Neoliberalismo

NEOLIBERALISMO

El Neoliberalismo es una teoría de prácticas político-económicas que fomentan el bienestar humano mediante la no restricción del libre desarrollo de las capacidades y de las libertades empresariales del individuo, dentro de un marco institucional caracterizado por derechos de propiedad privada, fuertes mercados y libertad de comercio.

Antecedentes

El programa neoliberal se perfila en sus rasgos generales a fines de los años treinta, principios de los cuarenta. Su momento de mayor vitalidad intelectual se sitúa en los años cincuenta y sesenta; escriben lo fundamental de su obra Hayek, Friedman, Bruno Leoni, Buchanan, Gary Becker, cuando en Alemania se ensaya la “economía social de mercado”. No obstante, a lo largo de todo ese tiempo es prácticamente marginal en el espacio público. Salvo en Alemania.

El modelo keynesiano funciona: mercados regulados, fiscalidad progresiva, intervención estatal, contratos colectivos, seguridad social, políticas contracíclicas. En el clima de la Guerra Fría se trata de impulsar el desarrollo mediante una combinación de proteccionismo, empresas públicas, inversión en infraestructura, estímulos fiscales, subsidios al consumo, gasto social. El modelo funciona, también en la periferia: la economía mixta, con un poderoso sector público, produce crecimiento, bienestar, estabilidad social. Sin embargo, la situación cambia.

Los setenta son años amargos, de inestabilidad, desempleo y crisis económica, años de huelgas, manifestaciones violentas, empobrecimiento masivo, años de terrorismo, de exasperación social, de tensión. Esta década representó para Estados Unidos en casi todos los terrenos un declive de su potencia hegemónica y desde dentro de su territorio. En Europa son también años de tensión, que se acentúa a partir de la crisis petrolera de 1973. Además, en América Latina y partes de África, hay fuertes movimientos de corte socialista. El mundo cambió en menos de 10 años.

En ese clima se intenta articular formalmente lo que se llamará, con más entusiasmo que sentido práctico, el Nuevo Orden Económico Internacional. La idea básica era muy sencilla: las relaciones económicas entre países son inequitativas, benefician desproporcionadamente a unos en detrimento de los otros. En el bosquejo hay cinco líneas principales., entre ellas, mejorar los mecanismos de protección comercial para acelerar la industrialización.

El programa neoliberal tenía lista una alternativa, su punto de partida era una crítica de las políticas keynesianas, pensada desde los años treinta: el Estado es el gran enemigo. El neoliberalismo no llegó en América Latina, particularmente a Chile, con Pinochet, y no se impuso inmediatamente con el golpe de Estado que derrocó a Salvador Allende. El proceso había comenzado mucho antes; sólo que se puso en práctica de modo sistemático a partir de 1975. Los gobiernos se dieron a la tarea de promover la adopción del neoliberalismo a los países de América Latina, la globalización se convirtió ante la fuerza ideológica de los postulantes neoliberales, en un ambiente propicio para la imposición de las medidas que concordaban con los grandes objetivos en contra del Estado social y la organización de los trabajadores.

La ofensiva neoliberal abarcó a la mayoría de los países desarrollados y no desarrollados; tuvieron representantes como Reagan en Estados Unidos y Margaret Thatcher en Inglaterra, estos fueron pioneros en el desmantelamiento del Estado social y la adopción de políticas acordes a las concepciones económicas. Thatcher destacó en la imposición de privatizar las empresas públicas, de un apoyo gubernamental a los intereses de las grandes empresas monopólicas y de contención de la clase obrera así como sus salarios. El acenso de la nueva derecha en los Estados Unidos con Reagan y Bush se orientó a la promoción y el gasto militar.

Ámbito social

La desregulación, privatización y el abandono por el Estado de áreas de la provisión social han sido generalizadas. El neoliberalismo comprende como características principales sociales eliminar el gasto público por los servicios sociales, desregularización, privatización, eliminación del concepto de bien público o comunidad. En este sistema económico se ve al sujeto social como un ser libre y plenamente realizado, es un individuo fragmentado el cual esta sumiso a patrones socio- culturales y a par se le concibe como un objeto y medio para lograr los fines del neoliberalismo. La salud y la educación se pueden observar como espacios de lucro e inversión privada porque estos dos son rentables en fines económicos.

• Sector laboral y sindicatos

Los trabajadores sostuvieron la defensa pasiva del Estado social, pero las tendencias mundiales hacia la globalización no parecían reversibles.

El movimiento sindical se enfrenta a importantes transformaciones cualitativas y cuantitativas generadas por el proceso de globalización neoliberal. Los ámbitos tradicionales de intervención sindical se encuentran condicionados por la lógica del mercado, del libre comercio como norma generalizada, del crecimiento económico depredador de los recursos naturales, del protagonismo sin control de las empresas transnacionales, de los procesos de deslocalización, del progresivo aumento de las migraciones, de las privatizaciones y desregulaciones de derechos, de la crisis de la empresa tradicional, del debilitamiento de los sistemas jurídicos nacionales, del desplazamiento de decisiones de instancias representativas y nacionales a núcleos de poder especializados de carácter supranacional cuyas decisiones son poco transparentes, de carácter sectorial y con fecha de caducidad y que constituyen un procedimiento incapaz de construir normas jurídicas eficaces para garantizar derechos de las mayorías sociales.

El contexto en el que el sindicalismo tiene que actuar viene marcado por los siguientes elementos relevantes:

• Unas instituciones internacionales que marcan una política neoliberal. A las actuaciones del Fondo Monetario Internacional (FMI) y del Banco Mundial (BM) se les ha incorporado en los últimos años la Organización Mundial del Comercio. Ésta trata de convertir en mercancía toda actividad humana, lo que, entre otras cosas, supone la privatización de los servicios públicos, la extensión de los derechos de las empresas y del capital en detrimento de los derechos laborales, sociales y medioambientales. En este contexto, las distintas agrupaciones continentales (Unión Europea o ALCA, por ejemplo), que parten de situaciones muy diferentes entre ellas, se han convertido en instrumentos al servicio de la estrategia neoliberal.

• Unas políticas públicas en el ámbito local que vienen recortando los derechos sociales y laborales. La inmensa mayoría de los gobiernos tienen una orientación similar. Existe un acuerdo tácito entre los partidos tradicionalmente considerados socialdemócratas y los conservadores en lo que hace referencia a las políticas de fondo en materia presupuestaria, monetaria, fiscal, de protección social y laboral.

• La extensión de la precariedad laboral como característica dominante del empleo. Junto al desempleo, la precariedad laboral, en sus distintas formas (contratación temporal, empleo a tiempo parcial, no contratación, subcontratación,...) es la característica más determinante del empleo. Es la norma de las contrataciones que se realizan, y es el eje central de la política empresarial a la hora de conseguir sus objetivos, que no son otros que el aumento de los beneficios empresariales y aumentar la parte de la riqueza que va a parar a sus bolsillos.

Los cambios en la economía han transformado las condiciones y los derechos laborales. Por desgracia, el balance en el sector sindical es negativo: a la falta de democracia y libertad sindical se han sumado el creciente desempleo, la precarización laboral, la carencia de prestaciones sociales, la tercerización del trabajo, la informalidad y el adelgazamiento de los contratos colectivos.

En México las organizaciones sindicales tuvieron su primera experiencia de globalización neoliberal con la firma del Tratado de Libre Comercio de América del Norte. Después vinieron otros acuerdos comerciales; la adhesión a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, la expansión de la Organización Mundial de Comercio, los alcances de la competencia de China, fenómenos a los cuales no pueden sustraerse los sindicatos.

A menudo escuchamos que las personas que trabajan se preguntan, con nostalgia, si algún día los sindicatos recuperarán el protagonismo que tuvieron antaño, aunque esta influencia tiene sus fuentes en recursos de poder sindical dentro la lógica del sistema de control político. Es posible promover la democratización de los sindicatos para incidir en las políticas públicas y la justicia laboral. Los desafíos sindicales frente a los cambios en el mundo del trabajo son tan grandes y complejos que han puesto en evidencia que las formas tradicionales de hacer política sindical son inoperantes en el contexto actual.

Los cambios en el mundo del trabajo exigen una mayor democratización de los sindicatos; demandan que las organizaciones laborales se modernicen sin perder la esencia del sindicalismo auténtico —la negociación colectiva, la bilateralidad— y avancen en la lucha nacional e internacional. En general, puede reclamarse a las organizaciones sindicales que no han ampliado su agenda para incorporar a las y los nuevos actores del trabajo, han sido omisas en la afiliación de más trabajadores, carecen de una política transversal de género, están desvinculadas de otros movimientos sociales, tienen nula incidencia en

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