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Reflexión


Enviado por   •  19 de Octubre de 2014  •  418 Palabras (2 Páginas)  •  202 Visitas

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Reflexión de la película “Primavera, Verano, Otoño, Invierno y Primavera otra vez”

• ¿Se puede educar las pasiones para que tengan un influjo positivo en la toma de decisiones?

Si se puede ya que las virtudes y los valores están presentes desde los inicios de la humanidad, siempre han existido y siempre seguirá existiendo. Muchos valores como la responsabilidad, la sinceridad, la honradez, la fidelidad entre otras… Siempre serán como esos objetivos a los que el ser humano buscara la manera para ser feliz y de cierta manera hacer feliz a los demás.

Cuando se oye hablar de crisis de valores o de virtudes, esto se refiere a que no se están viviendo, que las personas no las tienen presente en su cada día. Es por eso que es importante no solo educar a las generaciones futuras en ciertos valores y virtudes que consideramos primordiales para la convivencia social, sino que también vivirlos en la conducta diaria de cada uno de nosotros. Y es así como se educaría las virtudes y valores, para de esta manera tener una gran influencia positiva al momento de tomar decisiones.

Es posible educar las pasiones y más si este tipo de pasiones van encaminado a acciones éticamente aceptables, desde punto de vista moral en la que lo que se esté haciendo, sea para lograr la felicidad y satisfacción de la persona y de cualquier manera para las personas que estén a su alrededor, además que cada una de nuestras acciones serian de gran ejemplo para la generación que viene o simplemente para personas que se encuentra uno en el diario vivir. Así como en la película que el maestro le enseño a su discípulo que los actos que hacía con los animalitos para él pudo haber sido una pasión porque de cierta manera lo satisfacían divirtiéndolo, no eran lo más correcto, de cualquier manera el niño aprendió siendo parte de ese dicho Karma que el maestro alguna vez le señalo.

“sobre la laguna serena de un profundo valle paradisiaco flota un templo que se refugia a un maestro ermitaño y su discípulo. En sus correrías, el discípulo niño ata al cuerpo de varios animalitos unas piedras que le impiden desplazarse con facilidad, divirtiéndose con esta agresión a la naturaleza. El maestro lo castiga, ordenándole que libere a sus víctimas de su peso, pero si alguna de ellas hubiera muerto, el cargaría esa piedra sobre su corazón durante toda su vida. La película narra de qué manera ese niño cumplió el karma que el mismo se había señalado”

http://www.cineismo.com/criticas/primavera-verano-otono.htm

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