HISTORIA DE CHILE
natalia201429 de Septiembre de 2014
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PROBLEMAS Y RETOS EN LA ENSEÑANZA DE LA HISTORIA. ES NECESARIO CONECTAR LOS CONTENIDOS HISTÓRICOS CON LOS PROBLEMAS DEL PRESENTE
Unidad 1: Conociendo la Historia de Chile
Contenido: Introducción al estudio de la Historia
Autor: Joan Pages, I SEMINARIO DE DIDACTICA DE LA HISTORIA, 1999. Instituto de Historia Pontificia Universidad Católica de Valparaíso
TEXTO
¿Por qué la enseñanza de la historia es uno de los temas educativos que más revuelo causa en los medios?
¿Qué luchas de poder esconden los diseños curriculares de historia?
¿Cómo partir de problemas sociales actuales para enseñar historia?
La historia escolar es, desde sus orígenes, un plato cocinado por los gobiernos para socializar a la juventud y formar su identidad y conciencia nacional. Ha sido siempre así, y sigue siéndolo, en prácticamente todos los países del mundo. Sin embargo, las intenciones de quienes consideraron que la historia sagrada, primero, y la historia patria, después, eran altamente educativas para las nuevas generaciones se han ido al traste con la evolución experimentada por los medios de comunicación y con el conjunto de las sociedades mediatizadas.
Hoy, la socialización de las nuevas generaciones es un proceso mucho más complejo en el que intervienen más variables que antaño, algunas de las cuales –quizás las más importantes- se escapan del control al que las administraciones educativas, y los partidos e ideologías que están detrás, no cejan en su empeño de seguir utilizando el conocimiento histórico escolar para educar las conciencias de las nuevas generaciones en los valores más conservadores.
Con poco éxito, desde luego, aunque en el camino siembren la duda sobre aquello que conviene que las nuevas generaciones sepan de su pasado y puedan utilizar para construir su futuro. Entre tanto, la enseñanza de la historia en la educación obligatoria sigue creando problemas e insatisfacciones entre quienes la enseñan y entre quienes la aprenden. Los primeros, porque no consiguen generar aprendizajes en su alumnado.
Los segundos, porque no ven ningún valor en su aprendizaje y consideran su estudio como una pérdida de tiempo. Quienes nos dedicamos a la didáctica de la historia y de las ciencias sociales tenemos el compromiso profesional y ético de estudiar la situación y proponer alternativas para su mejora. ¿Cuál es la naturaleza de este problema?, ¿Cuáles son sus causas?, ¿Qué soluciones se proponen al mismo?
Problemas de la enseñanza de la historia
Los problemas de la enseñanza de la historia hay que situarlos dentro de la concepción curricular aún dominante en la actualidad. Es sabido que el actual curriculum centrado en las disciplinas es un legado que data de principios del siglo XX, una época en la que los estudiantes de la clase obrera empezaban a aprovechar las oportunidades que les brindaba la educación secundaria. Las asignaturas que fueron concebidas, en buena medida, para servir a los intereses de las clases media y alta terminaron por ser consideradas como la definición válida del curriculum de secundaria para todo el conjunto de alumnos.
En este sentido, el actual curriculum natural es, en muchos aspectos, un curriculum históricamente específico que no satisface las necesidades de todos los estudiantes” (Hargreaves et. al., 1996, pp. 143-144).
La defensa, encarnizada en la mayor parte de las veces, de la concepción de la enseñanza de la historia que está presente en este tipo de currículos sólo se entiende, y se puede combatir, contextualizando históricamente las intenciones educativas de sus promotores.
Efectivamente, durante el reciente período de gobiernos de derecha en Europa y los Estados Unidos, se asistió a un curioso fenómeno: la defensa de la presencia de más historias en los currículos por parte de dichos gobiernos que los modificaron según sus intereses de clase ¿Por qué la derecha europea y americana estaba interesada en fortalecer la enseñanza de la historia en el currículum de la educación obligatoria? Sin duda, porque sigue pensando que es un instrumento de gran utilidad para adormecer las conciencias de los niños y la juventud.
Los hechos y los personajes objeto de estudio se presentan como elementos naturales que han servido para engrandecer ala patria, pero que, por lo general, tienen poca relación con el común de los mortales. Por ello, lo que el alumnado estudia tiene poco significado para sus vidas y para sus problemas. Es algo lejano, que sólo sucede en la escuela y que no se relaciona ni con la vida ni con las personas.
Deiana (1997), profesor de historia de un liceo italiano, considera que la historia que se hace en las escuelas es aún hoy una espesa historia de museo, que no tiene presente ni futuro(...); útil para aprobar los exámenes, pero incapaz de hacer madurar la idea que un joven tiene del mundo. El mundo real contemporáneo, vivido, es paradójicamente extranjero y queda fuera de un conocimiento histórico fuerte (en la forma del presente como historia)... Deiana 1997:28). Una opinión parecida es sostenida por Bevilacqua (1997) quien valora la historia que aparece en los textos escolares como un mundo mudo, que no propone a la juventud ni preguntas ni interrogantes acerca de su mundo, ni acerca de sus inquietudes.
¿Por qué la derecha pretende convertir la enseñanza de la historia en una especie de droga blanda para la juventud?. Apple, al analizar la política educativa de reaginismo y del tacherismo señaló algunas de las claves.
La ofensiva de la derecha para que la historia tenga más presencia en el curriculum social se enmarca en el intento de crear una auténtica ideología orgánica a fin que toda la sociedad participe de una misma voluntad popular social.
En definitiva se trata, como señalan en un trabajo reciente Black y Macraid (1997) de afirmar el predominio de la ideología política de derecha por encima del conocimiento histórico y de su potencial valor educativo, transformador. Para estos autores, los frecuentes debates producidos en relación con el contenido del curriculum de historia indican la naturaleza ideológica del problema y su importancia como instrumento al servicio de la política. Y señalan que las pasiones que levantan estos debates no se producen en otras disciplinas escolares.
Este peculiar interés de los políticos por la historia escolar ha tenido y tiene repercusiones en el estado en que se encuentra su enseñanza.
El valor educativo del aprendizaje de la historia
Sin duda, la enseñanza de la historia preocupa, en todo el mundo, a quienes seguimos creyendo en su valor educativo en la necesidad de formar a las jóvenes generaciones para que, ubicándose en su mundo y en sus orígenes, sean los auténticos protagonistas de la construcción del futuro.
Ahora bien, ¿cuál es hoy el valor educativo de la enseñanza de la historia? ¿Para qué queremos que utilicen los niños y los jóvenes el saber histórico?¿Cuál puede ser su valor ante los retos del siglo XXI? Como es sabido, la historia es el pasado y la interpretación de ese pasado. Los conocimientos históricos son el resultado de la reflexión que cada generación ha hecho sobre sus orígenes con el intento de comprender como su presente está condicionado por ellos. Pero son también unos conocimientos para situarse en el presente y poder prever como las decisiones que se toman en él pueden prefigurar el futuro.
Permiten a las personas y a las sociedades proyectarse hacia lo que ha de venir, hacia lo que puede ser.
Son muchas las voces que reclaman una relación más estrecha entre el pasado el presente y el futuro. Evans (1990), por ejemplo, propone una enseñanza de la historia centrada en la reflexión crítica de la sociedad que pueda contribuir a su transformación hacia mayores niveles de democratización y de justicia social.
En su opinión, la enseñanza de la historia ha de ser una reflexión sobre los problemas sociales del pasado y del presente y ha de ir dirigida a la educación para la acción social.
Otro de los autores citados, Deiana (1997), propone una renovación de la enseñanza de la historia basada en once tesis:
Aspectos centrales en la enseñanza de la Historia.
1. La renovación de la educación histórica exige una nueva relación entre enseñantes y estudiantes y una estrecha conexión entre enseñar y aprender, para afrontar con mayor eficacia los problemas de la historia y de la didáctica de la historia.
2. Mirar al presente buscando las raíces en el pasado, para proyectar el futuro.
3. La historia de nuestro siglo ha de estar en el centro del curriculum: los tiempos están maduros para tener una visión global, sintética y problemática del siglo XX.
4. La historia sin epistemología es ciega. Hay que concebirla como ciencia social histórica; un saber objetivo, científico para conocer racionalmente.
5. Ni historia nacionalista, ni historia eurocéntrica, sino historia mundial. La clave de la lectura de la mundialización y de la globalización.
6. La dialéctica global – local también en la cultura histórica escolar y en la mediación didáctica.
6. De la historia general a la historia de y viceversa: otro eje para definir la riqueza de la historia de la civilización.
7. Entre
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