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ME HA ENCANTADO

Sieger199419 de Febrero de 2014

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“Da culto a los dioses inmortales,

Según las santas leyes han dispuesto;

a los héroes después rinde homenaje, y cumple tus solemnes juramentos. Respeta y haz legales sacrificios a las divinidades del infierno; honra a tus padres, honra a tus parientes, y ten por tus amigos a los buenos.

Inclínate a las obras provechosas,

no opongas resistencia al buen consejo, ni por liviana falta, mientras puedas, vean en ti tus amigos duro ceño.

Aprende a dominar el apetito

del comer y beber; domina el sueño,

la lascivia y la cólera; nada hagas

que fuere torpe y de pureza ajeno,

ni con otros ni a solas: a ti mismo

mírate con pudor y con respeto.

Practica la justicia y te acostumbra

a estar en tu razón y sano acuerdo,

pensando que es morir cosa segura

y los bienes del mundo pasajeros.

La parte que te cupo de los males

dados al hombre por el hado adverso

soporta con dulzura, y sin airarte

aplica a tus dolores su remedio,

de las cuitas humanas contemplando

ser la parte menor para los buenos.

En los hombres verás nobles discursos y versales ruines y perversos. No te causen asombro, ni consientas en desviarte de tu buen intento. Si alguna vez te hablaren con mentira, calla y escucha con paciencia; pero que ninguno a decir o hacer te arrastre Lo que en tu buen sentir no fuere honesto.

Antes de dar principio a tu trabajo,

piensa para evitar los desaciertos.

Sé prudente; no ofendas a los hombres con actos o con dichos indiscretos; obra por el contrario cosas tales que nunca llores su dañoso efecto. No te ocupes de aquello que no entiendas;

dócil pide a la ciencia sus secretos.

Con estas reglas de vivir, tus días

serán dulces, tranquilos y risueños.

Te conviene además ser cuidadoso

en lo que mira a la salud del cuerpo;

en comida, en bebida, en ejercicios,

pon saludable tasa y justo medios.

Sea sobrio tu vivir; tal la llaneza

de tu casa y persona en el gobierno,

que no excites la envidia. Nunca gastes con torpe indiscreción fuera de tiempo; mas no seas avaro; que es en todo una justa medida el don perfecto. Haz lo que no te dañe: vaya siempre delante de la obra el pensamiento.

A la hora del descanso, no a tus ojos

concedas, hijo, el regalado sueño,

sin antes ver lo que pasó en el día,

y cada cosa examinar atento.

¿Dónde estuve? ¿Qué hice? ¿Qué obra útil dejé sin acabar? Y discurriendo por todo, de lo malo te arrepientes; ten dulce regocijo por lo bueno. Medita y aprovecha estas lecciones; ama por tu bien propio estos consejos; que ellos te han de poner, si los practicas, de la virtud divina en el sendero.

Por aquel que nos dio las cuatro fuentes De vida perennal, te lo prometo.

Tu obra al comenzar, ruega a los dioses que le den venturoso acabamiento; y en viéndola acabada, reconoce que es instable, pues viene a tierra luego cuanto el hombre fabrica, y lo que sale de la mano de Dios es sólo eterno.

Ser la naturaleza igual en todo, reconoce también; vive contento

si alcanzas la verdad; esto nos cumple; que esperar lo imposible es loco empeño.

Reconoce por fin que por su arbitrio

se cercan los mortales de tormentos.

¡Infelices! no ven, no ven ni escuchan,

estando cerca el bien. ¡Cuán pocos de ellos rompen su esclavitud! Tan crudas hieren las parcas el humano entendimiento, y rodando, rodamos por la tierra, sólo para llorar males inmensos. Con el hombre ha nacido, y es del hombre funesta compañera acá en el suelo, la discordia fatal, la que sus dardos arroja, y huye a su escondido asiento: no quieras provocarla;

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