La libertad de elección y la vulnerabilidad

Siempre es necesaria la ética pero tal vez en estos tiempos más. La ética es la práctica de reflexionar sobre lo que vamos a hacer y los motivos por los que vamos a hacerlo.

No sé si lo hacemos, si reflexionamos o si al final actuamos movidos por motivos atávicos y culturales, si conocemos nuestras propias razones, pero libros como éste nos brindan la oportunidad, en plena de crisis, de plantearnos muchas cosas, de encontrar caminos para la reflexión y para el análisis, lo que puede convertirnos en mejores personas, o por lo menos, en seres más sociales, más capaces de vivir sin dañar al resto, de hacer las cosas con una motivación profunda, serena y útil.

La libertad de elección y la vulnerabilidad de nuestra condición son las bases de la ética, y nos imponen unas obligaciones. La reflexión ética pretende ayudarnos a entender cómo podemos ayudarnos los unos a los otros a convivir mejor, a disfrutar de la mejor vida posible. Y aunque no exista un código, podemos acudir a unas ideas útiles y consolidadas, emplearlas como instrumentos que nos ayuden a pensar qué clase de vida preferimos. Y como los problemas se renuevan casi a diario, debemos reflexionar constantemente, la vida razonada no termina nunca, y dura lo que dura la existencia.

Y por este camino, el libro nos habla de Internet y los problemas de identidad que nos puede hacer sufrir la red y las redes sociales, o como el exceso de información nos aleja de la realidad, o nos habla de los derechos en la red, y cómo actualmente vivimos en la sociedad del todo gratis donde todo pierde su valor.

Nos habla de educación y los nuevos métodos educativos, la percepción de esa educación que tienen los jóvenes de hoy en día; o reflexiona sobre la intimidad, la verdad o la ciencia y la robótica.

En el segundo capítulo entra en temas que llama imperecederos, como la filosofía, que “no sirve para salir de dudas, sino para entrar en ellas”, o la felicidad, “un estado exagerado para una criatura mortal.

La tercera parte se ocupa de lo público: primero democracia y participación, donde se hace eco de los últimos movimientos, como el 15-M, y luego la justicia, y el terrorismo y la violencia, tema que Savater conoce tan bien, donde aporta tantas cosas, para llegar al capítulo sobre la crisis, y terminar con el capitalismo y el Tercer Mundo.

En la eterna discusión sobre el papel de los intelectuales en nuestra sociedad creo que es inmensamente necesario que gente como Savater alce la voz de vez en cuando, con obras como esta, que debe leer la gente joven, para invitarnos a pensar, para darnos su visión de las cosas, para ayudarnos a entender este caótico mundo en el que vivimos, y ordenarlo un poco, si cabe.

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