SIDDHARTHA

SIDDHARTHA

Desde muy temprana edad Hesse había decidido ser escritor de poesía y esta decisión le marcaría la vida para siempre. Hesse creció en un ambiente cristiano y sus ganas de ser poeta lo llevarían a aborrecer todo lo que ofrecía este mundo. Fue echado y castigado en cada una de las instituciones donde estudió. La salvación para Hesse fue la escritura, en ella encontró su refugio y fortaleza y a través de personajes como Siddhartha que representaba en casos su propia vida encontró el valor para seguir viviendo.

Hermann Hesse se identifica con el personaje de Siddhartha porque de alguna manera comparte con este hombre que revolucionó la religión ciertas similitudes en la vida. Siddhartha básicamente establece un auto retrato de Hesse, representado en un personaje que lucha por conseguir aquello que quiere y a lo que está destinado más allá del entendimiento de las personas cercanas y extrañas. Siddhartha y Hesse rompen esquemas y parámetros en sus diferentes regiones y épocas. Cada uno a su forma desobedeció a sus padres y a la familia, y buscó lejos del hogar su razón de ser.

Creo que esta obra es casi religiosa, tiene una visión del mundo de la India que de cierta forma se puede tener un acercamiento al mundo de los brahmanes y budistas. En esta interpretación quisiera argumentar porqué esta obra presenta tanta infelicidad y desilusión. Hesse influenciado por esta visión filosófica, el existencialismo, deja ver que este mundo está lleno de miseria humana, amargura de vivir; pero que este mismo mundo reprime y hace que Siddhartha sea infeliz mientras intenta buscar la felicidad eterna, la conexión de su interior con lo exterior. A veces la perspectiva occidental de Hesse checa con este mundo de brahmanes y budistas. Para él pareciese que Siddhartha nunca alcanza esa esencia que desea, esto es, reunirse con su verdadero yo, enfrentarlo y aprender de él. Por tanto, Hesse se refleja e identifica en cierta forma con Siddhartha, como persona, artista, poeta y conciencia moral.

Todas estas cosas habían existido desde siempre más Siddhartha no lo había visto: su espíritu se encontraba ausente. Pero estaba allí, formando parte de esas cosas. Por sus ojos se filtraba la luz y la sombra; la luna y las estrellas en su corazón. Pero todo había sido un velo ilusorio a los ojos de Siddhartha, del cual desconfiaba y cuyo destino era ser impregnado y destruido por el pensamiento, ya que no era esencia y las esencias se encontraban más allá de lo visible.

El YO que Hesse se interesó al parecer era ese. Según él, las religiones han cortado la imaginación de sentir, disfrutar y experimentar la belleza de la naturaleza en sus colores, texturas y formas. Por tanto, nos afectan espiritualmente la creatividad y potencial artístico. Uno de los puntos de este existencialismo tiene que ver con la idea del tiempo. ¿No era acaso el tiempo la sustancia de todo sufrimiento? ¿No era el tiempo la causa misma de todo temor y toda tortura?...

Según Hesse, el tiempo es un camino doloroso del cual uno no se puede salir, que la vida es más agonizante mientras más se piensa en el tiempo y lo que vendrá después: la inevitable muerte. Desde otra perspectiva, entre aquellas líneas él quiso decir: “¿De qué sirve vivir si el tiempo todo lo carcome, lo vuelve inútil?”, o sea de que nos sirve envejecer y ser en cierto modo más sabios, si ese tiempo de sabiduría se irá tan pronto. También agrega que la sabiduría jamás será enseñada, sino es mediante la experiencia.

La sabiduría vendría siendo para Hesse un arma de doble filo, de ella puedes aprender para mejorar como ser humano o quedarte atrapado en el mundo terrenal. Las religiones no bastan para ser sabio, cada uno debe encontrar su propio camino.

Lo que llama la atención hacía este libro es que las preocupaciones de Siddhartha son universales: el interés general de Hesse hacia el conflicto entre la mente, cuerpo y espíritu. Hesse moldeó su creencia tan pesimista entorno a los seres humanos. Según esta interpretación, uno debería intentar crearse su propia religión o fe. A veces esta convicción de Hesse es individualista y paradójica, pues uno es el que debe

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