Mi Contexto En Un Mundo Globalizado

Para aquellos que contamos con más de 4 décadas de vida, nos sería imposible no darnos cuenta cómo han cambiado las cosas.

Para los más jóvenes, quizá este pensamiento no sea relevante y juzgarán de insignificante el detenerse a pensar y comparar los tiempos.

¿Pero, en realidad, nuestros hábitos y costumbres han cambiado?

Y si esto fuera cierto, ¿con qué intensidad y rapidez se han suscitado los cambios? ¿Han cambiado nuestros hábitos?

Allá por el año 1975 un día común para nosotros los mayores de 50, empezaría con la alarma de un reloj despertador de cuerda marca “TIMEX” que apagabas de un manotazo y te volvías a dormir.

Hoy, nos despierta el iPad, el blackberry, la tele de plasma o cualquier otro “gadget” que tengamos programado para tal fin y con tal insistencia que es imposible ignorarlos.

Antes, no dábamos una ducha con agua caliente gracias a un calentador de gas que teníamos que prender con anterioridad y ahora gracias a un calentador digital de paso que nos da agua caliente al instante.

Ya bañados nos esperaba un desayuno hecho por las manos de nuestras madres que incluía un licuado de leche (que comprábamos diario al lechero y venía en botella de cristal) plátano con “chocomilk” y ahora solo abrimos el refrigerador hecho en algún país de indonesia y sacamos un envase de “tetrapack” con mezclas diversas con alta carga energética y alimenticia.

Antaño nos esperaba papá en su “Vocho” (de fabricación nacional) para llevarnos a la parada más cercana del camión y recorríamos el trayecto con otros “cuates” hasta llegar a la secundaria.

Hoy nos subimos al “compacto” nuevo de origen coreano y de marca estadounidense de bajo consumo y alto desempeño -poco contaminante- y nos dejamos guiar por el GPS digital que nos lleva, sin dar vueltas, a nuestro destino.

Ya en aula, por aquellos años, recibíamos al maestro con nuestros cuadernos “SCRIBE” para tomar todos los apuntes necesarios para la materia y con toda la atención puesta en el pizarrón de superficie negra o verde para no perder ni un sólo dato antes que el ”profe” borrara sin compasión.

Nada comparado con las aulas virtuales, con pantalla plana y pizarrones electrónicos o con los estudios en aulas virtuales con acceso a múltiples apoyos didácticos electrónicos.

De regreso a casa, nos esperaba una rica comida hecha por mamá con insumos frescos comprados en el mercado por la mañana y comíamos todos juntos viendo algún programa (en la tele de botones sin control inalámbrico) en el canal de las “estrellas”.

Hoy, llegamos a casa y haciendo una breve escala en el “refri”, cada quien elige entre una sopa “Maruchan”, un plato de guisado “Yaquisoba” y con ayuda del microondas darle

...