Teodicea Agustiana

La Teodicea Agustiana

 En breves rasgos se podría afirmar que  la Teodicea Agustiana es una justificación de la presencia del mal en el mundo. Esta filosofía religiosa de carácter monoteísta, tenía como objetivo principal establecer un vínculo de conciliación entre el encuentro de un Dios omnipotente, justo y magnánimo,  en medio de todo lo negativo que ocurre en nuestra realidad.Es aquí dónde nace la interrogante: “¿Por qué existe el mal?”.

Para contestar esta pregunta, San Agustín recurrió a tres explicaciones. En la primera dejaba en claro que el mal no proviene de Dios, sino que, este es la ausencia de Él. Sostenía que el mal por sí solo no existía, de hecho, la falta de bien era lo que le daba un carácter a este. Así como no existe la oscuridad, sino la ausencia de la luz .

La segunda declaración se enfoca más en su origen. Manifiesta que la entrada del mal al mundo se produjo en el momento en el que Adán y Eva desobedecieron a Dios; mejor conocido como el pecado original. Este no es un  ejemplo de libre albedrío, sino de libertinaje, y claramente se perciben sus consecuencias . Dios, no planeaba crear una sociedad igual de perfecta a él, porque ya se hablaría de una alienada comunidad global de dioses. Por este motivo, le dio al hombre la capacidad intelectual de decidir sobre su comportamiento y acciones.

La última razón ,recae en la tesis de que se necesita del mal para que surja o se aprecie el bien. Observándose desde una perspectiva holística, se puede inferir que el mal sí cumple una función importante dentro de la vida de cada individuo. La coexistencia de ambos permite que haya armonía en el universo. Por ejemplo, hemos sido testigos de la unidad  y solidaridad que se muestran por diferentes colectivos cuando acaecen calamidades y desastres naturales.

Como grupo pudimos concluir que el ser humano en su pura esencia tiene la posibilidad de alcanzar la perfección moral, o algo que se asemeje, pero para esto se  necesita del sufrimiento y el contacto directo con el mal, para llegar al anhelado estado. Ya que si nunca se nos presentaran las dos opciones o estuviéramos expuestos a estas, no tendríamos la deliberada oportunidad de rechazar los actos inescrupulosos. Siendo esta antipatía lo que nos permite reconocernos como sujetos activos que profesan el bien o el mal.

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