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Lisis De Platon


Enviado por   •  12 de Octubre de 2012  •  674 Palabras (3 Páginas)  •  890 Visitas

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Todo aquel que haya leído más de dos Diálogos del viejo maestro ateniense se percatará enseguida de que la educación no es para Platón un aspecto secundario, sino que constituye una preocupación constante en su quehacer filosófico. Para él, la educación es el punto de partida en virtud del cual el alma adopta una posición ante el mundo y ante la vida. Por ello, no puede ser abandonada al azar de las circunstancias ni dejada en manos de cualquiera. Así, en su afán de alcanzar el modelo más acabado posible para una educación «de excelencia», desarrolla cuidadosamente todo lo que será el entorno de los niños desde su nacimiento, escogiendo lo mejor para su cuerpo, su corazón y su mente, según se van sucediendo las distintas etapas de la vida. Vemos también que pone de manifiesto lo que es perjudicial para ellos, explicando en cada punto los motivos, y llama la atención sobre un sinfín de detalles que, por ser cotidianos carecen, de «malicia» y pasan inadvertidos, pero tienen profundas huellas psicológicas y espirituales. No menos importante es la atención que dedica a la figura de los pedagogos, los que están al cargo directo de esa enseñanza, puntualizando que, ante todo, enseñarán con el ejemplo en sus propias vidas.

Sin embargo, el ideal platónico tiene un aporte muy genuino y consiste en que esa educación, si bien se organiza y canaliza desde fuera, se realiza y manifiesta desde dentro: es cada persona la que debe dar a luz a su propio ser. De esta idea surgirá el posterior concepto latino del que deriva la palabra educar: educire, guiar hacia fuera lo que está dentro. Con esto no se minimiza la trascendental importancia que ocupa el que enseña, pero nos ayuda a comprender que la educación, por más que forme parte de un sistema establecido por y para un conjunto de hombres, es un proceso totalmente individual, que el filósofo vincula con la innata capacidad de acceder a los arquetipos: «En efecto —afirma Platón en su diálogo Menón—, todo lo que se llama buscar y aprender no es otra cosa que recordar». Y sigue: «Hemos de rechazar la concepción de la educación profesada por aquellos que dicen que pueden introducir en la mente un conocimiento que antes no estaba allí… Nuestra argumentación indica que esta capacidad [de llegar a las verdades últimas o arquetipos] es innata en la mente de todos los hombres».

Como decíamos al principio, en todos los diálogos, más allá del tema sobre el que se discuta, aparece en uno u otro momento la cuestión de la educación. Esto es así hasta el punto que, en algunas ocasiones, aunque en apariencia el texto parezca encaminado hacia otros derroteros, de pronto comprendemos que la cuestión planteada es la educativa. Es el caso, por ejemplo, de Laques, subtitulado «del valor». En esta obra se discute qué es el valor, cómo se manifiesta, qué teme o no teme el valiente, pero, al acabar, no se resuelve qué es el valor. Y es que

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