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La Politica


Enviado por   •  25 de Junio de 2015  •  2.288 Palabras (10 Páginas)  •  181 Visitas

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El marxismo y la política

Socialismo

¿Qué es la política? La respuesta que a esta pregunta da el marxismo es tan radical que la inhabilita como otro simple “enfoque” en el estudio de la política.

¿Qué es la política? La respuesta que a esta pregunta da el marxismo es tan radical que la inhabilita como otro simple “enfoque” en el estudio de la política. El marxismo (a lo largo del ensayo emplearé ese término para abreviar lo que ha llegado a conocerse como el marxismo clásico de Marx y Engels, Lenin y Trotsky, Luxemburg y Gramsci)[1] niega que la política sea una característica persistente de toda forma de sociedad. Además, afirma que la política, donde si exista, no puede estudiarse aislada del resto de la sociedad. Por último, el marxismo, por cuanto es un programa práctico tanto como un cuerpo de análisis teórico, busca la abolición de la política. Obviamente, estas afirmaciones son incompatibles con la noción de una disciplina autónoma de la política.

Para apreciar la fuerza de la opinión marxista de la política, puede resultar útil considerar primero otros enfoques más convencionales. Es costumbre pensar que la política surge y se ocupa de un conjunto de instituciones políticas formales, que en nuestra propia sociedad son el Parlamento, el Gabinete, las elecciones, etc. Se supone que estas instituciones son relativamente autónomas del resto de la vida social, y por esto se considera que la política está sustraída del todo social.

La disciplina de la política tiende a reflejar esta opinión. Así pues, la teoría política intenta resolver cuestiones tales como la naturaleza de la sociedad justa y los derechos y deberes de los ciudadanos. Los métodos que emplea son los del análisis conceptual y la reflexión a priori de los primeros principios. La suposición subyacente es que existe un conjunto de problemas políticos que es tan universal que resulta común a todas las formas de la sociedad, que la teoría política puede resolver sin llevar a cabo una investigación empírica de los rasgos específicos de cualquier sociedad en particular. De manera notoria, esto ha llevado a los pensadores políticos una y otra vez a tratar los problemas peculiares de su propia época y lugar como si fueran problemas de cualquier sociedad.

La ciencia política se centra en las instituciones políticas. Intenta revelar la distribución del poder dentro de los sistemas políticos actuales, pero este estudio prosigue sin ningún intento coherente de relacionar la distribución del poder político con patrones más amplios de desigualdad social y económica. Las fuerzas sociales sólo figuran cuando chocan contra estas instituciones desde fuera, como en el caso de los grupos de presión. El tema de moda de los estudios de comportamiento electoral cataloga obsesivamente las preferencias políticas de los ciudadanos. Sin embargo, sus intentos por relacionar, por ejemplo, el fenómeno de “infidelidad partidaria” en Gran Bretaña, con las crisis sociales, económicas y políticas de los últimos veinte años, son superficiales e indiferentes.

El marxismo desafía la suposición básica que está tras la disciplina de la Política, es decir, que hay un rasgo permanente y autónomo de la sociedad llamado política. En primer lugar, en la tradición realista de Maquiavelo y Hobbes, el marxismo insiste en que la política no se ocupa tanto de los derechos como del poder. “Empezando con Maquiavelo, Hobbes, Spinoza, Bodinus y otros de los tiempos modernos”, Marx escribió con aprobación, “la fuerza se ha representado como la base del derecho… si se toma el poder como la base del derecho… entonces el derecho, la ley, etc., son sólo el síntoma, la expresión de otras relaciones sobre las que descansa el poder estatal”.[2]

De este modo, Marx declaró su falta de simpatía por la teoría política como se practica en la actualidad. La tarea de la teoría no es encontrar una justificación moral o jurídica para el ejercicio del poder político, sino entender los procesos sociales que generan y sostienen a las instituciones y prácticas políticas. Se rechaza cualquier distinción marcada entre la teoría política y la ciencia política, entre la teorización a priori y la investigación empírica. El estudio de la política procede a la manera de otras ciencias, a través del descubrimiento de patrones causales.

Por el mismo motivo, ninguna ciencia observa sencillamente al mundo, sin ninguna suposición acerca de lo que es probable que descubra. El papel de la teoría es el de sentar las bases para el estudio empírico, sugiriendo las direcciones en las que la investigación puede ser más productiva.[3] De este modo, el marxismo niega que pueda estudiarse la política aislada del resto de la sociedad. Su objeto es lo que Marx llamó “el conjunto de las relaciones sociales”.[4] Así, la sociedad puede entenderse únicamente como un todo estructurado, como una totalidad. Las diversas formas de la vida social, la política inclusive, son comprensibles como aspectos de este todo. Lo que determina la naturaleza de la política es su papel dentro de la totalidad social.

Como ya lo señalé, tal enfoque socava el concepto mismo de una disciplina aparte de la Política. Si el marxismo está en lo cierto, el comportamiento político sólo puede estudiarse con la ayuda de una variedad de disciplinas: la economía, la sociología, la antropología, la historia, etc. En verdad, uno podría ir más lejos y decir que, de acuerdo con el marxismo, sólo hay una ciencia social que abarca e integra todas estas disciplinas supuestamente distintas. El nombre que los marxistas por lo general dan a esta ciencia unificada es el materialismo histórico, el estudio sistemático de las formaciones sociales fundado por Marx. Esta opinión de la ciencia social no excluye la posibilidad de especializarse en áreas particulares, pero sí sugiere que todo estudio limitado debe buscar constantemente colocar sus investigaciones en el contexto del conjunto social.

La fuerza de un enfoque tan integral al estudio de la sociedad es que desafía la fragmentación de las ciencias sociales existentes. El intento por separar las distintas disciplinas lleva a la creación de divisiones artificiales. Resulta imposible entender la política británica contemporánea sin un conocimiento profundo de la historia económica y social del país, pero esto significa inmediatamente el traspasar los limites de la política hacia la economía, la sociología y la historia. La misma censura se aplica a las otras ciencias sociales que pretenden serio. El intento por reducir la economía a un cuerpo de técnicas matemáticas carente de toda relación con el estudio de

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