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Tolerancia


Enviado por   •  2 de Octubre de 2013  •  566 Palabras (3 Páginas)  •  273 Visitas

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Según la etimología,1 la palabra “tolerar” viene del latín tolerare (llevar, cargar, sostener; soportar, tener la fuerza de carga o sostener), del indoeuropeo tel-os (carga, peso), de tel- (levantar, sostener, pesar; soportar, aguantar, tolerar). En el uso cotidiano, tolerar significa soportar o sufrir una cosa o a una persona; permitir que se haga una cosa; admitir ideas y opiniones distintas de las propias.

Un humorista brasileño, el Barao de Itararé, tenía como lema de su periódico A Manha, una versión ligeramente modificada de la frase de Voltaire (“Defenderé hasta la muerte su derecho a divergir de lo que digo”), la cual rezaba así: “Defenderé hasta la muerte tu derecho a ser un imbécil”. El Barao era, en efecto, un tolerante.

Porque en la tolerancia se sufre al escuchar opiniones que uno no comparte, se soporta la carga de la paciencia ante ellas; se permite algo aunque moleste (se toleran los ladridos de un perro o la charla insulsa de un amigo sin tratar de interrumpir o prohibir ninguna de ambas cosas). La tolerancia es la intolerancia del primitivo pero una vez vestida decentemente, civilizada, urbana. En ella la cortesía y el don de gentes llevan a aceptar la existencia del diferente, pero sin llegar hasta el intento de comprenderlo y de darle, al menos, la misma dignidad que uno cree tener. La condescendencia implícita en el tolerar supone, en efecto, una firme creencia en la superioridad de la propia opinión o del propio arbitrio. Porque en la tolerancia no hay dudas sobre sí mismo y, en cambio, existe un juicio previo, un prejuicio, sobre el valor de lo que se aguanta porque no hay más remedio, de lo que se soporta con paciencia de Job, de ese peso que nos impone el vivir en sociedad y, por lo tanto, la obligatoriedad de los compromisos.

Quien tolera la práctica de otras religiones tiene opiniones firmes: o es agnóstico y las personas religiosas le parecen incultas, poco desarrolladas, o cree a pie juntillas en los dogmas de su propia religión que reputa la única verdadera e inspirada por su Dios, el cual, por supuesto, no tiene rivales. Condesciende, por lo tanto, al permitir que otros sigan creyendo en las que considera supersticiones, con la esperanza de que esos otros algún día adquirirán cultura o terminarán por madurar. Por eso una crítica que uno considera errónea se tolera, es decir, se aguanta como quien aguanta o soporta la inclemencia del tiempo, el cual, como se sabe, es caprichoso y ciego.

Tolerar no es lo mismo que comprender o respetar: en el primer término hay una carga de rechazo, de obstinación y arbitrio individualistas, mientras que en comprender está implícito el esfuerzo por entrar en el modo de pensar y de actuar del Otro, al cual se le atribuye, potencialmente, por diferente que sea, la misma capacidad y dignidad. Y respetar también significa ver un elemento de igualdad en la diversidad.

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