Fenomenologia

García marcos Manuel (1995) historia de la filosofía México: alhambra, fenomenología pp.138-141.

Husserl, Edmund (1991la crisis de la ciencias como expresión de la crisis vital radica de la humanidad europea, México: editorial critica, la crisis de las ciencias europeas y la fenomenología transcendental pp.142-149.

Trujillo flores Sandra

1c t/m

Filosofía

Vitalismo

01/05/13

Etimológicamente, "fenomenología" significa "ciencia de los fenómenos. Según el sentido metafísico el fenómeno significaba la apariencia de la realidad; era como sucedáneo suyo. El fenómeno se teñía de un sentido peyorativo, como si se tratara de un obstáculo que había que superar para llegar al auténtico conocimiento de las cosas.

Para la física newtoniana fenómeno significa sencillamente el objeto empírico, en cuanto directamente dado y conocido por nosotros; en cuanto se nos ofrece a través de los sentidos, sin necesidad de que recurramos, para obtenerlo, a la mediatización de hipótesis metafísicas.

De este modo, el fenómeno empíricamente considerado pasa a ser el único camino para conocer la realidad, desechando positivamente ocultas cualidades De tipo metafísico y ateniéndose exclusivamente a lo dado en el fenómeno.

El fenómeno empírico es "lo que aparece clara y manifiestamente ante nosotros en el espacio y en el tiempo, sin que, por tanto, necesitemos deducir su realidad".

El fenómeno kantiano, al disociarse del noúmeno, vuelve a caer en un metafisicisno más radical que el de los escolásticos. (García, 1995, p138)

La fenomenología se decide abiertamente por la primera alternativa de la disyunción anteriormente mencionada. HUSSERL el máximo exponente de la fenomenología, se opone al fenómeno entendido de diversas maneras, pero que coinciden todas ellas en el sentido aparencial del fenómeno

En el método de la física es la cosa percibida misma, siempre y por principio, exactamente la cosa que el físico investiga y determina científicamente." (Ideas relativas a una fenomenología.)

No hay detrás del fenómeno nada que le confiera fundamento y soporte, como pudiera ser el noúmeno kantiano.

Del fenómeno así entendido, es decir, del fenómeno en cuanto agotando la realidad, trata la filosofía de Husserl, que recibo el nombre de fenomenología.

Entre las obras de Husserl destacan dos: Investigaciones lógicas e ideas para una fenomenología pura y una filosofía fenomenología.

La primera de las obras citadas pone de manifiesto que la fenomenología representa el tercer intento por convertir a la filosofía en una ciencia rigurosa. Los otros dos intentos fueron los llevados a cabo por Descartes y Kant. Tampoco seria el último de Husserl.

Podemos definir la fenomenología como el conjunto de reflexiones acerca de los fenómenos.

De lo que trata la fenomenología es de aclarar el fenómeno, depurándolo de todo elemento extraño.

La fenomenología es una epistemología, es decir, una teoría que trata del conocimiento y los métodos gnoseológicos. La fenomenología es, más bien, una metodología.

El fenómeno no es más que la cosa misma que aparece en él. La fenomenología se orienta, por consiguiente, sólo a la cosa aparecida en el fenómeno.

Mas el fenómeno, o la cosa que en él aparece, viene mezclado con elementos extraños, que pueden proceder o del exterior o del propio fenómeno o del sujeto que conoce. La depuración de estos elementos constituye el objeto de la epojé o reducción fenomenológica, otra idea fundamental de la fenomenología.

La reducción persigue una meta muy precisa: la de que, dejando a un lado todos los elementos extraños que aparecen en el fenómeno, quede en él la esencia pura de lo aparecido, y nada más que la esencia. Esta búsqueda de la esencia da pie a Husserl para depurar también el fenómeno empírico. (García, 1995, p139)

A esta accidentalidad opone el eidos o esencia, que trasciende lo meramente individual. La esencia, he ahí otra idea básica de la fenomenología huasserliana.

En consecuencia con lo anterior, Husserl distingue dos clases de ciencias: las ciencias de hechos o ciencias fácticas, y la fenomenología, a la que incumbe la captación de la esencia, del eidos.

La reducción consiste en "poner entre paréntesis", en prescindir de todos esos elementos extraños al fenómeno y a la esencia. La reducción es una especie de duda metódica.

Tres clases de reducción: la externa, la eidética y la trascendental.

Por la externa prescindimos, neutralizamos o ponemos "entre paréntesis" no sólo las cosas en si, es decir, la existencia transfenomenal del mundo, sino también todos los conocimientos que los científicos y los filósofos han ido aduciendo en la historia acerca de las cosas que aparecen en el fenómeno. Por La reducción eidética: es quedarnos con la esencia de la cosa presentada. Neutralizando todo elemento concreto y accidental de esa cosa. La esencia no es para Husserl ninguna entidad real y externa al fenómeno, como quería Aristóteles y sus seguidores, sino la idea abstracta de la cosa, "una unidad objetiva de sentido, de carácter lógico-ideal". Algunos han pensado que la esencia husserliana se parece más a la esencia platónica que a la aristotélica.

La reducción trascendental: consiste en prescindir principalmente de la existencia propia del individuo cognoscente, así como de los actos psíquicos que intervienen en el conocimiento en general. Pero al prescindir de los elementos pertinentes al sujeto y de sus actos nos damos cuenta de que no podemos hacer lo propio respecto el sujeto mismo de conocimiento. Es decir, el fenómeno necesariamente un sujeto ante quien presentarse; sin ese sujeto, el fenómeno sería totalmente imposible: no hay fenómeno sin alguien ante quien el fenómeno se haga efectivo. Ese sujeto, ante quien el fenómeno se Presenta, es, según Husserl, la conciencia.

Una profundización mayor en la conciencia, tal como aparece una vez hecha la reducción trascendental, pone de manifiesto que la conciencia está proyectada y tiende hacia su objeto, hacia el objeto de conciencia.

Dice Husserl en Ideas relativas a una fenomenología: "El obrar se refiere a la obra, el hacer a lo hecho, el amar a lo -amado, el regocijarse a lo regocijante, etc. En todo cogito actual, una 'mirada'

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