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Historia Del Libro En Chile


Enviado por   •  14 de Junio de 2015  •  1.493 Palabras (6 Páginas)  •  345 Visitas

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Texto: HISTORIA DEL LIBRO EN CHILE. Desde la colonia hasta el Bicentenario.

Autor: Bernardo Subercaseaux. Editorial: LOM Ediciones 2010

III. Modernización y transformaciones socioculturales

1. Cambio de escenario

En 1900, Santiago es una ciudad con más de 250 calles, por las que transitan carruajes, tranvía de tracción eléctrica y animal. Tiene también 20 plazas, 7 parques, alrededor de 1500 teléfonos, servicio de agua potable y sobre 200 kilómetros de cañería. Con alrededor de 300.000 habitantes es ya un cosmos completo. Un lugar donde coexisten la oligarquía afrancesada (la aristocracia de pergaminos y la plutocracia criolla); las capas medias (empleados del sector privado y del Estado, profesionales, comerciantes y artesanos) y sectores populares (aprendices de artesanos, obreros, sirvientes, jornaleros y gañanes). Son años en que el centro de la capital adquiere un perfil urbano más o menos definitivo, con espacios y obras públicas que intermedian entre los distintos sectores. De esa época datan muchas de las plazas y parques, también los flujos de tránsito, las estructuras metálicas prefabricadas, los puentes, los mercados y las estaciones de ferrocarril, incluso la estación central, diseñada por Eiffel. (pág. 96)

El circuito cultural de elite

Cierta ostentación y cosmopolitismo exagerado son, sin embargo, hacia 1890, aspectos que distan bastante de la fisionomía tradicionalista, austera y patriarcal de la vieja aristocracia criolla. Ahora se trata de una aristocracia urbana, que se deslumbra con las corbatas de Doucet y los trajes de Pinaud; una plutocracia que su estatus proviene no de la hacienda, sino del palacio o de la casa de dos pisos con frente estucado en Santiago, del palco en el teatro municipal y el coche arrastrado por caballos Cleveland.

La distinción social es, para esta constelación, un ideal de vida. Los parámetros del mundo chic abarcan desde la moda hasta el gusto literario. En esta perspectiva, este sector constituye un circuito cultural con características diferenciadas, y un público lector en que el teatro francés y la ópera italiana ocupan las primeras preferencias, que son satisfechas por las librerías o por un sistema de encargo de libros importados, por compañías líricas y dramáticas extranjeras, y también por las temporadas en el Teatro Municipal o –en verano- en el Teatro Victoria de Valparaíso, cuyas presentaciones eran a menudo complementadas con las obras o libretos respectivos. (pág. 98)

Circuito cultural de masas y capas medias

El cuadro anterior revela u crecimiento promedio de 334% de las capas medias, tanto de empleados, profesionales y comerciantes como de artesanos calificados. Se trata de capas urbanas letradas, que no viven en mansiones, sino en los cités o manzanas próximas al eje central de la cuidad. Sectores que hacia fin de siglo van conformando un nuevo público, tanto para el teatro como para el libro folletín y las novelas tardorrománticas. El acceso a la educación y a la política -fundamentalmente a través de los partidos Radical (1867) y Demócrata (1887)-, las nuevas profesiones e incipiente industrialización son factores que contribuyeron también a fomentar entre estos sectores la demanda por libros educativos, técnicos o funcionales. Por otro lado, en términos de esparcimiento y entretención, las capas medias, con sus familias, constituyeron un público urbano para la zarzuela y el género chico, para las novelas y folletines. La “mujer lectora” es en esos años ya una realidad. (pág. 99)

Los poetas Pedro Antonio González, Antonio Bórquez Solar, Diego Dublé Urrutia, Francisco Contreras y Carlos Pezoa Veliz. Y también el pintor Juan Francisco González. Son los primeros que se transforman en artistas propiamente tales, en creadores que conciben el arte como un fin en sí. (…) Son también intelectuales y artistas provenientes de capas medias (o de la élite de provincia) quienes inauguran a fin de siglo la bohemia como estilo de vida, una bohemia que bebe y conversa de libros, una bohemia local que tuvo en el poeta Pedro Antonio González a su figura más destacada. Pero no es en este grupo de artistas, de sensibilidad más bien próxima al modernismo, el que asiste al Politeama o el que da el tono al circuito cultural de capas medias. Más bien ellos interactúan con la belle epoque criolla o con intelectuales laicos, de tradición liberal. (pág. 100)

La zarzuela, como género, apelaba más bien al oído y a la vista que al entendimiento; utilizaba motivos costumbristas y temas musicales pegajosos, que provenían de la tradición popular. Además, se cantaba o declamaba en español. Fue, en suma, un género adecuado para montar espectáculos atractivos

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