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1ª GUERRA MUNDIAL. LA NOCHE QUE FUIMOS HUMANOS


Enviado por   •  21 de Octubre de 2012  •  1.494 Palabras (6 Páginas)  •  517 Visitas

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Me llamo Steven y luché en la Gran Guerra, ya hace muchos años de aquello, pero a mis 80 años, todavía tengo pesadillas de todas las atrocidades que vi allí , recuerdo todos los días de mi vida que allí pase junto muchos amigos míos, que perdieron la vida de la forma más inútil. Todavía no me explico cómo salí vivo de allí.

Al principio, decidí ir a esta guerra debido a la gran rabia que sentía por Alemania, nos estaba robando todo nuestro dinero, entrometiéndose en todos nuestros mercados y quitándonos todo lo que Inglaterra construyo en tantos años, había que eliminarlos y ajustarles las cuentas.

Yo pensaba que esto iba a ser cuestión de cuatro días, pero a menudo que iban pasando los días, las semanas y los meses, empezábamos a cansarnos de todo aquello. Ya no sabíamos porque luchábamos, el patriotismo había desaparecido de mi cabeza y de la de todos nosotros, ya me daba igual si Alemania quería Francia o Serbia, ya me daba igual todo, yo solo quería que esto acabase pronto y volver a mi casa con mi mujer y mis hijos. Cada día rezaba por que las presiones que hacían las personas en todo el mundo, hicieran entender al alto mando que esto era una locura y había acabar con todo de una vez por todas.

Cuando llegué al frente yo pensaba que iba a ser una guerra igual que todas, un batallón frente al otro, y que gane el que más pueda. Pero todos mis pensamientos se quedaron desvanecidos cuando empecé a escuchar el silbido de las balas y el estruendo de las bombas, aquellas bombas eran capaces de destrozar un grupo de hombre en un momento, aquello no se parecía en nada a ninguna guerra anterior, nada de estos artefactos existía antes. Al parecer todo este tiempo anterior a esta guerra, se había estado fabricando sin parar todo tipo de armamento y ahora se estaba poniendo en práctica. Nos hicieron de cavar una serie de agujeros en el suelo, al que llamaban trincheras, con el fin de protegernos del enemigo, algunas parecían verdaderas ciudades bajo tierra, con un sinfín de corredores para movernos de un lado a otro, las había incluso cubiertas, para poder descansar tras las largas batallas.

No puedo olvidar como era la vida allí, todo era demasiado espantoso como para olvidarlo. Aun recuerdo el sonido de mis tripas moviéndose por el hambre y las largas horas que permanecíamos metidos en aquellas zanjas, rodeadas de cadáveres y a veces hasta la cintura de agua. Muchas veces me preguntaba cómo sería la vida de todas esas personas antes de morir, si tenían esposa e hijos, todo era muy triste debido a que pasaban los días y los días y no podíamos ni tan si quiera enterrar a nuestros muertos, teníamos que compartir nuestra vida con ellos, ver incluso a veces como las ratas mordisqueaban los cadáveres, era asqueroso.

Nuestra vida allí a veces era tan aburrida que teníamos tiempo de pensar en la vida tan asquerosa que teníamos, porque estábamos allí, sentíamos una gran impotencia de no poder hacer nada por solucionar aquello. A veces de tanto pensar algunos se volvían hasta locos, todo iba muy despacio y moría demasiada gente, demasiado tiempo para pensar que a veces lo solucionábamos rascándonos las heridas que nos dejaba las picaduras de los piojos.

A veces después de mucho tiempo sin hacer nada dentro de las trincheras se escucha un silbato, el cual quería decir que había que salir de la trinchera a enfrentarnos a los alemanes, todos estábamos agarrotados por el frio, a veces teníamos que soportar temperaturas de 20 grados bajo cero, era espantoso, no teníamos ganas de subir aquellas escaleras para poder llegar arriba, ya que casi siempre que salíamos morían la mayoría antes de poner los dos pies fuera de la trinchera, los pocos que podíamos avanzar lo hacíamos tropezándonos con los cadáveres que se amontonaban en el suelo, la mayoría putrefactos del paso del tiempo. Teníamos que ir atravesando alambradas en las que yacían más hombres, corríamos y corríamos con los pies llenos de barro, a veces sin saber qué dirección tomar debido al sonido de las ametralladoras y la lluvia de bombas que caían alrededor de nosotros. Veía como algunas caían justo encima de algunos de nosotros, era increíble lo que podían hacer aquellos misiles, los descuartizaba de un solo golpe. Todo era una locura, tantas muertes para avanzar unas pocas yardas y acabar en otra trinchera, las cuales perdíamos al día siguiente.

Durante el mes de diciembre todos estábamos

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