La Vida

a

y la

Vuelta

A fines de 1872, José Hernández publicaba

El gaucho Martín Fierro

, un folletoque contenía esa obra, algunos artículos de prensa y un breve ensayo sobre un caminotrasandino. El éxito inicial del poema no sólo se conoce por los famosos cuarenta y ochomil ejemplares vendidos en once ediciones en los seis años siguientes, sino también enlos testimonios de las lecturas compartidas, en voz alta, frente a un público iletrado a

cargo de un “lector”. La amplia difusión del texto a lo largo de la década del setenta tuvo

un impulso inusual al publicarse una continuación del texto,

La vuelta de Martín Fierro

,en 1879, esta vez con una primera tirada de veinte mil ejemplares, un hechoabsolutamente inédito en la exigua industria editorial argentina del siglo XIX. Esconocido el comentario de Nicolás Avellaneda sobre un pulpero que junto con lassardinas y la cerveza encargaba doce

Vueltas de Martín Fierro

; ejemplo claro de lainserción de un texto entre los insumos imprescindibles de la vida en la campaña, una

serie que incluye el alimento y el “vicio” mat

erial y el alimento/vicio cultural queprincipiaba: la literatura popular.De esa amplia difusión entre los sectores más bajos de la sociedad argentina hablatambién un fenómeno propio de los textos leídos masivamente: el cambio de título. Losdos poemas se funden en uno en la lectura masiva y aun se identifican dos partes,titulándolas con coherencia con la materia narrativa

Ida

y

Vuelta

, pero al mismo tiempocambiando su foco, pues la experiencia central del texto viene a ser el abandono de lasociedad blanca y la vida entre los indígenas: allá fue Fierro y de allí volvió, borrando así otra ida y otra vuelta, la del gaucho que va a la frontera a servir en el fortín y vuelve parano encontrar ni su rancho ni su familia y convertirse en matrero. Y, sobre todo, sefusionan las dos partes en una, denominada ahora

Martín Fierro

, comenzado así ciertaautonomización del personaje respecto del texto, autonomización que se comprueba hoyen un saber popular que no titubea en argüir

“como dijo Martín Fierro”…

y citar al Viejo

2Vizcacha o en un premio de televisión que lleva su nombre

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