ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

Los dioses que podemos tocar


Enviado por   •  28 de Abril de 2022  •  Tareas  •  1.065 Palabras (5 Páginas)  •  47 Visitas

Página 1 de 5

Mariana Monterroso Pérez                Grupo: 408

Romanticismo:

  • El romanticismo es un movimiento artístico y literario que surgió entre finales del siglo XVIII y comienzos del siglo XIX en Alemania e Inglaterra. Desde allí se extendió a toda Europa y América.
  • El movimiento romántico está basado en la expresión de la subjetividad y la libertad creadora en oposición al academicismo y el racionalismo del arte neoclásico.
  • El romántico busca la autoexpresión, el reconocimiento de la individualidad, la singularidad y la distinción personal.
  •  En música, por ejemplo, se expresó como un mensaje al público en la improvisación artística.
  •  Se exaltaba la subjetividad, los sentimientos y los estados de ánimo frente a la objetividad y el racionalismo del arte neoclásico. Se centraron en sentimientos intensos como el miedo, la pasión, la locura y la soledad.

Los Dioses que podemos tocar

“En el espacio, inmenso, las enormes distancias y lapsos de tiempo casi eternos, fuera de la imaginación de los humanos. Aquí, donde hace unos 8 minutos el sol brilló, donde hace años luz de distancia, estuvieron los guerreros más fastuosos que hayan pisado nuestro planeta, los Cuetlāchtli…”

Estaba comenzando a leer cuando de pronto mi madre me llamó para cenar-¡Leonora! ¡Leonora! Los gatos se van a comer tus quesadillas- gritaba incesantemente- Cielo, detesto llamarte más de una vez para que bajes a comer, sabes que hay muchas personas que matarían por el plato que tienes en la mesa- dijo mi madre mientras ahuyentaba a mis pequeños, bigotones y peludos compañeros de habitación - al bajar con mi libro en mano solo la miré vagamente, pues estaba tan sumergida en mi lectura que no le tomé importancia.

-Madre sé perfectamente bien que hay personas que matarían por ese plato o en general por cualquier cosa, así funciona la avaricia humana - exclamé un poco alterada debido a lo que estaba leyendo- mi madre denotó su interés en ese momento por el libro que traía en las manos, solo que se ahorró sus comentarios y me ordenó ir a dormir después de la cena.

Una vez terminé mi cena no podía dejar de pensar en lo que estaba escrito en aquel libro, me quedé tan perpleja…
Mi libro hablaba sobre unos guerreros llamados Cuetlāchtli, los cuales peleaban entre ellos debido a que se encontraban en una búsqueda de lo más sagrado. Cada uno de los guerreros tenía una función en su tribu, sin embargo, esa virtud estaba acompañada de una maldad, que al no ser medida podría terminar con todo a su paso.

Al recostarme y cerrar los ojos, solo podía pensar en la similitud que tenía la humanidad con los guerreros Cuetlāchtli. Somos tan capaces, tan fuertes, que siempre estamos en busca de más y más. Había un espectro en mi mente que me presentaba imágenes caóticas y utópicas a la vez, esto mientras estaba semi-dormida.
Estaba dando vueltas en la cama, enredándome con las sábanas; podía sentir como el calor de mi sangre recorría mis venas hasta que de un momento a otro… Me encontraba en lo que parecía ser el fondo de un volcán, el cual podía escalar para finalmente emerger y sentir un dolor indescriptible, podía sentir como si un millón de ampollas en mi espalda estuvieran reventadas y encima les hubieran echado el jugo de limón más ácido jamás extraído. Intenté gritar pero ya no tenía una boca, una nariz o en general, yo ya no tenía una forma humana.
Jamás me había sentido tan jindama en  mi vida, cuando de pronto sentí algo, o más bien, a alguien. Podía sentir como este ser desconocido estaba desconsolado y herido, aparentemente él también sentía este ardor.
Yo ya no tenía boca, pero si tenía muchas preguntas. De algún modo este ser me respondía, solo que no sé explicar cómo es que entablamos una comunicación clara y exacta, supuse yo que estaba hablando con Dios.

...

Descargar como (para miembros actualizados)  txt (6.2 Kb)   pdf (71.3 Kb)   docx (148.2 Kb)  
Leer 4 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com