IDENTIDAD
lanyiscorpio24 de Octubre de 2011
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LA IDENTIDAD
INTRODUCCIÓN
Cada ser humano es único en medio de semejantes que no son idénticos entre sí. Como muy bien dice Martín Buber: “En este mundo cada persona representa algo nuevo, algo que nunca ha existido todavía, algo único y original. Es deber de cada uno el saber... que nunca ha existido en el mundo nadie semejante a él, porque si hubiese existido alguien semejante a él, ya no sería necesaria su existencia. Cada persona en el mundo, es una cosa nueva y está llamada a realizar su peculiaridad. Y eso es, precisamente, lo que cada persona tiene que defender de sí misma.
Al hablar de la Identidad se insiste que: La identidad es lo mas intimo y propio de cada uno de nosotros y que la formación de esta es un proceso de naturaleza social; el papel que nosotros estemos dispuestos a tomar es del que va a depender lo que será nuestra identidad al final del proceso.
En base a esto se elabora el presente trabajo conformado de la siguiente manera: autoconocimiento, auto concepto, autoestima, asertividad, identidad personal, identidad esencial, identidad existencial, identidad operativa, socialización, integración grupal, normalización, integración laboral, dimensión trascendental.
EL AUTOCONOCIMIENTO.
La palabra “auto” significa por si mismo y “conocimiento” quiere decir saber sobre algo, se interpreta como la capacidad que tiene una persona de conocerse así misma. Tradicionalmente la he conocido con el nombre de “introspección”, aunque hay una ligera diferencia entre ambos conceptos: el autoconocimiento hace referencia básicamente a el conjunto de conocimientos que tiene la persona de si mismo, la introspección es un método para adquirir tales conocimientos sin embargo muchas personas que entienden sobre el tema fusionan ambos términos.
Algunos autores sostienen que el autoconocimiento se relaciona con la autoimagen (que llamábamos antes autoestima) y en realidad están relacionados pero la autoimagen en muchas personas es una deformación de la realidad personal porque no han establecido un auténtico conocimiento de si mismos. Esto quiere decir que puede haber autoestima sin el autoconocimiento y que en un proceso de introspección permitiría a la persona formar un cúmulo verdadero de conocimientos reforzando la autoestima con el autoconocimiento.
Esto implica una gran madurez personal porque obviamente algunos aspectos de nosotros mismos no nos van a agradar, este pequeño conflicto puede ser agrandado por factores culturales y sociales, en muchos casos se resuelve con una negación que la persona hace para autoprotegerse manifestando la falta de madurez. El autoconocimiento debe ser un proceso reflexivo para resaltar nuestras cualidades y corregir los aspectos negativos.
También debe ser retrospectivo porque en el pasado de nuestras acciones se encuentra la respuesta a lo que hacemos en el presente sin dejar a un lado que el presente mismo generara nuevas experiencias que nos forman y enriquecen el autoconocimiento.
Los términos autoestima e introspección están muy relacionados con el psicoanálisis mientras que autoconocimiento y autoimagen son términos relacionados con las teorías educativas del aprendizaje más modernas y en especial con el conductismo y el constructivismo; de ahí la diferencia en los enfoques de estos términos tan similares.
También es importante señalar el carácter universal del autoconocimiento y su búsqueda: desde sus inicios el ser humano ha estado interesado e intrigado por conocerse más allá de la superficie: el tempo dedicado al dios Apolo en Grecia se podía leer la inscripción "Conócete a ti mismo", o sea que en la cuna misma de nuestra cultura se le daba gran importancia espiritual al concepto. Asimismo, en las culturas orientales se puede ver claramente este esfuerzo por el conocimiento interior dadas las innumerables técnicas de introspección desarrolladas, como las diferentes formas de meditación que conocemos.
EL AUTOCONCEPTO.
El autoconcepto es la imagen del yo-conocido que tiene cada persona.Es decir, la construcción mental de cómo se percibe a sí misma. Al sentimiento que desarrollamos en torno a nuestro autoconcepto, sin embargo el autoconcepto no es lo mismo que autoestima. El autoconcepto incluye valoraciones de todos los parámetros que son relevantes para la persona: desde la apariencia física hasta las habilidades para su desempeño sexual, pasando por nuestras capacidades sociales, intelectuales entre otros...
Destacamos tres características esenciales:
• No es innato: el autoconcepto se va formando con la experiencia y la imagen proyectada o percibida en los otros. Además depende del lenguaje simbólico.
• Es un todo organizado: el individuo tiende a ignorar las variables que percibe de él mismo que no se ajustan al conjunto y tiene su propia jerarquía de atributos a valorar.
• Es dinámico: puede modificarse con nuevos datos, provenientes de una reinterpretación de la propia personalidad o de juicios externos.
Además, como atributo dinámico el autoconcepto se ve retroalimentado (positiva o negativamente) por nuestro entorno social, siendo determinante las opiniones o valoraciones de las personas con las que entablamos relaciones íntimas (esto es nuestra pareja, familia, amigos).
Los factores que determinan el autoconcepto son los siguientes:
La actitud o motivación: es la tendencia a reaccionar frente a una situación tras evaluarla positiva o negativa. Es la causa que impulsa a actuar, por tanto, será importante plantearse los porqués de nuestras acciones, para no dejarnos llevar simplemente por la inercia o la ansiedad.
El esquema corporal: supone la idea que tenemos de nuestro cuerpo a partir de las sensaciones y estímulos. Esta imagen está muy relacionada e influenciada por las relaciones sociales, las modas, complejos o sentimientos hacia nosotros mismos.
Las aptitudes: son las capacidades que posee una persona para realizar algo adecuadamente (inteligencia, razonamiento, habilidades, etc.).
Valoración externa: es la consideración o apreciación que hacen las demás personas sobre nosotros. Son los refuerzos sociales, halagos, contacto físico, expresiones gestuales, reconocimiento social, etc. "
LA AUTOESTIMA.
Una vez formado un autoconcepto coherente, construimos nuestra autoestima, es decir: “cómo nos sentimos con nosotros mismos”. Según nuestro autoconcepto podemos sentir desde que no valemos nada, lo que implica insatisfacción, rechazo y desprecio de sí mismo, hasta una alta autoestima que expresa un sentimiento de que uno es “suficientemente bueno”, o que somos los mejores.
La autoestima está determinada por el concepto que tenemos de nuestro yo físico, el ético o moral, el personal, el familiar el social, la identidad, la autoaceptación, el comportamiento y la autocrítica (Fitts, 1965).
Una autoimpresión coherente se forma con estos dos componentes: del concepto que tenemos sobre nosotros (lo que sabemos de nosotros mismos) y de la autoestima (cómo nos sentimos con nosotros mismos). Esta visión de nuestro yo no es inamovible, sino que está en constante cambio y desarrollo dependiendo de nuestra experiencia, de las circunstancias de la vida y del contexto social en el que nos movemos.
La autoestima es un conjunto de percepciones, pensamientos, evaluaciones, sentimientos y tendencias de comportamiento dirigidas hacia nosotros mismos, hacia nuestra manera de ser y de comportarnos, y hacia los rasgos de nuestro cuerpo y nuestro carácter. En resumen, es la percepción evaluativa de sí mismo
La importancia de la autoestima estriba en que concierne a nuestro ser, a nuestra manera de ser y al sentido de nuestra valía personal. Por lo tanto, no puede menos de afectar a nuestra manera de estar y actuar en el mundo y de relacionarnos con los demás. Nada en nuestra manera de pensar, de sentir, de decidir y de actuar escapa a la influencia de la autoestima.
LA ASERTIVIDAD.
La palabra asertivo, de aserto, proviene del latín assertus y quiere decir "afirmación de la certeza de una cosa", de ahi se puede deducir que una persona asertiva es aquella que afirma con certeza.
Como estrategia y estilo de comunicación, la asertividad se diferencia y se sitúa en un punto intermedio entre otras dos conductas polares: la agresividad y la pasividad (o no asertividad). Suele definirse como un comportamiento comunicacional maduro en el cual la persona no agrede ni se somete a la voluntad de otras personas, sino que manifiesta sus convicciones y defiende sus derechos.
Es una forma de expresión consciente, congruente, clara, directa y equilibrada, cuya finalidad es comunicar nuestras ideas y sentimientos o defender nuestros legítimos derechos sin la intención de herir o perjudicar, actuando desde un estado interior de autoconfianza, en lugar de la emocionalidad limitante típica de la ansiedad, la culpa o la rabia.
Ventajas de la asertividad
La asertividad permite decir lo que uno piensa y actuar en consecuencia, haciendo lo que se considera más apropiado para uno mismo, defendiendo los
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