BICENTENARIO DE LA FIRMA DEL ARMISTICIO Y DEL TRATADO DE REGULARIZACIÓN DE LA GUERRA (1820-2020)

REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA[pic 1][pic 2]

MINISTERIO DEL PODER POPULAR PARA LA DEFENSA

VICEMINISTERIO DE EDUCACIÓN PARA LA DEFENSA

UNIVERSIDAD MILITAR BOLIVARIANA DE VENEZUELA

ACADEMIA MILITAR DE LA GUARDIA NACIONAL BOLIVARIANA

BICENTENARIO DE LA FIRMA DEL ARMISTICIO Y DEL TRATADO DE REGULARIZACIÓN DE LA GUERRA (1820-2020)

“ENSAYO”

Realizado por:

Alf. Baudys Katherine Bucarito Brito

C.I. V-24.402.114

Caracas, mayo de 2020

Bicentenario de la Firma del Armisticio y del Tratado de Regularización de la Guerra (1820-2020)

La Guerra a Muerte decretada por el Libertador Simón Bolívar, el 15 de junio de 1813 en Trujillo durante la Campaña Admirable, fue la respuesta a la guerra sin tregua y sin cuartel que los españoles habían iniciado con anterioridad en los campos de batalla de nuestra patria. De allí en delante de ambos bandos, pero sobre todo del lado realista, las acciones inhumanas sobre la población civil y el soldado rendido fue cruel y despiadada. No hubo familias o caseríos que no sufrieran las acciones excesivas de hombres como Zuazola, Tiscar, Antoñanzas, Yañez y Boves. Este último ejemplo desmedido de la crueldad y violencia (con o sin razón) que, acompañado de un pueblo representado en negros, indios y pardos, quienes habían  excluidos por siglos, arrolló ejércitos enteros y echó por tierra con su caballería a la Segunda República. El Joven Sucre y su núcleo familiar no se escaparon a esta violencia; ya que muchos de ellos a causa de los conflictos que eran presentados en esa época, fueron víctimas de las fatales consecuencias del Decreto de Guerra a Muerte. Entre los familiares de Sucre, como sus hermanos Pedro y Francisco, quienes fueron militares y héroes de la independencia, los cuales murieron fusilados en 1814 y 1817 a causa de los rigores de guerra; respectivamente Vicente y Magdalena de Sucre y Alcalá murieron durante la Toma de Cumaná por las hordas de Boves, el trágico día de 16 de octubre de 1814. María Josefa y Aguasanta perecieron ahogadas navegando de La Habana a Saint Thomas en 1821, mientras se encontraban en exilio. Y a pesar de todas estas pérdidas, Sucre no arraigó en él odio ni rencores al momento que Bolívar le encomienda redactar el documento.

Una vez que el General Antonio José Francisco de Sucre y Alcalá, redactó este tratado de Armisticio y de Regularización de la Guerra, el Libertador Simón Bolívar lo considera como “el más bello de los monumentos de la piedad aplicada a la guerra”, cuyo documento puso fin a la crueldad de la Guerra a Muerte iniciada en 1813, por lo que fue considerado como pionero de los derechos humanos. La importancia que se le pudo dar fue porque gracias a ellos se paralizó de manera temporal las luchas entre los patriotas y los realistas. Dicho por el mismo General Libertador con respecto al tratado “es digno del alma de Sucre”, ya que, a pesar de las grandes pérdidas de familiares del Gran Mariscal de Ayacucho que con razones muy obvias pudo elevar algo de odio hacia el bando realista, en ningún momento lo expresa, sino más bien todo lo contrario; pues procede a redactar un documento donde pide que a partir de la firma de este tratado cese toda la crueldad en ambas partes: “ se hará la guerra entre España y Colombia como lo hacen los pueblos civilizados”. Esto representó para la época un hito de derecho internacional, pues Sucre fijó el tratado humanitario para los vencidos en guerra, velando por la vida y el respeto de aquellos combatientes.

Al momento de firmarse este tratado para que se haya derogado definitivamente el decreto de guerra a muerte. El Libertador Simón Bolívar emplea sus más grandes demostraciones como líder militar al permitir reorganizar sus tropas para así continuar con la última estocada y lograr la independencia venezolana. Bolívar para recuperarse de las graves consecuencias luego de las batallas libradas antes de la firma del tratado y armisticio, se enfocó en aumentar sus efectivos de tropas, dándole así el tiempo necesario durante su cumplimiento para dotar, movilizar armamento y caballería, desplegando una mejor logística para reforzar sus hombres, dándole la recuperación a aquellos que fueron heridos y que de una u otra forma regresaban al campo y permitir la organización final para que se pudiera librar la que hoy por hoy es la más grande batalla que se ha realizado en la historia venezolana.

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