Ocio y Vida intelectual

ENSAYO-CONTROL 2

Decir lo que vemos, lo que interpretamos, expresar con lenguaje incluso lo que observamos, es un método para crear conocimiento. No solo porque lo ponemos a disposición de los demás, sino porque con eso dicho se permite a todos deducir y contribuir a ese conocimiento. En el principio de NO-CONTRADICIÓN, hay también un juicio de ente primero, que está dicho de esta forma: «es imposible ser y no ser a la vez y en el mismo (id quod est) sentido». Es decir, se afirma que una cosa ES de una forma, por lo tanto, no es lo mismo ser eso que no serlo. Como, por ejemplo, lo que antes fue un libro puede ser ahora basura o cenizas. Yo puedo estar aquí ahora y no estar después, pero no al mismo tiempo.

Ahora bien, al mencionar el primer juicio es necesario saber que "Este juicio no admite una demostración a partir de otras verdades anteriores", es decir, que, al no poder demostrarse concretamente, no significa que no sea verdad. Por eso, debe ser demostrado aquello que no es evidente. Y para esto, está la defensa del primer principio ante sus negaciones, no son demostraciones directas, pero si concisas: Al negar el primer principio, se estaría negando todo el lenguaje con el que nos comunicamos, y al ser parte del hombre, se negaría su ser y no ser, entonces cuando alguien dice algo, desde ahí ya está admitiendo el primer principio. Particularmente se da al hecho de que esa argumentación se desarrolle en el plano inmanente de la significación lingüística tal como ésta se da en las palabras con significado denotativo.

También se hace referencia al argumento ad hominem, que conlleva algo siempre personal. Son aquellos argumentos que se usan para descalificar a las personas independientemente de la postura concreta que sobre el tema defendido de dicha persona. Se suele aprovechar la debilidad de los principios asentados en otro momento por el adversario sobre otro asunto para descalificarlo y, en esa medida, rechazar también el argumento que se discute como central desautorizando o desprestigiando a quien lo defiende. Es una forma “falaz” de argumento como, por ejemplo: “Tú no eres hombre, así que lo que opines sobre el fútbol no cuenta”. Pero si queremos mencionar a un Ad Hominem actual, podemos tenerlo desde el ámbito político, sobre todo en estas últimas elecciones en nuestro país, como, por ejemplo: “Ya no iré a Cusco, porque ahí votaron por Pedro Castillo” o “Tú no puedes hablar de X si no vives en Perú o tienes privilegios”, y así muchos más que mostraron no solo ser falacias, sino también disfrazar el clasismo de nuestro país.

En conclusión, en esta argumentación lo menos importante la veracidad o falsedad, ya que esta pretende evitar, no enfrentarse, a las razones del contrario y aprovecha para lograr su rechazo en razón de la supuesta mala condición de quien discute, con un argumento fuera de contexto. Así mismo se relaciona con el primer principio de NO-CONTRADICCIÓN.

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