Es Colombia un país secular

[pic 1]Cristian Guillermo Espitia Londoño

Camilo Andrés Tovar Bolaños

Karin Horta Vargas

¿Es Colombia un país secular?

Gilberto Loaiza sostiene que para Colombia: “La primera estructura temporal de larga duración, es ni más ni menos, la tradición religiosa católica. Desde la llegada de los españoles, a finales del siglo XV, esa tradición ha sido un grueso manto que cubre nuestras sociedades que, de modo esporádico y tenue, ha sido sacudido por tentativas secularizadoras” Lo anterior es cierto, si se tiene en cuenta que con la llegada de los ideales de la revolución francesa, se redactó una nueva Constitución Nacional donde el Estado está

en la obligación de ser neutral en materia religiosa y tratar de igual manera a las distintas iglesias.

Sin embargo, no puede el Estado colombiano denominarse Estado laico, ya que desde la conquista, el catolicismo ha estado latente en su historia, como un agente de poder político, económico y cultural. Bajo el ideario de las creencias religiosas impartidas por el cristianismo se ha estructurado la moral, el derecho, la política, la educación, la salud, etc., que hoy en día impera sobre la sociedad colombiana. Incluso, en los territorios donde el Estado no tiene presencia, el poder ha quedado delegado a las iglesias principales.

Dentro de la moralidad colombiana se ha castigado la libertad sexual de las personas, ésta pensada como los pecados de la carne, en sí mismo el sexo está censurado y se permite solamente dentro de unas condiciones como lo es el matrimonio. Sin embargo, al no ser penalmente castigado, aquellas personas que expresan su libertad sexual y hacen uso de ella, generalmente son difamadas, estigmatizadas y satanizadas, lo cual demuestra que la religión sigue estando muy arraigada a las cosmovisiones de los colombianos.

Por el lado del derecho, Colombia ha tenido varias constituciones nacionales, y ninguna de ellas se puede considerar una constitución moderna secular, ni siquiera la de 1991, ya que ésta discursivamente apela a idearios libertarios, inclusivos y diversos, pero estos se quedan contemplados en el papel, en la medida en que no hay un reconocimiento cultural y político de minorías como los indígenas. Por otro lado, se ha evidenciado el rápido ascenso que tienen los partidos políticos, que dentro de su agenda política tienen principios religiosos, los cuales en últimas, juegan un papel fundamental en cuanto a la consecución de poder tanto ideológico, como político y económico. En cuanto a medicina, la que se considera legítima y legal desde los tiempos de la colonia ha sido la occidental cristiana. Cuando los barcos europeos llegan al continente con sus primeros médicos, estos bajo estandartes religiosos, dejan de lado los conocimientos de los otros pueblos o se apropian de ellos difundiéndolos como descubrimientos propios de los científicos “cristianos”, aunque

ahora no se declaren sus conocimientos abiertamente como “cristianos”, esta ideología sigue presente tanto en las instituciones así como en médicos y pacientes.

En modo de conclusión, para establecer una nación y un Estado laico, es necesario que se consolide realmente una democracia participativa con culturización política para todos, donde los ciudadanos promuevan e incentiven el pensamiento crítico, para dejar de ser instrumentos políticos de una u otra iglesia, que pretenda mantener el régimen político existente. También, debe transformarse el sistema educativo para que enseñe la religión de forma histórica. Y sobre todo, debe haber una libertad de culto, reconocida tanto teórica como prácticamente, y una aceptación de pensamientos e idearios (religiosos o no) inmersos en la sociedad, no solo concebidos por las comunidades indígenas, sino por todos los habitantes del país.

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