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Yo soy la resurreccion y la vida


Enviado por   •  7 de Septiembre de 2017  •  Ensayos  •  591 Palabras (3 Páginas)  •  112 Visitas

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¿Es posible hablar de vida nueva sin hablar de la vida?

¿ Es posible hablar de la vida sin hablar de la muerte?

¿ Es posible hablar de la muerte sin hablar del renacer?

Un padre con su hija inician un viaje a lo más profundo de un desierto que solo por unos días estará inundado de mas personas que al igual que ellos, irán en busca de respuestas a esa interrogante que no les permite reconciliarse consigo mismos desde aquel momento en que algo inesperado ocurrió en sus vidas.

De esta manera, al ir acercándose la fecha y las distancias para llegar a ese lugar, también van acercándose a la respuesta que esperan, también van encontrando el por qué de los sucedido, van entendiendo que siempre podrán, si lo desean, tomar en sus manos la vida y la muerte para con ellas viajar a lo más hondo de sus corazones y transmutar para revivir.

Cuando un grupo de células y funciones biológicas de determinado Ser se interconectan y ejercen actividad de manera perfecta, solemos decir que en ese Ser, existe la vida, de lo contrario, asumimos que ha muerto.

No obstante aquello, para que un Ser pueda dotarse de vida, es necesario que en el proceso de ese sublime acto se configure mucho más que la mera funcionalidad fisiológica, es necesario mucho más que el mero acto de respirar, es necesario que todas estas funciones se encuentren de manera consciente al servicio de algo.

Pero, no creo que esta funcionalidad biológica pueda considerarse como certera, clara y categórica, puesto que a mi parecer es posible cuestionarla en algunos puntuales casos ( Enfermo en calidad vegetal) ya que no solo basta que se den estos requisitos para asegurar la vida, sino que es necesario que esta vida se sustente, explique y deba a la acción para sí y para otros, es necesario que cada momento se convierta en creación, es necesario que cada instante se desborde por el hacer, es decir; la vida solo se hace real cuando se acompaña de la acción consciente y creadora, de la actividad personal, pero sobretodo colectiva, qué sería de ese padre y su hija si juntos no hubieran experimentados acciones que profundizaran sus lazos, que sería de nosotros si no buscáramos en la acción por los demás nuestras propias expresiones de vida y felicidad, que seria de la masonería si no vertiera en nosotros mismos y luego en la sociedad la acción bienhechora, esta misma acción que nos obliga a perfeccionarnos a diario y en cada momento en eso que llamamos trabajo, ese trabajo capaz de purificarlo todo, ese trabajo que no solo es la razón de nuestro grado sino que es la expresión misma de la reconstrucción personal, de la transmutación permanente en la búsqueda de erradicar de nosotros las imperfecciones en un constante proceso que no termina nunca.

Cuando comenzamos a dejar atrás al viejo hombre para así irnos a las profundidades de nosotros mismos y desbastar nuestras impurezas que con el pasar del tiempo y el deambular por esta vida nueva, la del camino de crecimiento que hacemos y construimos a medida que vamos transitando por él, podamos hacernos avanzar cada vez más en nuestro perfeccionamiento espiritual para de esta forma ser un real aporte a la sociedad.

En ese sentido no es posible desligar la vida nueva del renacer, ya que esta es la representación misma de la dualidad creadora, es la manifestación de dos poderosas realidades que confluyen en una sola, es la necesidad de la muerte que a la vez es la Generación de vida.

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