Autonomia Funcional

Autonomía funcional

La autonomía funcional engloba a todos los aspectos que hacen referencia a la capacidad de dar respuesta y satisfacer nuestras necesidades básicas, así como de movernos en nuestro entorno social y cultural sin depender de los demás: trabajo, vivienda, movimiento, desplazamientos, descanso, acceso a recursos básicos, conocimiento de los códigos de comunicación, etc. Supone autonomía económica, capacidad para orientarnos en el sistema de organización familiar, social y laboral, y de funcionar en él de forma adaptativa.

Autonomía cognitiva

Sin autonomía cognitiva, no puede haber autonomía emocional bien entendida, ya que nuestras emociones están gestionadas por nuestra inteligencia y debemos hacer un buen uso de la razón y de la activación de la voluntad dirigida por unos valores adaptativos, si queremos alcanzarla.

Dependemos, desde muy pequeños, de la mirada de los otros, de su visión y explicación sobre el mundo, del ser humano y de los sucesos que ocurren. Miles de informaciones de todo tipo nos llegan diariamente y podríamos quedar ahogados, en medio de tanto ruido innecesario. Por eso, hemos de aprender a manejar estos datos de forma responsable e inteligente, sabiendo seleccionar aquellos que son significativos y que pueden ayudarnos a crecer y a desarrollarnos como personas, y que colaboren a aumentar nuestro bienestar y equilibrio.

Para poderlo llevarlo a cabo, las herramientas que nos lo permiten son muchas: la inteligencia, la voluntad, la capacidad de análisis, el sentido crítico, los valores que nos señalan el sentido correcto, la construcción del sentido moral, las competencias en el lenguaje y la comunicación, la capacidad de relacionar o de extraer conclusiones bien fundamentadas, e incluso la intuición.

El significado de las informaciones viene dado, en buena parte, por las emociones que van ligadas a las situaciones, las personas y los acontecimientos. Un mapa mental que no sea capaz de incorporar la información emocional sería incompleto y, posiblemente, las decisiones resultantes serían muy erróneas. La autonomía cognitiva va ligada a la autonomía emocional.

Algunas capacidades necesarias para desarrollar la autonomía cognitiva son:

• Pensar, razonar, reflexionar, relacionar, deducir, hacer abstracciones

• Seleccionar, dentro del bombardeo de datos que nos llega, la información significativa

• Tener sentido crítico y de análisis de la propia realidad

• Priorizar y hacer elecciones inteligentes, guiados por valores personales propios

• Nutrirse intelectual y culturalmente, bebiendo de diferentes fuentes de calidad

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