios las condiciones para los subordinados son las mismas, la subyugación permanente de los que tienen el poder.

En este contexto Scott expone que al naturalizar dicha condición los grupos subordinados intentan legitimar los mecanismos que justifican su subordinación. Esto con el fin de que ellos en algún momento estará en la posibilidad de ejercer la dominación que ahora está sufriendo, es un fuerte incentivo para legitimar los mecanismos de dominación.  Este pensamiento promueve la paciencia y alienta la imitación, ofrece la promesa de alguna posible venganza contra la figura dominante, aunque sea contra alguien muy distinto del objeto original del resentimiento. Esto se puede demostrar hoy en día en la personas o grupos sociales que han sido denigradas o han sido abusadas de cualquier índole por un agente de poder, eventualmente cuando este sujeto llegue a esa posición, ejecutara dicho patrón con su subordinado.

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