Modelo Dualista De Los años 60

Mirando hacia atrás, Sudamérica, tal y como la conocemos hoy, desde sus inicios ha estado marcada por ser una intersección de dos mundos muy diferentes; con la llegada de los colonos en el siglo XVI se dio origen al mestizaje entre las culturas europeas, principalmente la española, y las civilizaciones precolombinas, hecho que marcaría a fuego el devenir de la región en casi la totalidad de sus componentes

Latinoamérica desde sus inicios se ha ido configurando como una mixtura entre lo residual y lo exógeno, entre lo propio y lo foráneo, lo étnico y lo occidental, con todo lo que ello implica. Esta situación se hizo más manifiesta desde mediados del siglo XIX en adelante, con la paulatina instauración y exportación de modelos de pensamiento, políticos, económicos o artísticos desde las “grandes metrópolis” de Europa o Estados Unidos, los que fueron traídos y acuñados por las elites de las sociedades latinoamericanas. Así, en gran parte de los países del continente se gestó un proceso de acuñación de estas ideas, las que Bernardo Subercaseaux, en su ensayo La apropiación cultural en el pensamiento y la cultura de América Latina, dividió en dos grupos o modelos: el de apropiación cultural y el de reproducción cultural

Es en esta última directriz en la que nos detendremos, ya que indudablemente es la que más se ha manifestado en el quehacer cultural del continente. El mismo autor plantea que este modelo “tiene su base en lo que podría llamarse la evidencia constitutiva de América Latina: su relación con Europa y su pertenencia al mundo hegemónico de Occidente desde su integración a la historia mundial (Subercaseaux, 1980, p. 222).

Tomando sólo un ejemplo, el proceso independentista chileno, a comienzos del siglo XIX, tuvo sus inicios en las ideas y planteamientos políticos que gestaron la Revolución Francesa y la independencia de Estados Unidos, ideas que fueron acuñadas y “reproducidas” por las elites criollas y que finalmente dieron paso, años más tarde, a la emancipación de la corona española.

Una de las características de este modelo, según el autor, es el desfase al que se subyace esta reproducción, debido a que muchas corrientes artísticas o de pensamiento, que nacen en un contexto histórico o temporal particular se aplican en otras circunstancias. En palabras del autor, en Sudamérica existiría un “barroco sin contra reforma” o un “existencialismo sin Segunda Guerra Mundial”.

Lo anterior explica, por ejemplo, las dificultades que se presentaron en los procesos de modernización sudamericana a en la primera etapa del siglo XX, así como la instauración de políticas públicas de comunicación en países de la región. Por tanto, esta reproducción cultural se encontraría fuera de lugar y de contexto, y se cimentaría más en una base idealista que en los avatares de la realidad social latinoamericana (Subercaseaux, 1980).

Subercaseaux además plantea que “tras el tema del desfase subyace una visión dual de la cultura de América Latina. Ello implica, por un lado, la existencia de un núcleo cultural endógeno, autóctono, y por otro lado un componente ilustrado, foráneo e iluminado” (Subercaseaux, 1980, p. 225)

Lo anterior se puede relacionar directamente con el denominado pensamiento dual que imperó entre los años 60 y 70 en América Latina. El académico Eduardo Santa Cruz, en su texto Estudios de Comunicación en América Latina y Chile: causas y azares, esboza esta idea en el contexto de la relación de los países de la región con las grandes potencias capitalistas (como Estados Unidos), planteaba un desarrollo de una comunicación alternativa, que contrapolaba a los bloques dominados contra los bloques dominantes; la visión dualista, por ejemplo, contraponía lo nacional de lo transnacional, lo masivo con lo popular (entendido como el folklore o lo tradicional de una nación), o lo artesanal de lo industrial.

Ambos planteamientos, tanto la visión dualista como el modelo de reproducción, tienen como base ontológica la dicotomía entre dos factores, los que serían excluyentes entre sí; ya sea lo nacional de lo transnacional, o lo “culto” de lo popular, entendido esto último, desde la reproducción, como algo vulgar o de mal gusto. En ambas ideas, cada uno de estos factores es visto como la única posible vertiente de desarrollo cultural.

Se puede afirmar, por su parte, que el modelo dualista sería una consecuencia, directa o no, del método de reproducción cultural presente en Sudamérica; el devenir del continente se ha visto constantemente determinado por su relación de inferioridad respecto a los países desarrollados, al plantearse como una región subdesarrollada, aspirando al tan ansiado desarrollo del que gozan las grandes potencias capitalistas. La constante polarización que constituye a la región también se hace presente en el ámbito de las comunicaciones, generando ésta las dinámicas de resistencia a lo dominante

Respecto a lo anterior, Subercaseaux plantea que el modelo de reproducción, si bien por una parte

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