Culturas prehispánicas - Teotihuacán, Quetzalcóatl

Tema 10. Culturas prehispánicas

Explicación

10.1 Arte del centro y norte de la República Mexicana Primero, debes revisar el mapa para ubicarte geográficamente en los lugares que revisarás. Pasando a la región del altiplano, ha de tratarse primero Teotihuacán, que hacia el 100 a. C. se ha establecido ya y para los primeros dos siglos de nuestra era ha alcanzado su apogeo. Su importancia se evidencia en que su campo de influjo resulta mucho más amplio, llegando desde Hidalgo hasta Centroamérica y atravesando partes de los actuales Puebla, Guerrero, Oaxaca y Veracruz.

Aquí se conservan vestigios de las tres artes en que nos hemos centrado. Comenzando por la arquitectura, destacan sus pirámides del sol, de la luna y de Quetzalcóatl dispuestas sobre una calzada llamada de los muertos. La principal de ellas parece haber sido la primera, pues fue levantada sobre un espacio orográfico sagrado: una especie de cueva manantial que demarca de manera natural los cuatro rumbos de la tierra (norte, sur, este y oeste).

A lo largo del tiempo este accidente del terreno fue recubierto por cinco capas sucesivas de piedra, a modo de pirámides superpuestas, hasta rebasar los 60 metros. De esta forma la pirámide principal llegó a ser luego la asociada al nombre de Quetzalcóatl, que incluso fue revestida seis veces y que en su último revestimiento ostenta decoraciones con motivos serpentinos y motivos marinos, asociados más bien con Tláloc, dios de la lluvia.

En ésta, como en todas las edificaciones teotihuacanas, hubo además decoración pictórica; pero en este caso se conservó excepcionalmente, de modo que alcanza aún a reconocerse al mismo Tláloc emanando de una especie de flor. En la cultura teotihuacana ves reflejada la potencia que permite el florecer de otros sitios del altiplano central, dando paso a otra etapa. Las vísperas del postclásico y el posclásico traen consigo el esplendor de centros como Tula, Cacaxtla, Cholula y Xochicalco, ente otros:

• Tula
• Cacastla
• Cholula
• Xochicalco

Zona arqueológica importante de la Cultura Tolteca fundada por Quetzalcóatl. Alcanzó su máximo apogeo en el siglo X. Tuvo mucha influencia de Mesoamérica. Uno de los edificios más representativos de la ciudad es la pirámide B que es el asiento de los majestuosos atlantes.

Su mayor esplendor fue entre los años 650 a 900 D.C. Esta zona tiene la referencia pictórica, por contener uno de los conjuntos de murales mejor conservados de toda Mesoamérica. Su orientación astral es con referencia a Venus, representada antropomórficamente como zooantropomórficas.

Su Gran Pirámide funciona en la actualidad como primordial símbolo de identidad de los pueblos de Cholula, con la línea que permite la continuidad entre dos momentos: el Tlachihualtepetl en la época prehispánica y el “Cerrito” del Santuario de la Virgen de los Remedios en la Colonia y hasta nuestros días.

Durante el periodo Epiclásico (650 – 900 d.C.), Xochicalco tuvo su apogeo y caída en un lapso de 250 años, ya que durante este periodo el poderío era Teotihuacán sobre varias regiones de Mesoamérica se fue debilitando, y en consecuencia, Cacaxtle y Xochicalco se disputaron el control de la región central. Su mayor esplendor fue entre los años 650 a 900 D.C. Esta zona tiene la referencia pictórica, por contener uno de los conjuntos de murales mejor conservados de toda Mesoamérica. Su orientación astral es con referencia a Venus, representada antropomórficamente como zooantropomórficas.

Su Gran Pirámide funciona en la actualidad como primordial símbolo de identidad de los pueblos de Cholula, con la línea que permite la continuidad entre dos momentos: el Tlachihualtepetl en la época prehispánica y el “Cerrito” del Santuario de la Virgen de los Remedios en la Colonia y hasta nuestros días.  Durante el periodo Epiclásico (650 – 900 d.C.), Xochicalco tuvo su apogeo y caída en un lapso de 250 años, ya que durante este periodo el poderío era Teotihuacán sobre varias regiones de Mesoamérica se fue debilitando, y en consecuencia, Cacaxtle y Xochicalco se disputaron el control de la región central.

Otro punto muy importante fue la afluencia de grupos de habla náhuatl a la región.De la primera, capital de la cultura tolteca, conviene mencionar la introducción de un elemento arquitectónico en la zona: las columnas. Por su carácter antropomórfico, éstas han sido denominadas atlantes (de Tula) que se asocian a las cariátides griegas (figuras femeninas esculpidas con la función de columna y de sostener el techo de una estructura con la cabeza).
Se observa que, habiendo llegado hasta nuestros días estos supuestos soportes humanos sin carga alguna sobre sus cabezas, admiten una especie de grupo escultórico colosal.

Merece especial atención el hecho de que la importancia permanece en el centro altiplano. Entre los grupos de habla náhuatl, el asentado de la actual ciudad de México, al encontrar al águila alimentándose de una serpiente que llegó a ser símbolo de nuestra nación Tenochtitlán. Su poderío —a diferencia de las otras relaciones de influjo entre ciudades y regiones mesoamericanas a las que se han referido— presenta un marcado carácter bélico por el que el tema de la muerte cobra nuevo sentido. No sólo por eso es la figura craneal uno de sus elementos decorativos esenciales, como es patente en el llamado Muro de las calaveras del Templo mayor.  Su estética eleva esta representación, que cabe llamar natural o literal de la misma, en relación con lo humano, a un carácter divino y simbólico, del que la llamada Coatlicue, ataviada con un cráneo amarrado al centro, normalmente, a modo de ombligo o corazón, es sin duda su máxima expresión. Para valorarla, cabe tomar en cuenta que uno de los componentes etimológicos del nombre de nuestro país “xictli”, que significa justamente ombligo y que proviene del nombre que se dio a este asentamiento en el centro, revela una plena conciencia de su posición tanto en sentido geográfico como en términos de poder.

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