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Vida Y Obra De Ciceron


Enviado por   •  7 de Mayo de 2013  •  4.823 Palabras (20 Páginas)  •  528 Visitas

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1. Vida y obra

Cicerón nace a finales del siglo II a.n.e., concretamente en el año 106, en Arpino y en el seno de una familia acaudalada de origen plebeyo. Su vida se desarrolla durante el siglo I a.n.e muriendo en el año 43, antes de la caída de la República y el subsiguiente período imperial. Es un ciudadano romano destacado, tanto por sus dotes oratorias, actividad por la que más se le recuerda, como por su contribución al sistema judicial, siendo célebre abogado por su exitosa intervención en procesos de envergadura, tales como la defensa de Sexto Roscio Amerino acusado falsamente de haber cometido un crimen o su intervención en el juicio de Verres.

Al final de los 70, toma contacto con la filosofía griega, de la cual se siente gran admirador y seguidor, asistiendo a las lecciones que impartían Antíoco de Ascalón y Zenón de Sidón. Sin embargo, su obra filosófica es escasa y de poca relevancia, actuando más bien como divulgador que como productor. Su texto más conocido en esta disciplina, “Sobre la naturaleza de los dioses”, escrito tras la muerte de su hija, está muy influenciado por esta desgracia.

Su intervención política, tanto en el terreno práctico como literario, es más prolija. Se inicia de la mano de Pompeyo que fue su valedor hasta su muerte, encuadrándose en las filas del partido aristocrático, los optimates, que formaban el ala conservadora del Senado. Es nombrado cónsul en el 63 a.n.e. y en calidad de tal se opone a la reforma agraria propuesta por Rulo, a través de sus discursos “De lege agraria y Contra Rullum” y a la conjura de Catilina, con sus “Catilinarias”, lo que le acarrea la enemistad de Cesar y Craso y el aplauso de los conservadores del Senado. Toma diferentes posiciones políticas dependiendo del momento concreto: primero se opone al primer triunvirato formado por Cesar, Pompeyo y Craso por considerarlo anticonstitucional, lo que le acarrea la caída en desgracia; y después adopta la posición contraria, apoyando la política de los triunviratos. De este período son los dos tratados políticos más importantes, esto es, De Legibus y De Republica, como premio es nombrado procónsul de la provincia de Cilicia en Asia Menor. Tras la derrota de Pompeyo en Farsalia y la consiguiente pérdida de apoyo político, se acoge al perdón de Cesar pero con la condición de su alejamiento de la política activa. Escribe Orator y Brutus, tratado de retórica, y Paradoxa. En el año 43 es asesinado por orden de Marco Antonio durante el reinado del segundo triunvirato.

La lectura de De Republica nos va a permitir conocer de primera mano el pensamiento político de Cicerón como autor representativo del último período de la República romana. Probablemente la obra empezó a escribirse en el año 54 aunque se terminó en el 51, período comprendido entre su regreso del exilio, año 57, y la guerra civil del 49. Cicerón la sitúa fuera de su época, en dos generaciones anteriores, año 129 a.n.e., posiblemente para evitar el riesgo del enfrentamiento directo. El texto está escrito en forma de diálogo, al estilo socrático, y está compuesto de seis libros o apartados que corresponden cronológicamente a las conversaciones de los tertulianos que intervinieron durante los tres días de celebración de las Ferias Latinas, en la finca de recreo de Escipión el Africano. Los asistentes fueron personas eminentes e influyentes:

Cornelio Escipión, cónsul en los años 146 y 134 y censor en el 142, fue conquistador de Cartago (146) y Numancia (133);

Cayo Lelio, cónsul en 140 y enemigo de la familia de los Gracos;

Lucio Furio Filo, cónsul en 136;

Manio Manilio, célebre jurista y cónsul en 149;

Quinto Aelio Tuberón, jurista, sobrino de Escipión y cónsul en 118;

Publio Rutulio Rufo, discípulo de Panecio, jurista y cónsul en 105;

Spurio Mummio, compañero de Escipión y cónsul en 132;

Cayo Fannio, discípulo de Panecio y cónsul en 112, y por último

Quinto Mucio, hijo adoptivo de Celio, gran jurista y cónsul en 117.

2. CONTEXTO HISTÓRICO

Antes de pasar a exponer el pensamiento político de Cicerón creo conveniente describir, aunque sea brevemente, las condiciones históricas en que vive el estadista; pretendo con ello una mejor comprensión de la relación entre la elaboración cicero¬niana y la problemática social a la que pretende dar respuesta.

Es lógico comenzar por la estructura económica, ya que ésta es el núcleo constituyente del conjunto de las relaciones de clases en el que se desenvuelve la sociedad romana.

Las relaciones económicas están enmarcadas en el sistema de producción esclavista, teniendo la propiedad un carácter predominantemente territorial y la producción un fundamento agrícola. A estas condiciones generales se le unía otra particular, el dominio de la gran propiedad territorial sobre la pequeña y mediana explotación agrícola como consecuencia del proceso de concentración de la propiedad de la tierra en pocas manos, en gran medida en poder de la oligarquía patricia [1].

Es por esta razón por lo que la forma esclavista de explotación de la fuerza de trabajo adquirió cada vez un mayor desarrollo, tanto en su empleo privado (productivo e improductivo) como público, como en su extensión fuera de las fronteras de Roma [2].

Esto no se convirtió en un impedimento para que se desarrollaran otras relaciones económicas distintas de las formas dominantes, debido fundamentalmente al fuerte desarrollo del capital usurario y comercial del propio estado romano [3].

La estructura social y el sistema de relaciones políticas de la República estaban fuertemente condicionados tanto por el aspecto anteriormente descrito como por el carácter expansionista y belicista del propio estado. Analizamos brevemente estos supuestos.

La sociedad romana se encontraba dividida en:

§ Patricios (patrici), o descendientes de las antiguas gentes. En un principio son individuos con linaje que se regían por las costumbres del derecho paterno (patriarcado), que fijaban que la herencia se transmitía por línea masculina. Constituían la clase monopolizadora de la propiedad de la tierra, (poseían el derecho de servidumbre, clientes o esclavos), detentando de este modo el poder económico y gozaban de ciertos privilegios políticos: derecho al acceso directo

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