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Frases de grandes hombres sobre la humildad


Enviado por   •  26 de Abril de 2013  •  Informes  •  973 Palabras (4 Páginas)  •  661 Visitas

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De todas las virtudes, la humildad puede considerarse una de las más difíciles de conseguir. Toda la literatua sobre el tema nos lo repite.

Siempre recordamos frases de grandes hombres como Ruskin («estoy convencido que la primera prueba de un gran hombre consiste en la humildad») Cicerón («cuanto más alto estemos situados, más humildes debemos ser») y, por supuesto, de santos como el Cura de Ars («si no tienes humildad, puedes decir que no tienes nada»), San Agustín («sólo a pasos de humildad se sube a lo alto de los cielos») o Santa Teresa («aquélla que le parece que es tenida en menos entre todas se tenga por más dichosa»).

Es experiencia de todos sentir el aguijón de ese “yo” que nos impulsa a hacer lo que muchas veces no queremos realizar. ¡Cuántas veces nos arrepentimos de nuestras acciones y deseamos vivir con más sencillez y menos altanería! ¿Cómo ser humilde?

Ciertamente, estas líneas no pretenden ser un manual de “consígalo sin esfuerzo”. No hay rosa sin espinas. Pero tal vez la lectura de este artículo pueda ayudar a alguno a enderezar el camino, como si se tratase de un GPS que pide una reorientación de ruta. Espero, pues, que estos ocho pasos sirvan a más de uno. ¡Buena lectura!

1. Procura descubrir lo mejor de cada uno:

Todo ser humano ha tenido experiencias que tú no has tenido, y en esos aspectos te aventaja. Einstein, reputado como uno de los grandes cerebros de la humanidad, dijo: «Nunca he conocido a una persona tan ignorante que no tuviera algo que enseñarme».

«Procuremos siempre mirar las virtudes y cosas buenas que viéremos en los otros, y tapar sus defectos con nuestros grandes pecados. Es una manera de obrar que, aunque luego no se haga con perfección, se viene a ganar una gran virtud, que es tener a todos por mejores que nosotros, y comiénzase a ganar por aquí el favor de Dios» (Santa Teresa de Jesús, Vida, 13, 6).

2. Elogia sinceramente a los demás:

¿Cómo se va a desdeñar a una persona a la que se le está diciendo lo que se admira de ella? Cuanto más se mencionen las buenas cualidades de quienes rodean a uno, más virtudes se descubrirán en ellos, y será más difícil que uno caiga en la trampa del egocentrismo.

«La humildad es la virtud que lleva a descubrir que las muestras de respeto por la persona –por su honor, por su buena fe, por su intimidad–, no son convencionalismos exteriores, sino las primeras manifestaciones de la caridad y la justicia» (San José María Escrivá, Es Cristo que pasa, 72).

3. No te demores en admitir tus errores:

Dicen que la frase más difícil de pronunciar en cualquier idioma es: «Me equivoqué». Quienes se rehúsan a hacerlo por orgullo suelen volver a caer en los mismos errores (sólo el hombre cae dos veces en la misma piedra) y, además, terminan marginándose de los demás.

«La humildad es una antorcha que presenta a la luz del día nuestras imperfecciones;

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