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“LA COLUMNA DE HIERRO” CICERÓN Y EL ESPLENDOR DEL IMPERIO ROMANO

julian_leo89Resumen3 de Agosto de 2021

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CENTRO DE ESTUDIOS SUPERIORES EN CIENCIA JURÍDICAS Y CRIMINOLÓGICAS

“LA COLUMNA DE HIERRO” CICERÓN Y EL ESPLENDOR

DEL IMPERIO ROMANO

ALUMNO: CASTILLA GUTIÉRREZ JULIÁN ABRAHAM

Materia: Derecho Romano

Profesor: Juan Gabriel Vargas Tellez

MATRÍCULA: E2103BALLDE0240

LICENCIATURA: DERECHO

TURNO: DOMINICAL

“LA COLUMNA DE HIERRO” CICERÓN Y EL ESPLENDOR

DEL IMPERIO ROMANO

(Taylor Caldwell)

Ensayo

CAPITULO 1

“La idea principal del autor es que entendamos la vida de la antigua roma.”

El libro trata de la vida de Marco Tulio Cicerón (hijo) y de su esposa Helvia, entre otros personajes se encuentra Marco Tulio Cicerón (padre) el médico, los sirvientes.

Marco Tulio era una persona despreocupada en cierto modo, de carácter noble, se sentía orgulloso de su esposa Helvia en ocasiones, porque era una persona muy ahorrativa y en otras muy exagerada al grado de contarle la comida, cosas que al mismo Marco Tulio le molestaba.

Un día Marco Tulio se encontraba enfermo, lo que parecía que era enfermedad respiratoria, con dolor de pecho, fiebre, escalofríos, por lo que el médico le puso un ungüento cuyo hedor era muy penetrante.

A lo que Marco Tulio le pregunta al médico, que le había puesto en la parte del pecho, por lo que le respondió, -es grasa de buitre-, a lo que al poco rato empezó a mejorar y presentaba síntomas de que iba recuperando su salud.

Preocupado por el costo de dicha pomada, volvió a pregunta, ¿Cuánto ha costado? Y el médico le respondió de inmediato dos sestercios, e intrigado por el dicho gasto y preocupado porque su esposa se enterará dijo que ese gasto iba a salir de las alubias y los gastos del bebé que venía en camino iba a salir de la olla entre otras cosas.

De pronto se escuchan unos pasos que se iban aproximando al cuarto de Marco Tulio, eran de su padre, un hombre chapeado a la antigua.

¡Entra al cuarto y con voz fuerte le dice a su hijo, todavía en cama! A lo que el médico le responde que se sentía mal y tuvo que ponerle grasa de buitre, no fue muy cara, pero de efecto rápido.

En el reposento de la Sra. Helvia se empezaba a ver mucho movimiento, ya que habían puesto agua a calentar, solo era cuestión de tiempo para que el niño naciera, por lo que el médico un poco incómodo comenta –iré a ver a la Sra. Helvia- y sale rápido de la habitación de donde se encontraban el padre y el hijo.

El padre de Marco Tulio sabía que su hijo no estaba dormido, solo estaba tratando de evadir la responsabilidad que tenía de estar al lado de su esposa a la hora del nacimiento de su hijo.

A lo Marco Tulio le responde a su padre, que Helvia hacia todo con prontitud, a lo que el padre le respondió que efectivamente es una mujer con muchas virtudes pero que por ello no había excepción de que no estuviera sujeta a las leyes de la naturaleza, por lo que Marco Tulio (hijo) le responde que las leyes de la naturaleza estaban sujetas a ella.

El padre de Tulio con una sonrisa de conciliación de dijo que todos estaban sujetos a la naturaleza hasta su madre, ella que era una bendita.

En ese momento Marco Tulio (padre) se dio cuenta de que su hijo le tenía miedo a su propia esposa y se lo mencionó. Por consiguiente, su hijo le responde ¿miedo? No. Lo que pasa es que las mujeres por naturaleza son problemáticas y todo hombre debe evitar caer en provocaciones.

Para no cumplir con su responsabilidad que tenía, dijo que los dioses habían dicho, así como los griegos, que si un hombre quería evadir toda responsabilidad podía invocar una enfermedad, por lo que el padre le toma de la muñeca e inmediatamente lo soló y exclamó –¡grasa de buitre! - de verdad ha de ser muy milagrosa, ya que el pulso de su hijo era normal.

Marco Tulio (hijo) había planeado ponerle otro nombre a su primogénito, pero el padre quería que su nieto se llamase como ellos.

En eso llega la comadrona anunciando la pronta llegada del niño, ¡Tan pronto! Responde el padre, y le responde, que fue un momento a otro, la señora se encontraba ya en cama hace una hora, que el reloj de agua aún no se había helado, que empezaba ya con los dolores y el médico se encontraba a lado de la señora, el parto era algo que no se podía postergar.

Un poco molesto Marco Tulio hace referencia que en definitiva su esposa desafía las leyes de la naturaleza, ¡el parto por lo menos debía de durar 8 horas y no antes!

El padre le recordó a su hijo que su esposa era una mujer robusta y muy fuerte, a lo que el padre se vio obligado a retirar todas las mantas que cubrían a su hijo para que se levantara, a pesar de que se aferraba a ellas. El padre le mencionó que toda mujer espera a que su esposo estuviese a lado de ellas a la hora del parto. En especial a una mujer con un linaje como su esposa.

Le quedó otro remedio que levantarse y el padre de inmediato ordenó ropa para su hijo, tuvo que llevar a la fuerza a su hijo, desde el dormitorio de donde se encontraban hasta donde se encontraba Helvia con otras sirvientas, entre ellas una sirvienta bigotona de nombre Lira. De pronto la esposa de Marco Tulio (hijo) trataba de levantarse con movimientos algo torpes ante la presencia masculina.

Helvia se encontraba algo perturbada ante la presencia de su esposo y de su suegro, preguntando que cuando tenían pensado presentarse, acaso cuando el niño estuviera vestido?

A lo que su esposo hace una seria de preguntas de inmediato ¿ya ha nacido? ¿No? ¿Cómo van a saber si realmente será niño o tal vez niña? A lo que una señora de inmediato con cara de molesta les indicó la puerta donde había un cuarto aislado.

En lo que la vieja le preguntó a Helvia que tenía, a lo que le responde que como era posible que mejor tuviera a lado de ella a puro esclavo en lugar de que alguno de los dos la acompañara. Al oír esto su esposo dijo, que para eso se encontraba el doctor, además no escuchaba quejido alguno por parte de Helvia.

El padre se Marco Tulio recobró la postura y le ordeno a la esclava que abriera la puerta, a lo que de inmediato le responde que ella ya no es una esclava, que lo dejó de hacer en el momento de que la señora se casó ella recuperó su libertad, en cuanto el padre escucho esto levanto la mano y su hijo de inmediato se lo detuvo con movimiento de cabeza señalando que no.

El padre preguntándose ¿acaso el ya no mandaba en su casa? ¿Qué si ya era la época donde la servidumbre le levantaba la mano al amo?

La señora abrió primero una puerta y enseguida la otra comentando que era un momento donde la familia Cicerón se reuniera ya que era una noble ocasión, mencionando también que era un varón que ella misma vio cuando la señora empezó con los dolores se escuchó estruendo como un relámpago y se había formado una nube con forma de mano sosteniendo lo que era un pergamino con palabras sabias, y el niño iba a ser recordado por la historia por el y el apellido Cicerón acabaría en el olvido.

Terminando de decir esto la señora se apartó para que los dos hombres entraran a la habitación de nuevo, de repente Helvia tomó sus libretas donde apuntaba cada gasto que se hacía y una pluma que se encontraba cerca de ella, retomó postura y el médico con cara de molestia se encontraba en la cabecera.

Helvia se había dado cuenta de que había un faltante de tan solo dos sestercios!

Marco Tulio se acercó a su esposa y después de un rato, había un olor muy notable a lo que preguntó que era ese horrible olor, y su esposo le contestó es –grasa de buitre- se lo había puesto en el pecho, a lo que Helvia respondió que se olor se le hacía muy conocido.

Al final el médico tuvo que decir el costo del ungüento, y que eran los dos sestercios que faltaban para que le pudiera cuadrar las cuentas a Helvia.

Una vez cerrando el libro dijo que hace una hora había sentido un dolor y se quedó pensativa y no descansaría en paz hasta encontrar el error o el robo, el padre le dijo que si el problema era esos dos sestercios que el mismo se los daría.

Pasando esto Helvia estiró las rodillas de modo que su esposo se pudiera acostar con ella y ordeno que les pusieran más mantas, para que ambos se pudieran calentar, de inmediato su esposa le mencionó que olía mal.

En cuanto el padre sale de la habitación el médico empezó a revisar y de pronto gritó que se veía la cabeza del niño, y con el esfuerzo de Helvia nació el niño, un 3 de enero del año 648, justo era la fundación de Roma, y como era natural le llamaron al hijo igual que su padre Marco Tulio Cicerón.

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