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La Migracion


Enviado por   •  6 de Septiembre de 2014  •  560 Palabras (3 Páginas)  •  311 Visitas

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La tierra de todos

La tierra se hizo para caminarla de punta a punta, para eso

la hizo Dios. ¿Por qué no voy a entrar? Es el hombre quien ha

puesto fronteras. La tierra es nuestra madre que da a luz, que

pare; ella misma es la vida, por eso la amamos y protegemos.24

Las dos concepciones de la tierra, una como posesión, la otra como lugar del andar del ser humano y de su convivencia con los demás entran en ruta de colisión. El concepto de Madre Tierra, tan fuerte en los Indígenas de Latino América y por mi experiencia de los Altiplanos de Guatemala, no logra aceptar que se le pongan fronteras, que la Tierra sea encadenada por unos cuantos, que ya no pueda hablar el idioma de todos porque le pusieron un bozal en nombre de la soberanía nacional, de las economías regionales o de la seguridad. Es la visión cósmica de quien no pasa por la tierra como invasor, declarando la guerra a todo rival.

<<¿Por qué nos ponen púas y perros de acero cuando queremos ofrecer dos manos para trabajar allá una tierra que Dios dio para todos y hay áreas aún abandonadas ?>>25

Constatación amarga, que rebasa la simple queja o el coraje de chocar con un mundo absurdo. Es el asombro todavía inocente del campesino, que se siente enlazado por un amor filial con la madre tierra, fuente que amamanta a sus hijos y a él mismo y alguien, por otro lado, de forma absurda destroza esta relación vital. Pero hay más aún, el indocumentado está delante de una tierra cercada y militarizada, donde él no puede entrar y es rechazado como perro o criminal, se pregunta ¿cuál es su pecado o su culpa? Revivir la experiencia de Génesis, desterrados del Edén, desnudos y avergonzados, es como volver a una pesadilla. ¿Por qué? Es la pregunta sin respuesta.

Quién convirtió esta tierra en tu destierro y en tu prisión no sabe de tantos dolores, ni qué sientes, mientras tu sonrisa se va acabando sin nunca llegar al final. Esta tierra es tu paraíso y tu destierro, tu prisión y libertad tu vida... y tu muerte. Quizá algún día, de cualquier forma, en algún lugar, logremos tener la capacidad para tornar los volcanes de pólvora en montañas verdes, para sembrar hortalizas en los campos minados, para rezarle a tantas cruces, y sobre todo, para poder cargar esos niños en nuestros brazos y tomar el arado que nosotros empujábamos antes.26 Nos quitamos los zapatos, dejando que los pies se llenaran de polvo en ese caminar hacia esa tierra que nos dará pan, aunque nos hace sudar.27

El indocumentado no considera la tierra meta de su emigración como una tierra prometida, simplemente es una tierra de donde sacará pan para sí mismo y su hogar, un lugar de empleo, donde, por quizá inexplicables

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