La Carrera Mas Larga

La carrera más larga.

Admiro y respeto profundamente a las personas que tuvieron la suerte de cursar una carrera universitaria; yo no la pude hacer por circunstancias económicas. Pero Dios me permitió cursar la carrera de madre: es la más larga, la de más responsabilidad, la más angustiosa en espera de los resultados, pues los vas a saber muchos años después, y si te equivocas no tienes derecho a examen extraordinario, pues los sinodales son tus hijos y son implacables y muy sinceros. Los encontrarás llenos de amor y agradecimiento o llenos de amor y resentimiento (siempre te amarán).

Sea la calificación que sea, somos merecedores de ella, pues no se hizo la carrera en 4 o 5 años, se hizo en 20 años o más.

Hubo muchos años para enderezar nuestros sistemas, muchos años para aceptar errores y pedir perdón, muchos años para comprender lo que no habíamos comprendido y hay muchos , muchos días y años para decirles cuánto los amamos, no basta con sentirlo nosotras, si no se lo decimos, las palabras se guardan y se secan en nuestro corazón.

Si logramos pasar ese examen, no nada más te dan el título, además te llevan como en un trono en su corazón y cuando ellas y ellos son padres te dicen: “quiero educar a mis hijos como tú me educaste a mí”. Y ese… ese es el máximo honor a esta hermosa carrera.

Gracias a Dios y a su cercanía, ya terminé esta carrera, sólo mis hijos y yo supimos la calificación. Pero tengo otra inquietud: quiero doctorarme como abuela. Vuelvo a pasar por todas las materias que ya había cursado, pero nos separa toda una generación. Pido a Dios me ayude a ser una fuente de sabiduría, de comprensión, de alegría… quiero ser una fuerte que nunca se seque… quiero ser… ¡una abuela inolvidable!

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