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La Vida.


Enviado por   •  13 de Abril de 2012  •  Informes  •  1.146 Palabras (5 Páginas)  •  250 Visitas

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Según Eurípides, la vida no es sino dolor y, para Séneca, ella no es ni el bien ni el mal, sino simplemente su escenario. Marco Manlio, afirma que siempre estamos empezando a vivir, pero nunca vivimos.

Plinio el Viejo, más cáustico, dice que la naturaleza no ha dado al hombre nada mejor que la brevedad de su vida.. Romain Rolland afirma por su parte que, resistido en soledad y silencio, es un combate sin grandeza ni felicidad. Para el punzante humor de Bernar Shaw, es una enfermedad, lo mismo que para Ramos Sucre, cuyo versos, la enfermedad de vivir arrecia como una lluvia helada y triste, presagia el final de quien pretende liberar su propio sufrimiento, sintiendo como Bataille, que la posición de los hombres es insostenible.

La vida, independiente de la motivación que ella nos produzca, es un hecho extraordinario y sólo es necesario mirar hacia el cosmos para comprobarlo. Pese a la diversidad del universo macro y microcósmico, no es usual, según parece hasta ahora, la vida orgánica, la vida a secas. ¿Una estrella tiene vida mientras alumbra y deja de tenerla cuando se apaga? La conjetura desde la poesía o la filosofía pudiera ser impecable, pero no creo que la biología pueda asumirla.

La vida es un portento pese al sufrimiento inevitable que rodea la existencia. Feliz el árbol que es apenas sensitivo y más la roca dura porque ella ya no siente, canta desde el dolor y la esperanza, Rubén Darío. No obstante a la cibernética y la virtualidad, ella es inimitable en su esencia. El robot más inteligente, no supera en eficiencia y exactitud la complejidad vital de una vulgar mosca o de una infeliz cucaracha. El mero hecho de su existencia supera ya cualquier comparación.

Todos aspiramos desde el fondo de nosotros mismos, tener una idea cabal de la vida a pesar no poder comprenderla en sus fines. ¿Por qué no vamos a conocerla si en verdad hemos convivido con ella antes de tener la menor idea de su existencia? Y esa es, precisamente, la primera gran comprobación. Su existencia no depende de nosotros, nos precede, somos su producto y el esfuerzo que hacemos por asumirla, tampoco nos pertenece en gran parte.

El impulso por vivirla está programado en nuestra estructura molecular, en el ADN, en el instinto reproductor, el deseo sexual y en la necesidad de ser aceptados socialmente como verdaderas entidades. Pensantes o no, en todos nosotros existe el deseo de vivir, es decir, el deseo de no ser dañados, destruidos y el de procurar nuestra "felicidad". Sólo podemos contemplar al universo a través de nosotros.. Esa sensación primaria, elemental, básica de la vida, es el origen del complejo yo de la separación, del surgimiento del ego, la individuación y al mismo tiempo, de la fragmentación y salida del paraíso; es el inicio de la percepción dualista de la existencia, con el surgimiento de un sujeto que observa y un objeto que es observado.

El apego a la vida, por supuesto, no puede verse en ningún caso como error, al contrario, ese impulso de conservación es natural y una tendencia determinante en el desarrollo integral de los seres humanos. Eric Fromm, el máximo representante de la llamada Escuela Americana del Psicoanálisis, denomina "biofília" al carácter positivo que esa tendencia logra constituir el tipo más sano de personalidad, en contraposición con el más perverso, que designa como "necrofilia".

El amor a la vida o a la muerte, marcan no sólo el carácter de un individuo, sino también las tendencias básicas

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