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¿Por qué escribo y por qué no?


Enviado por   •  6 de Septiembre de 2018  •  Apuntes  •  532 Palabras (3 Páginas)  •  103 Visitas

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¿Por qué escribo y por qué no?

Mentiría si atribuyera una única razón al por qué escribo. Puesto que, hay tantas razones como me alcance la imaginación y una página no me alcanzara para todas ellas, asi que mencionare las más significativas en mi vida. No obstante, pienso que tienen en común que todas parten de la necesidad; es un medio para un fin y eso nos lo enseñan desde niños. A medida que vamos creciendo esas múltiples razones  mutan o son remplazadas por otras. Se desarrollan en la medida que evolucionamos como seres sociales y cambian dependiendo a nuestros intereses, aficiones, pasiones y deberes. Las razones por las que escribo hoy no son las mismas de las de ayer y seguramente no serán las mismas  de mañana.

Partamos desde el principio, cuando por fin aprendí a escribir. Fue de manera prematura, tenía alrededor de  cuatro a cinco años; para entonces escribía con el objeto de impresionar a mis familiares o amigos, más que para expresarme o comunicarme. Fue entonces donde entendí que escribir era una habilidad que causaba sensación. Y, a través de ella podía sembrar una impresión de mí en las personas que leían lo que para en ese tiempo eran garabatos. Crecí y me di cuenta que no solo podía causar esto si no que según lo que escribía podía manipular que estas impresiones fueran  buenas o malas y que aquello de juntar letras, palabras y oraciones tenía un trasfondo más profundo. Desde ese momento lo comencé a hacer para expresar mis sentimientos, por medio de cartas  declaraba ampliamente lo que sentía por las demás personas; esa forma de texto me daba la sensación de que todo escrito sonaba mejor. por lo tanto, elevaba mis sentimientos a un plano estético satisfactorio para mí, en esa edad de ilusiones y mundo color de rosa donde hay amor para todo el mundo.

Cuando fui mayor, por allá a los catorce años me acogió la desilusión, llegue a la conclusión  que las personas no siempre merecen nuestros sentimientos traducidos en palabras y que el acto de escribir merecía un propósito mayor: crear. Así que cambie el objetivo y la forma, componía realidades alternas que me sacaban de la rutina en textos tan diversos como espontáneos. Aún conservo algunos de esos cuentos y poemas de la adolescencia. También, en ese entonces me interesaba la política, los textos argumentativos eran mi pasión y escribía para despertar en otros la rebeldía que necesita un pueblo oprimido. Me queda la satisfacción que en ocasiones lo logre.

Actualmente tengo diecinueve años y escribo porque encuentro en ello una sensación extrasensorial donde a menudo experimento una catarsis; no porque sea la mejor redactando ni porque mis textos sean superiores en forma y fondo  si no por el autodescubrimiento que implica platear una idea. Sacarla de ti y hacerla material. El texto es un espejo de todo lo que eres; tu como ser intelectual sentimental y creativo. Por lo tanto, escribo porque quiero sabe quién soy y es  por ello que da tanto miedo, no siempre estamos preparados para conocer esa verdad. Y, por esa misma razón a veces… simplemente no lo hago.

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