Los Pueblos Originarios

Conocer a los pueblos originarios.

Los pueblos aborígenes que habitaron nuestro territorio no conocían la escritura, por lo tanto, no dejaron libros que contaran sus costumbres ni su historia. Por eso, para reconstruir la historia de estas comunidades, hay que recurrir a distintas fuentes de información. Una buena manera de hacerlo es a través del estudio de los restos materiales que quedaron de esos pueblos, como trozos de vajilla, restos de viviendas, las armas que utilizaban para cazar y las construcciones de piedra que les servían de vivienda. Los encargados de esta tarea son los arqueólogos.

La arqueología es la ciencia que busca y estudia objetos creados por los seres humanos en la antigüedad para conocer cómo era su vida cotidiana. Los arqueólogos inspeccionan y excavan en diversos lugares en los que saben que vivió algún grupo. La excavación debe ser realizada en forma muy cuidadosa, para no romper los objetos que pudieran hallarse. Cuando encuentran algún resto, deben proceder a limpiarlo cuidadosamente, y a ordenarlo y clasificarlo.

Los restos hallados permiten a los arqueólogos reconstruir diversos aspectos de la vida de estos pueblos. Por ejemplo, si encuentran puntas de flecha o cuchillos hechos con huesos de animales, pueden interpretar que en esa región habitaban pueblos cazadores.

Otra forma de saber cómo vivían estos pueblos es a través de los relatos de los primeros viajeros europeos que llegaron a América. Estos hombres se encontraron con pueblos indígenas que tenían formas de vida muy diferentes de las que ellos conocían. En sus relatos describieron cómo se vestían, qué alimentos consumían, cómo eran las viviendas, entre otras cosas. Estas descripciones son leídas e interpretadas por los historiadores, que son aquellas personas que se dedican especialmente a estudiar lo que sucedió en el pasado y de esa manera completan el trabajo de los arqueólogos.

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