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Sexualidad Segun Freud

karlamorand1 de Diciembre de 2013

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Freud va a decir que la sexualidad es algo constitutivo de la historia de cada sujeto y de las vicisitudes del Complejo de Edipo, esto quiere decir En primer lugar, que la anatomía sexual que cada uno porta en tanto seres humanos, no define

nuestra sexualidad. Esto es lo mismo que plantear que no es una cuestión necesaria que por

ser del sexo femenino elegiremos sujetos del sexo masculino y viceversa.

Freud, en tres ensayos de la teoría sexual, plantea lo que él llama “aberraciones sexuales” como aquellas desviaciones que se producen en las elecciones de objeto, es decir aquellos sujetos “invertidos” son quienes no eligen a una mujer por ser hombres ni a un hombre si son mujeres. Pero también Freud va a plantear que la elección sexual, es decir, asumir una posición sexuada y poder elegir a otro sujeto, depende de lo que haya ocurrido en el Complejo de Edipo, podemos decir, referido a la relación con los progenitores, y sus vicisitudes.

El concepto de pulsión es el concepto central en su teoría de la sexualidad, Freud

investiga sobre la concepción de su época, en este momento histórico la sexualidad era circunscripta exclusivamente a la genitalidad, es decir a la unión de los genitales en el coito. A su vez, se decía que la misma tenía el fin de la reproducción exclusivamente, que el objeto es el sexo opuesto, y su comienzo se puede localizar en la pubertad. Ahora bien, Freud va a decir que este concepto imperante en su época no es una definición científica, sino que es un concepto moral, vulgar, que no alcanza para definir correctamente lo que ocurre en la sexualidad humana. En los ensayos de la teoría sexual de Freud, en donde observa estas llamadas “desviaciones de la meta sexual”, es decir, que no

siempre se alcanza la satisfacción a través del sexo opuesto, incluso el sujeto puede prescindir de otro para obtener la satisfacción. Lo que Freud observa a partir del tratamiento de sus pacientes (en su mayoría histéricas) es

que hay algo de la sexualidad en juego. En principio es un enigma para él, y esto lo llevará a indagar sobre la cuestión de la sexualidad en el ser humano, un ser atravesado por el lenguaje y la cultura, y que por tal motivo ha perdido toda “naturalidad”. Primero va a decir que la sexualidad es más amplia que la genitalidad, dado que se pueden observar muchas manifestaciones en donde está en juego el placer sexual y no se incluye el acto sexual en sí mismo.

En segundo lugar nos dirá que no existe, para el ser que habla, un objeto predeterminado para nuestra satisfacción sexual. Así lo observa en los fetichistas, por ejemplo, que prescinden completamente de otro para alcanzar la satisfacción. Basta con un zapatito o cualquier objeto que cause el deseo para obtener el fin de la sexualidad. Freud observa que cada sujeto realiza una “elección de objeto” para alcanzar la satisfacción, y que no siempre deberá ser el sexo opuesto.

Por otro lado plantea que el fin de la sexualidad no es únicamente la reproducción, cuestión que sí se observa en los animales, que poseen ciclos de apareamiento. Para Freud el fin de la sexualidad es la satisfacción una de sus postulaciones más revolucionarias de su época: la sexualidad no comienza en la pubertad, sino en el nacimiento. Decimos que es una de las ideas más revolucionarias si nos situamos en la época Victoriana, en donde plantear la sexualidad infantil le ha traído grandes problemas a este autor.

Freud concluye entonces que la concepción de la sexualidad de su época no alcanza para definir lo que efectivamente ocurre con la sexualidad humana, por lo que reservará la misma al concepto de instinto, que es aquel comportamiento animal fijado por los esquemas

filogenéticos hereditarios y planteará su “concepción psicoanalítica” a partir del concepto de

“pulsión”

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