La envidia

“La envidia es una emoción experimentada por aquel que desea intensamente algo poseído por otro”.

La envidia... que cosa rara. Mucha veces las mujeres somos víctimas de ella por miles de motivos. La ropa de alguien que vemos, el novio/marido de alguien que pasa por la calle, el cuerpo, el pelo, la piel, los zapatos... esta lista puede ser interminable (y cada vez que nos ataca, va con comentarios al tono).

Pero ¡OJO! Los hombres no se quedan atrás. Será por otros “objetos” de deseo (o por los mismos), pero tampoco quedan exentos de la envidia. Puede que sean, a veces, un poco más... cuál es la palabra?... discretos sobre ella, pero no se quedan atrás. Autos (en realidad, cualquier medio de transporte que sea distinto del propio), mujeres de otros (envidia acompañada por la clásica frase “no se que le ve a ese tipo”), juguetes electrónicos... esta lista también puede ser interminable.

Pero el problema llega cuando alguien le agrega a la palabra “envidia” la palabra “sana”. ¿Es posible que la envidia sea sana?

Por lo general, la "envidia sana" surge en el entorno más íntimo de una persona. Uno no envidia sanamente a alguien que ve en la calle, o en la tele, o donde sea. Esta envidia aparece en charlas de café, mate, asados y demás costumbres argentinas (y no tanto) rodeados por familiares y amigos.

¿Nunca les pasó estar contando sobre un viaje que hicieron o están por hacer, o sobre algo que se compraron, o algo que les regalaron - o algo que este en la lista de “yo quiero, yo quiero” de su interlocutor – y tuvieron como respuesta “como te envidio, ¡¡pero es una envida sana, eh!!”?. Pero no dejemos la culpa a los otros. Cuántas veces nosotros le dijimos a amigos, familiares, pareja y otros: “te envidio, pero sanamente”.

Entonces, ¿Cuál es el verdadero sentimiento que se nos cruza por la cabeza cuando alguien nos cuenta algo y, si bien nos gustaría estar en su lugar, no llega a ser envidia? ¿Es simpatía, empatía, ganas de compartir eso con la persona? ¿Qué es? Habría que buscarle un nombre a este sentimiento. Y si ya tiene nombre, ¡¡Qué alguien me lo diga!!

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La envidia tiene siempre una connotación negativa. Cuando alguien envidia a alguien por lo que sea, es más que probable, que por dentro le hierva la sangre entre una mezcla de odio, yo quiero eso, bronca, y baja autoestima. La envidia puede ser causante de rompimientos de pareja, de alejamiento de amigos, de peleas entre hermanos (recordemos a Caín y Abel, mito mencionado en el libro Bíblico del Génesis en el cual, por celos, Caín asesina a su hermano, Abel).

Dejando mitos y posibilidades de lado, estoy casi segura, de que la envidia sana no existe. O tal vez si exista (no seamos tan extremistas, no? al fin y al cabo, esto es un "casi-ensayo"). Y si ese es el caso (que exista... tiendo a hacer que la gente pierda el hilo de lo que lee), por más sana que creamos que sea, no deja de ser envidia, con todo lo que esto puede significar/nos.

Por eso, la próxima vez que se nos cruce por la mente decirle a alguien que lo envidiamos, pero sanamente, pensemos dos veces cuál es el verdadero sentimiento. ¿Es envidia, como la define Diógenes, “causada por ver a otro gozar de lo que deseamos; los celos, por ver a otro poseer lo que quisiéramos poseer nosotros”? ¿Es bronca? ¿Es felicidad por ver al ser querido feliz y no saber como o no animarnos a decirle “estoy feliz por que vos sos feliz”?

Tratemos de ser felices con las pequeñ

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