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Los Cuatro Acuerdos


Enviado por   •  26 de Enero de 2014  •  1.258 Palabras (6 Páginas)  •  336 Visitas

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Un mundo global-Integral

Globalización: La “Globalización” hace referencia a las crecientes relaciones internacionales que involucran a culturas, personas y a la actividad económica. Muy a menudo hace referencia a la economía: la distribución planetaria de los lugares donde los bienes y servicios son producidos, puestos a disposición a través de la reducción de barreras al comercio internacional como tarifas, cargos de exportación y cuotas de importación. La globalización ha acompañado y contribuido al crecimiento económico de las naciones desarrolladas y en vías de desarrollo por medio de una mayor especialización y del principio de la ventaja comparativa (la capacidad de una persona o nación de producir un bien o servicio en particular al menor costo). El término también puede hacer referencia a la circulación transnacional de ideas, idiomas y cultura popular.

Integral: entero, completo, total. También indica que consiste o está compuesto de partes que juntas constituyen un todo.

Prefacio

Dos temas marcan al 2011 como punto inflexión en la historia. El primero es el malestar social en todo el mundo, y el segundo es la crisis global.

El malestar social se inció con “la primavera árabe”, un levantamiento que llevó a la caida de regímenes en Egipto y Libia, y el caos y el baño de sangre en Siria. El malestar social se esparció rápidamente por Europa, con casas de campaña en España, disturbios en Grecia y Reino Unido, y con distintas formas de protestas civiles en otras naciones. Finalmente, las protestas llegaron a los E.E.U.U. con el “movimiento Ocupar Wall Street” que se inició en la ciudad de Nueva York y se extendió cual incendio forestal a través de la nación.

Este malesar global tiene una raíz común—la sensación de que se ha perpetrado una injusticia social. Finalmente, la gente se levantó, y determinaron que sus voces ya no serían ignoradas por más tiempo; exigieron que se le diera independencia y democracia, en el caso de la primavera árabe, a todos. En Europa y los Estados Unidos, otra exigencia se puso sobre la mesa—reducir la brecha entre los más ricos, que son el 1% de la población, y los demás, el 99%, y cambiar, o al menos enmendar el sistema capitalista que ha permitido que se crearan esas brechas.

El segundo tema más importante fue la crisis global. Las herramientas que utilizaron los tomadores de decisiones como fueron la disminución de las tasas de interés, verter torrentes de dinero en el mercado o establecer fondos de ayuda se han hecho completamente ineficientes ya que la economía global continuó su espiral descendente. El mundo dejó de comportarse como lo habían predicho los economistas porque el mundo no había cambiado sus paradigmas como correspondía. El nuevo mundo es un mundo global-integral, donde cada evento, ya sea un desastre natural o una crisis global, afecta al mundo entero. La inderdependencia entre los elementos del sistema global es un hecho que debe tomarse en consideración, ya que tanto la crisis de la deuda en Europa como el terremoto de Japón lo demuestran claramente.

El malestar social y la crisis económica global están estrechamente vinculados. Dado que los mismos grupos realizaron protestas tanto contra el sistema económico como en oposición a las injusticias sociales, se estableció claramente que la economía y la sociedad están interrelacionadas. De hecho, nuestra economía refleja la naturaleza de nuestra sociedad en la forma en que nos relacionamos con los demás.

La expansión del comercio global y el avance tecnológico contribuyeron a estrechar nuestras conexiones aún más, traspasando fronteras, culturas, religiones y razas. El mundo se ha convertido ahora en una pequeña villa, donde cualquiera está tan lejos de otro como una llamada grátis por Internet.

Sin embargo, el paradigma económico que hemos seguido por décadas se volvió obsoleto. Peor aún, sus premisas de la libre competencia y la maximización de la ganancia personal, fundamentadas en la creencia de que esas características mantendrían al sistema saludable y funcionando, demostraron estar equivocadas. Hemos hecho del consumo una cultura que llamamos “consumismo”, hemos consagrado y venerado el individualismo y el derecho propio y hemos creado una desigualdad tan extrema que: ¡El 1% de la población del mundo posee el 40% de la riqueza mundial! El resto del mundo sufre de una inseguridad financiera que se profundiza, o algo peor. Inclusive en las naciones más desarrolladas, millones se van a la cama con hambre todas las noches, decenas de millones no tienen seguro médico y millones no solo son indigentes, sino que hasta han perdido la fe.

La tierra puede satisfacernos a todos de forma abundante, pero nuestra alienación mutua impide que distribuyamos alimentos y suministros a quienes lo necesitan. La crisis global y las protestas globales dan testimonio de que las personas ya no están dispuestas a tolerar esta injusticia, y que la transformación se ha convertido en un llamado de última hora.

Lo primero que hay que cambiar son las relaciones humanas; después de todo, esa es la raíz del problema. Cuando ese elemento haya cambiado, el resto de los sistemas de vida cambiarán en consecuencia. En un mundo global-integral donde todo es interdependiente, el espíritu que ha de subsistir en las relaciones humanas debe ser el de la garantía mutua, donde todos somos garantes del bienestar de los demás.

Si reflexionamos en el significado que tiene la red de conexiones que hemos conformado a través de la globalización, veremos que la incongruencia que existe entre nuestro enfoque, que está centrado en nosotros mismos, y la naturaleza interdependiente de nuestras conexiones es la causa de la crisis. Y como la globalización es un hecho irreversible de la vida, lo que nos resta es ajustar nuestras relaciones a esta realidad. Por lo tanto, si asumimos un modus operandi de garantía mutua—que sea congruente con la interdependencia—solucionaremos tanto la crisis global como el malestar social.

Este libro contiene trece ensayos “independientes” que fueron escritos en el 2011 por varios economistas y financieros de diferentes disciplinas. Cada ensayo trata un tema específico y puede ser leido como una unidad separada, pero una leitmotif los conecta—la ausencia de la garantía mutua como causa de nuestros problemas en el mundo global-integral.

Usted puede leer los ensayos en el orden que desee. Nosotros, los autores, creemos que si lee por lo menos varios de ellos, podrá formarse un cuadro más incluyente del cambio sugerido en la páginas que siguen, de la transformación necesaria para resolver la crisis global y para crear una economía sostenible y próspera.

Para facilitar que el cambio se de tan pronto como sea posible y sin complicaciones, la influencia del ambiente es clave. La clave para una transición de un paradigma independiente a uno interdependiente está en la educación expansiva y la circulacion de: a) la necesidad de cambiar y b) la naturaleza del cambio requerido. Los medios de comunicación y el sistema educativo pueden y deben jugar un rol principal en crear un ambiente que informe a la gente sobre el tipo de cambio requerido y respalde su expansión.

La solución no debe ser forzada. Esto solo llevaría a un penoso fracaso. Para alcanzar la garantía mutua, debemos mutuamente tomar parte en reconstruir nuestros valores sociales. Esto deberá hacerse dentro de la estructura de un contrato social-económico, y debe desplegarse de manera gradual, manteniendo un amplio consenso y deliberación a través del proceso. Si trabajamos de esta manera, creemos que la crisis global se manifestará como una oportunidad dorada para toda la humanidad. Eso nos permitirá vivir en medio de una seguridad económica y financiera perdurable, basada en una conexión de garantía mutua entre todas las personas. El cambio tiene que, claro está, empezar con nosotros.

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