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Una crítica impopular: Venezuela sí perdió el Esequibo


Enviado por   •  4 de Septiembre de 2022  •  Informes  •  1.582 Palabras (7 Páginas)  •  79 Visitas

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Una crítica impopular: Venezuela sí perdió el Esequibo.

Sofía Blanco

Escuela de Estudios Internacionales de la Universidad Central de Venezuela, Facultad de Ciencias y Sociales.

Resumen. Objetivo/Contexto: El presente escrito tiene por finalidad expresar una opinión basándose en las actuaciones venezolanas con respecto al reclamo del territorio Esequibo a lo largo de la historia. Originalidad: La[a] premisa común de cualquier venezolano es la de defender firmemente que el Esequibo aún pertenece a Venezuela, un enfoque válido impulsado, en opinión propia, por el nacionalismo que parece venir dado junto con la nacionalidad de cada uno. Metodología: Después de la lectura de la segunda reimpresión de “La reclamación venezolana sobre la Guayana Esequiba” del Ciclo de Conferencias de las Academias Nacional de la Historia y de Ciencias Políticas y Sociales. Y analizar las palabras del Dr. Carlos Sosa Rodríguez, decidí hacer una interpretación personal tomando algunas ideas del texto. Conclusiones: En un principio, irrefutablemente el territorio al Este del Río Esequibo perteneció a la República de Venezuela, pues así fue heredad de la Capitanía General de Venezuela, sin embargo, considerando que ningún Estado alega su propia estupidez en el contexto del Derecho Internacional el reclamo que Venezuela sigue haciendo es entendible, más no correcto.

“Se niega la posibilidad para un Estado de obtener la anulación de un  Tratado o de una decisión arbitral viciados, si posteriormente al conocimiento de esos vicios, el Estado afectado ha seguido cumpliendo voluntariamente y sin objeciones las estipulaciones del mismo…”

Una característica fundamental del Derecho Internacional Público es que las corrientes políticas y jurídicas son inseparables, más bien se busca la confluencia de las mismas para poder obtener resultados aceptables porque a fin de cuentas el derecho es eso, primero aceptación y luego práctica. De ahí nace la constitución de una opinión que establece que el caso venezolano respecto al territorio del Esequibo ha sido uno de los capítulos más oscuros de la historia venezolana, donde se cometieron los errores que hasta el sol de hoy persiguen al mapa venezolano y el área rayada conocida como nuestra zona de reclamación.

Para adentrarnos más en esto es necesario considerar que los antecedentes juegan a favor de Venezuela, los antecedentes, al menos hasta 1887 aproximadamente. No es un secreto para nadie que mediante las líneas de Schomburgk, Gran Bretaña abusó de la parte política que envuelve al Derecho Internacional para poder establecer gracias a su influencia mapas a su conveniencia, frente a una Venezuela que tenía una independencia reciente y que, crudamente hablando, no tiene ni la mitad de influencia con la que cuenta su adversario en el tema. Y no sería justo condenar a Venezuela por esto, porque como se expresaría en una expresión coloquial “se hizo lo que se podía con lo que se tenía”.

Ahora, la importancia de reconocer el abuso y el exceso de poder por parte de una Gran Bretaña que fundamenta sus ocupaciones en el facto es primordial, y a su vez notar la desventaja en la que se encontraba Venezuela, pero también se debe recordar que en 1897 el Tratado de Washington estuvo firmado por Venezuela ¿Por qué Venezuela está de acuerdo con un preacuerdo arbitral que en claros términos lo deja en una desventaja preocupante? Es inútil alegar que no había forma de saber lo que le esperaba desde que empezaron la serie de negociaciones después de la declaración del Presidente Cleveland el 17 de diciembre de 1895 cuando se invocó la doctrina Monroe, pues después de este escenario tan favorable, el viraje de una situación que estaba visiblemente a favor de Venezuela poco a poco se va transformando en una búsqueda de un acuerdo o entendimiento para que Estados Unidos e Gran Bretaña pudieran resolver el asunto de los límites entre este último y Venezuela.[1] Pero en retrospectiva, sería cruel también juzgar únicamente por la falta de intuición en un panorama en el que todos parecían tener una ventaja frente a Venezuela, incluso cuando las condiciones en primera instancia le favorecían. Es decir, no puede recriminársele al Estado venezolano no estar enterado del acuerdo secreto del 12 de noviembre de 1896 firmado por Richard Olney, secretario de Estado de Estados Unidos, y el Embajador de Gran Bretaña Pauncefote, donde establecieron sus propias bases del Tratado de Arbitraje.[2] 

Sin embargo, la queja formal, personalmente hablando, va dirigida a la firma de dicho documento. Este preacuerdo arbitral que la representación venezolana tuvo la oportunidad de leer y analizar antes de firmar y condenarse a un laudo que después sería intangible para aspectos de su modificación, como es lo natural. Inaceptable desde el artículo 2° donde los árbitros ingleses son ingleses y son nombrados por Gran Bretaña: Herschell, sustituido por Charles después de su fallecimiento, Russel of Killowen y Collins. Todos personas de muy alto prestigio y estima ante su Majestad; Por otro lado, los árbitros por Venezuela son norteamericanos, uno designado por el Presidente de los Estados Unidos de Venezuela, pero cuya designación ya está hecha en el Acuerdo, Weston Fuller; otro fue designado por los juristas de la Corte Suprema de los Estados Unidos de América, Brewer.[3]

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