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Raíz Y Significado De Lo Político En La Vida Humana


Enviado por   •  17 de Abril de 2015  •  4.044 Palabras (17 Páginas)  •  340 Visitas

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Raíz y significado de lo político en la vida humana

1. MÉTODO DE LA INDAGACIÓN.-

¿Cuál es la raíz y el significado de lo político en la vida humana? Procederemos con un doble método. Primeramente, análisis de la naturaleza misma espiritual del hombre, segundo lugar, examinar diversos fenómenos políticos, de los mas característicos de nuestros tiempos.

2. ANÁLISIS DE LA NATURALEZA ESPIRITUAL DEL HOMBRE: LA PERSONA.-

La descripción fenomenológica de la vida psíquica del hombre y el ser humano en su parte más elevada, no es solo un conjunto de actos dispersos, sino una persona, o sea, un sujeto individual, permanente, de naturaleza racional y libre, capaz de ejecutar las mas complicadas operaciones intelectuales, realizar los más altos valores éticos y asumir las responsabilidades más graves.

La persona humana, sustancia individual de naturaleza racional, según la clásica definición de Boecio, en lo que tiene de humana participa de las imperfecciones, limitaciones y miserias de todo ser contingente. De aquí nace la permanente paradoja del ser humano, la coexistencia, en un mismo ente, de cualidades y defectos aparentemente contradictorios.

La más importante de esas operaciones, individuo y espíritu. Individuo, unidad más perfecta en un ser, dentro de su esencia, y es de suyo cerrada e incomunicable. El espíritu, por su esencia misma, es universalidad y apertura. Lo espiritual es lo común, lo supraindividual, lo esencial en todas las cosas. ¿Como puede estar totalmente cerrado en sí mismo y, sin embargo, plenamente abierto a los demás seres?

El hombre, no solamente es un individuo sino que tiene conciencia de ello. Es, pues, una persona, es ya un fin, una meta. Este es el fundamento de la dignidad de la persona humana.

El rasgo decisivo del espíritu es la intencionalidad, por virtud de la cual el espíritu solamente se realiza a sí mismo en la medida en que trae a su presencia otras personas o cosas. Así, en el pensamiento, en el amor, en la acción creadora. La autorrealización de la persona acontece, pues, en el ámbito de las obras interiores –la verdad, en la ciencia; el amor, en la comunidad– y de las exteriores –realidad de la técnica, de la economía, el estado– como fruto de la acción humana.

Podemos, por ello, decir con verdad que la autorrealización de la persona solo se logra en una entrega generosa y en un servicio desinteresado a los demás.

3. APERTURA DEL HOMBRE HACIA LOS DEMÁS SERES DEL UNIVERSO: CONVIVENCIA Y COEXISTENCIA.-

Hay, en el hombre, por su naturaleza espiritual, una fundamental apertura hacia los demás seres del universo. Hacia los seres materiales, carentes de razón, y hacia los seres racionales.

Yo-y-lo-otro, es un hecho indudable que los seres humanos vivimos entre las cosas del mundo. Podemos hacer algo que ninguna de ellas es capaz de hacer: conocer y decidir. Por el pensamiento y la libertad el hombre se alza por encima de las cosas y las domina.

La historia del hombre, no es la de una hormiga, jamás ha logrado variar su modo de vivir. No es la de una montaña que por miles de años ha sufrido la erosión del viento y de las aguas sin poder hacer nada, es la historia de la cultura, proyección de su espíritu sobre las cosas y de la transformación del mundo circundante. La historia de un continuo progreso en el dominio de la naturaleza.

El hombre es el único ser del universo capaz de planear o proyectar de antemano lo que va a hacer y de realizar después sus acciones conforme a lo proyectado. Carl Marx, confirma este punto de vista, él habla de una conducta que pertenece exclusivamente al hombre. “Al final del proceso de trabajo, brota un resultado que antes de comenzar el proceso existía ya en la mente del obrero; es decir, un resultado que tenía ya existencia ideal. El obrero no se limita a hacer cambiar de forma la materia que le brinda la naturaleza, sino que, al mismo tiempo, realiza en ella su fin, fin que él sabe que rige como una ley las modalidades de su actuación y al que tiene necesariamente que supeditar su voluntad”.

Al hombre en realidad no le suceden las cosas, sino que él mismo forja los acontecimientos. De aquí la naturaleza peculiar de sus potencias, que no son simples fuerzas físicas o biológicas, sino espirituales. Son posibilidades, que le abren un mundo siempre cambiante.

Xavier Zubiri, eminente filósofo español contemporáneo, nos caracteriza así esas posibilidades. “Toda potencia humana –dice- ejecuta sus actos contando con ciertas posibilidades: la realidad… es siempre emergente. Pero aquello de donde emerge la realidad de los actos humanos no son solamente las potencias de su naturaleza, sino las posibilidades de que dispone…

Por otra parte, el hombre coexiste con otros seres racionales y libres, con otros hombres. Está abierto a la sociabilidad. La dimensión social es una propiedad o atributo característico de la naturaleza humana. Se ha tratado de explicarla con el clásico argumento de la indigencia del ser humano. De su falta de suficiencia o autarquía.

Pero este argumento, con ser exacto y estar plenamente comprobado por la experiencia, no es el único. Hay otra razón más fuerte que demuestra que el hombre está hecho para la comunicación con sus semejantes. Y es el de la riqueza del espíritu y la exigencia de su expansión.

La única posibilidad de enriquecer el pensamiento y fecundarlo es en la relación y en el intercambio con otras personas pensantes. Y para ello necesita el hombre el lenguaje como medio indispensable de comunicación.

Las cosas solamente son inteligibles por analogía con el ser personal. Así, los actos humanos comunes tienen una doble dimensión: son, por una parte, naturales, en cuanto mera actualización de la capacidad nativa de los hombres de vivir en común, y son, por la otra parte, históricos, en cuanto proyecto o planes que suponen una deliberación. Si a los primeros actos los llamamos sociales y a lo segundos históricos, tendremos que la realidad comunitaria del hombre es una realidad social-histórica.

La vida del hombre con sus semejantes crea una forma comunitaria que se distingue esencialmente de otras asociaciones biológicas. Coexistencia, en la que hay naturaleza, razón y libertad. La existencia humana siempre es por y para otros.

Sin embargo, hay que anotar que la dimensión social, no agota la existencia humana. El hombre sigue conservando siempre una individualidad señera. Es persona, y como tal tiene un destino individual, propio e incomunicable,

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