Posmodernidad y mito de la caverna

Posmodernidad y mito de la caverna

La posmodernidad es esencialmente la negación de todo lo que el mito de la caverna nos enseña y de prácticamente toda la filosofía occidental, que en cierto modo, no es más que un despliegue del mito de la caverna. Como un filósofo del lenguaje, Alfred Whitehead, decía, "Toda la filosofía occidental es una serie de notas a pie de página de la filosofía platónica.” Y podemos añadir, y es una nota al pie del mito de la caverna, en concreto. Todo lo que contiene este mito fundacional es rechazado y demolido por la posmodernidad y es por esto que incluso podemos entender la posmodernidad como la negación de la filosofía misma. Filosofía quiere decir: amor por la sabiduría, amor por la verdad, pero la posmodernidad NIEGA que la verdad exista, niega que se pueda encontrar la verdad.

¿Cómo se puede decir que no existe la verdad?

1. Una de las estrategias, que precisamente usan los pensadores posmodernos consiste en negar la diferencia (señalada de un modo muy explícito en el mito) entre APARIENCIA y REALIDAD. O decir, que lo único que hay es apariencia. Apariencia se relaciona a doxa, u opinión porque si solo hay apariencia y no hay nada más allá de la apariencia, toda opinión resulta verdadera. Todo es así como le parece (o aparece) a cada uno. Todas las perspectivas y puntos de vista son igual de verdaderos: no hay una forma de contrastar nuestra perspectiva con algo FUERA de la perspectiva, no hay “sombras” y “verdaderos objetos”, no hay un “dentro de la caverna y un fuera de la caverna”. Para la posmodernidad, las sombras son lo único que hay, si las vemos verdaderamente, y esa es la única verdad accesible para nosotros.

Sin embargo, no debemos imaginarnos, por tanto, que el posmoderno es alguien que piense que existen, por un lado, los objetos que proyectan las sombras Y por otro lado, que existen las sombras y que estamos atados y prisioneros de modo indefinido y no tenemos la capacidad para liberarnos. El posmoderno más bien NIEGA que haya alguna otra cosa que no sean las sombras: nuestra perspectiva ES la verdad, aquello que consideramos como verdadero ES la verdad. Esto en definitiva porque no hay tampoco otra cosa, no hay perspectiva verdadera, ni perspectiva falsa, no hay posibilidad de error. Más aún, no hay verdad porque no hay falsedad y no hay falsedad porque no hay verdad, lo único que hay es la perspectiva.

Por todo esto que decimos, la posmodernidad también critica todo intento por “ir más allá”. ¿Ir más allá de qué? diría un posmoderno. Ahí donde estás, eso es y punto. Es el tiempo del llamado “pensamiento débil”, que ve al esfuerzo titánico del prisionero del mito de la caverna como algo absurdo e inútil. Ese prisionero eiempre estará en búsqueda de algo más pero quién puede decir que lo que ahora piensa es más verdadero que lo que antes pensaba? No está en mejor posición ahora, habiendo salido de la caverna de lo que estaba antes. Es más, ahora cree que sabe más que quienes están viendo las sombras, pero ese supuesto mayor conocimiento le hace arrogante y por tanto, incluso inferior respecto de los prisioneros atados. Su esfuerzo es vano. Y si regresara a la caverna para intentar convencer a otros de romper sus cadenas y hacer el esfuerzo por salir, debería ser atacado y condenado, pues ¿quién te crees para mostrar caminos? ¿quién se cree para pensar que tu perspectiva actual es mejor que la anterior o que la de los otros? El único pensamiento válido es aquel de quien no pretende pensar con verdad, pues la verdad no existe. El único pensamiento ejercido válidamente es aquel de quien “JUEGA” pensando, de quien hace relatos, hace teorías, cuenta historias, sabiendo que jamás podremos acceder a un más allá que corrija estos relatos, teorías e historias. Si solo podemos jugar con el pensamiento, juguemos, entonces.

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