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Atentado Contra La Vida De Bolivar


Enviado por   •  11 de Junio de 2013  •  4.029 Palabras (17 Páginas)  •  449 Visitas

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ATENTADOS CONTRA LA VIDA DE BOLÍVAR

El Libertador fue objeto durante su agitada y gloriosa vida de tres intentos de magnicidio, siendo los dos primeros obra del bando español. El último, sin embargo, fue producto de militares descontentos antibolivarianos y santanderistas, renuentes a los cambios revolucionarios contenidos dentro del programa libertario del vencedor de Carabobo. Estos intentos de acabar con la existencia del Padre de la Patria fueron vanos, saliendo ileso de todos ellos. Bolívar, como un ser predestinado a cumplir una noble misión no recibió herida alguna ni siquiera en sus más de setenta acciones militares, a pesar que jamás rehuyó el combate cuerpo a cuerpo.

Atentado de Kingston, Jamaica (1815)

En Kingston, Jamaica (10 de diciembre de 1815), el futuro creador de la Gran Colombia resulta bien librado en un atentado ordenado desde Cartagena, por el general español Pablo Morillo. El asesino, un antiguo sirviente negro de Bolívar llamado Pío, cegó la vida (sin saberlo) de un amigo del Libertador, Félix Anestoy, recién llegado de Nueva Granada, que esa noche durmió en la hamaca que usualmente ocupaba el Padre de la Patria, quien recientemente había cambiado de vivienda, cediéndole la primera a Anestoy. El criminal fue descubierto inmediatamente resultando ser un esclavo que servía a Bolívar, manifestando haber actuado por cuenta de unos agentes realistas.

Atentado del Rincón de los Toros (1818)

El 16 de abril de 1818, en el Rincón de los Toros, cerca de San José de Tiznados, el futuro vencedor del Imperio Español casi pierde la vida en otro atentado. Un desertor había dado aviso al alto oficial del bando realista Rafael López acerca del sitio donde acampaban los republicanos, enviando en consecuencia un destacamento al mando de Tomás Renovales, guiado por el desertor. En horas de la noche de la fecha señalada llegaron al campamento patriota, dando el santo y seña y anunciando que traían un mensaje urgente para el general Bolívar, quien apenas supo del fatídico mensajero, que estaba a pocos metros de distancia, su instinto siempre certero lo hizo lanzarse al suelo. Tan pronto se escucharon los disparos, el Libertador se perdió en medio de la oscuridad. En medio del fragor de la lucha, cundió el rumor entre los republicanos que Bolívar había muerto, lo que causó un hondo desánimo en este bando, motivando a su vez que los realistas lograran tomar el lugar. A los muchos muertos agregaron 150 prisioneros que fueron fusilados. El general Bolívar pudo huir en las ancas del caballo de uno de los pocos patriotas que lograron huir. Durante esta refriega perdió la vida el mencionado Rafael López, quien había formado parte del destacamento realista y había sido el ideólogo del atentado a la vida del Padre de la Patria.

Atentado en el Palacio de San Carlos de Bogotá (1828)

En la noche del 25 de septiembre de 1828, en el Castillo San Carlos, Bogotá, Bolívar es víctima de otro atentado fraguado por militares descontentos, antibolivarianos y santanderistas. Los asesinos entraron sigilosamente y acuchillaron a algunos de los centinelas, pero el ladrido de los perros, seguido por el ruido de gritos y disparos, alertó al Libertador, quien yacía quebrantado en su cama, y a Manuela Sáenz, quien se hallaba junto a él, cuidándolo. Bolívar se levantó y empuñó la espada para enfrentar a los agresores, pero la Libertadora del Libertador lo disuadió de esta gesta suicida e inútil, convenciéndolo de escapar por la ventana. Al entrar los traidores en la habitación, encontraron a Manuela sola, la cual, mostrando gran sangre fría, logró distraerlos con sus respuestas para ganar tiempo y proporcionarle a Bolívar más chance de ponerse a salvo. Acto seguido los llevó al salón del Consejo de Ministros haciéndoles creer que ahí se hallaba el que con furia asesina buscaban. Al percatarse del engaño uno de los conjurados estuvo a punto de matarla, salvándose gracias a la intervención de otro de ellos, quien exclamó: "¡No vinimos aquí a matar mujeres!" Afuera se escucharon gritos de "¡Viva el Libertador!", lo que dio a entender a los asesinos que la conjura había sido descubierta y próxima a ser sofocada. Estos militares traidores fueron posteriormente juzgados y ejecutados.

AMORES DE BOLÍVAR

María Teresa del Toro y Alaiza.

El salto grande y su mujer sin duda alguna ahora se llamaría María Teresa del Toro y Alaiza, emparentada por sangres muy cercanas a la burguesía provinciana criolla de Caracas y el centro del país, a través del Marqués del Toro y los Rodríguez del Toro.

María Teresa, joven aunque dos años mayor que Bolívar, ya que él tenía 17 años, y sin ser bella, la anhelada compañera del futuro Libertador le ataría por su carácter y educación. Mujer frágil, tímida, de ojos claros, profundos y tristes, pálida de tez, amable, inspiradora de honda ternura, casta, tejedora de sueños, avasallante y femenina. La visita luego Bolívar en el norteño puerto de Bilbao, tierra de ancestros, donde con su familia reside temporalmente en el otoño de 1801.

Luego de obtener el permiso o dispensa real que como militar le permita contraer nupcias, el miércoles 26 de mayo del año 1802, sin más espera se cansan en la parroquia de San Sebastián.

Una vez realizado tan importante paso vital, cumpliendo vínculos hereditarios de inmediato la pareja prepara viaje rumbo al puerto americano de La Guaira, desembarcadero natural de Caracas.

Poco duró el idilio de los enamorados ya que la joven María Teresa fue presa de la fiebre amarilla, y luego de muchas dolencias, delirios y aferramientos, muere el sábado 22 de enero de 1803.

Tanto amó Simón Bolívar a esta mujer, que todavía escribe 25 años después: “Quise mucho a mi mujer y su muerte me hizo jurar no volver a casarme. He cumplido mi palabra”.

Fanny Dervieux du Villard.

Simón bolívar regresó a España luego de la muerte de su esposa y de ahí viajó a París en la primavera de 1804. Allí en el “Hotel de los Extranjeros” permanecerá rodeado de amigos, derrochando infinitas ilusiones y aprendiendo cada día más de la vida.

Al cabo de poco tiempo aparece ante él, ella, de cuerpo entero, entre bautismos y enlaces connubiales llamada “Fanny” Louise Denisse Dervieux du Villard, casada con el cincuentón coronel realista y conde a la vez, Bartolomé Dervieux, mujer de mundo, hija del barón de Trobiand de Kenreden, su pariente lejano por la sangre Aristiguieta.

Fanny, blanquísima mujer de cabellos tirando a rubio

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