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Fenomenologia


Enviado por   •  12 de Diciembre de 2014  •  8.538 Palabras (35 Páginas)  •  197 Visitas

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MERLEAU-PONTY, Maurice

Fenomenología de la percepción

Ed. Península, Barcelona 1975, 469 pp.

INDICE

INTRODUCCIÓN AL AUTOR

PRÓLOGO

INTRODUCCIÓN: Los prejuicios clásicos y el retorno a los fenómenos

PRIMERA PARTE: El cuerpo

SEGUNDA PARTE: El mundo percibido

TERCERA PARTE: El ser-para-sí y el ser-del-mundo

VALORACIÓN CRÍTICA

ANEXO

INTRODUCCIÓN AL AUTOR

La filosofía de Maurice Merleau-Ponty (1908-1961) constituye una aplicación del método fenomenológico al conocimiento humano. Para comprender sus obras es necesario previamente conocer el método de Husserl, del que Merleau-Ponty toma muchos conceptos (por ejemplo, el de conciencia constituyente, intencionalidad, campo de presencia y otros).

Por otro lado, su doctrina es existencialista, en la misma línea de Heidegger y, sobre todo, Sartre. Con Sartre coincide el autor en su ateísmo explícito y radical: la existencia de Dios haría vana la libre actuación del hombre. Ante un Dios Bello, Bueno, etc., el hombre no podría hacer nada bello, bueno, etc. La teología impide, según el autor, toda libertad. En cambio, la negación de una norma absoluta hace posible la antropología social, que busca realizar en el mundo una perfección que será fruto de la libertad. Las ideas existencialistas principales del autor son: el rechazo de toda religiosidad, la finitud y contingencia del hombre, el carácter terreno y corpóreo de la existencia, y la historicidad situacional.

Además, en Merleau-Ponty hay elementos de marxismo, filosofía a la que él adhiere (sin llegar a la ortodoxia de partido y con diversas fluctuaciones a lo largo de su vida): acepta la existencia histórico-social del hombre, al igual que Marx (Cfr. la recensión impresa a MERLEAU-PONTY, Maurice, Las aventuras de la dialéctica, 1965).

Su filosofía se caracteriza por dar una extrema importancia a la percepción, núcleo del conocimiento (el mundo es la intersección de las experiencias perceptivas de los hombres) y al cuerpo (el hombre es esencialmente cuerpo consciente). Con esta base, Merleau-Ponty desarrolla una doctrina en la que el

hombre y el mundo se reclaman recíprocamente, como en Heidegger: el hombre es ser en conciencia, conciencia situada en el mundo o ser-en-el-mundo. El hombre es, pues, exterioridad, presencia del "otro" (el mundo, los demás), "percepción del otro" por mí, en su referencia a mí. Sólo hay dimensión de trascendencia dentro del mundo (trascendencia fenomenológica). De ahí resulta que el hombre está siempre en situación, y que se ha de eliminar toda búsqueda de un Absoluto fuera de las situaciones existenciales. En definitiva, para Merleau-Ponty el hombre es intersubjetividad, apertura a los otros impregnada en lo corpóreo, y que debe realizar constantemente la libertad por medio del compromiso social. Estas mismas ideas en general se encuentran también en la filosofía de Sartre; con la diferencia de que este último extrae unas consecuencias más radicalmente pesimistas en cuanto al valor de la existencia humana.

PRÓLOGO

Merleau-Ponty presenta el método fenomenológico como la única vía para comprender al hombre como "ser en situación", como ser en el mundo.

La referencia a Husserl es constante a lo largo de la obra, aunque tratará de darle más importancia a los temas relacionados con el hombre y su existencia, que Husserl no trata en sus obras; la filosofía de Merleau-Ponty es existencialista y su intención es la de comprender al hombre a partir de su "factividad" (Cfr. p. 7). La realidad está siempre "ya ahí", pero la filosofía no puede contentarse con el conocimiento inmediato o "ingenuo" de ésta, sino que tiene que conocerla en su relación con el hombre que es parte de esta realidad, que está inmerso en ella.

Desde el comienzo distingue entre la fenomenología y la filosofía que "reflexiona" sobre la realidad, desligándola del sujeto o considerando la conciencia de este sujeto como supratemporal. Según el autor los aspectos fundamentales, tales como la alteridad, la temporalidad, el pensamiento humano en cuanto inmerso en una situación y la percepción, sólo pueden ser tratados filosóficamente según el método fenomenológico (Cfr. pp.7-8).

En la fenomenología se trata de descubrir la existencia, oponiéndose así a la explicación y al análisis que es el método propio de la ciencia, la cual para conocer desliga el objeto de la complejidad de la existencia e interpone, entre ésta y el sujeto una construcción de razón (Cfr. pp. 8-9). La existencia no se puede reducir a ninguno de los aspectos que la ciencia considera en sus explicaciones. Lo peligroso es que la mayor parte de las veces se prescinde de la existencia, se la da por supuesta (Cfr. p. 9). Es en la conciencia, de la cual trata la fenomenología, donde tenemos ese conocimiento de la existencia; en la conciencia, el mundo se dispone en torno al sujeto y existe en relación a él (Cfr. p.9).

Esta conciencia a la que se refiere el autor, es diferente de la cartesiana y la kantiana. Descartes y Kant otorgan preeminencia a la conciencia sobre la existencia y la sitúan en la base del conocimiento. Para Merleau-Ponty, en cambio, la conciencia es el modo de lograr el enlace con el mundo, pero no el fundamento de este enlace. El sujeto no es la condición de posibilidad de nuestra experiencia del mundo; si así fuera, el conocimiento sería una reconstrucción; las relaciones entre el sujeto y el mundo, por el contrario, son contemporáneas, se dan de una manera indisoluble (Cfr, pp. 9-10).

"El mundo está ahí antes de cualquier análisis que yo pueda hacer de él "Ibidem, p.9). Varias veces insiste en esta idea: el mundo hay que describirlo, no reconstruirlo o construirlo. Por eso, la base de nuestro conocimiento está en nuestro contacto con el mundo que se da por la percepción. A través de la percepción lo existente en el mundo se hace presente a la conciencia del sujeto como una realidad patente (Cfr. pp. 10-11). Esto no quiere decir —como veremos más adelante— que Merleau-Ponty adopte ante el problema del conocimiento una postura realista. Para él —al igual que para Husserl— no se trata de descubrir el mundo tal como es en sí, sino tal como se presenta en mi conciencia.

Según el autor, desde esta perspectiva es más fácil

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