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CONFLICTO ÁRABE ISRAELI

sofiaserna14 de Abril de 2013

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El conflicto árabe-israelí es aquel entre el Estado de Israel y sus vecinos árabes, en particular los palestinos. Su definición, historia y posibles soluciones son materia de permanente debate y los problemas que incluye varían con el tiempo. Al día de hoy, las principales cuestiones son la soberanía de la Franja de Gaza y Cisjordania, la eventual formación de un Estado palestino en dichas áreas, el estatus de la parte oriental de Jerusalén, de los Altos del Golán y de las Granjas de Shebaa, el destino de los asentamientos israelíes y de los refugiados palestinos, el reconocimiento de Israel y Palestina y de su derecho a existir y vivir en paz al abrigo de amenazas y actos de fuerza, así como la relación de Israel con Siria y el Líbano. Actualmente Israel tiene tratados de paz vigentes con Egipto y Jordania que garantizan su convivencia pacífica.

Índice [ocultar]

1 Historia

1.1 Primera Guerra Mundial

1.2 Segunda Guerra Mundial

1.2.1 El Holocausto

1.3 La partición de Palestina y la creación de Israel

1.3.1 La escena internacional

1.4 La guerra de 1948

1.5 La Guerra de Suez

1.6 La Guerra de los Seis Días

1.7 Resoluciones claves de la ONU en el conflicto árabe-israelí

1.7.1 Resolución 242

1.8 Guerra de desgaste

1.9 Guerra de Yom Kipur

1.10 La guerra del Líbano

1.11 Jerusalén

1.12 La Primera Intifada

1.13 Los tratados de Oslo

1.14 La Segunda Intifada

1.15 Conflicto en la Franja de Gaza de 2008-2009

1.16 Operación Pilar Defensivo (2012)

2 La intervención de las Naciones Unidas y del mundo

2.1 El Plan de Partición de 1947

2.2 Hoja de ruta para la paz 2003

3 Coste del conflicto

4 Cronología

4.1 Los sucesos políticos o de importancia histórica

5 Filmografía

6 Véase también

7 Referencias

8 Bibliografía

9 Enlaces externos

[editar]Historia

Durante varios siglos, el pueblo judío vivió dividido en varios países del mundo, especialmente en Europa, en lo que se conoce por Diáspora. La convivencia de éstos con el resto de europeos no siempre fue fácil, las persecuciones y pogromos especialmente en la Europa del Este a finales del siglo XIX fueron determinantes para la aparición y auge del sionismo político, que reclamaba un Estado propio para todas las comunidades judías dispersas por el mundo. Los sionistas culturales subrayaban la importancia que tenía convertir a Palestina en un centro para el crecimiento espiritual y cultural del pueblo judío. En la época en la que se fundó el sionismo, Palestina formaba parte del Imperio otomano y estaba habitada por cristianos y musulmanes en su gran mayoría, y una pequeña comunidad de judíos religiosos que, aunque minoritaria, tenía una implantación significativa especialmente en Jerusalén y alrededores.

[editar]Primera Guerra Mundial

Mapa del territorio bajo el Mandato Británico de Palestina antes de la creación del reino de Transjordania.

En 1914 el Imperio otomano decidió entrar en la Primera Guerra Mundial y el gobierno británico empezó a ver al movimiento sionista como un posible aliado en una guerra que parecía desarrollarse mal para los aliados. Hacia 1917, David Lloyd George y Arthur Balfour, primer ministro y secretario de exteriores respectivamente, buscaban alianzas que pudieran mejorar el curso de la guerra. Se consideró entonces que los judíos podrían ser doblemente útiles, ayudando a sostener el frente oriental y estimulando el esfuerzo bélico estadounidense. Fue así como se produjo el 2 de noviembre de 1917 la Declaración de Balfour, por la que el Reino Unido se declaraba favorable a los planes sionistas de creación de un hogar nacional judío en Palestina. La victoria sobre los otomanos dejaría al gobierno británico con el control de Palestina en los siguientes treinta años, en forma de Mandato de la recientemente creada Sociedad de Naciones1

Durante los años 20 el número de judíos en Palestina se incrementó notoriamente: en 1922 su número era de 83.790 sobre una población total de 752.048; en 1929 había 156.481 en una población total de 992.559, duplicando su población en siete años. La inmigración judía se canalizaba a través de la Organización Sionista Mundial, cuya figura principal era Jaim Weizmann, y vinculada con la Agencia Judía para Palestina, que ejercía como un gobierno para los judíos de Palestina, comprando tierra y construyendo escuelas y hospitales. La principal figura de la organización hacia la mitad de los años treinta era David Ben Gurión.2 La filosofía de Ben Gurión y sus colegas era la de construir Sion, forjando una nación judía.3 Los árabes no poseían instituciones similares a las que los judíos estaban desarrollando, debido al feudalismo que aún existía y que permitía a los clanes más poderosos dominar a la mayoría de la población, destacando los continuos enfrentamientos entre los Husseinis y Nashashibis.4

Palestina estuvo relativamente tranquila entre 1922 y 1928, momento en que se desató la violencia en Palestina en forma de enfrentamientos entre árabes y judíos y entre los propios árabes en la Barrera Oeste de Jerusalén. En agosto de 1929 estos enfrentamientos se saldaron con la Matanza de Hebrón, de Safed y de otras comunidades judías palestinas en 1929. El resultado de estos incidentes fue la muerte de 133 judíos y 116 árabes, y una reinterpretación a la baja de la Declaración Balfour y de las aspiraciones sionistas: dos comisiones británicas, bajo el mando de Walter Shaw y John Hope-Simpson, intentaron redefinir la política británica en Palestina, identificando el miedo de los árabes ante la inmigración y la compra de tierras por parte judía como principal causa de las dificultades entre ambas comunidades. La recomendación de Hope-Simpson de que las características del territorio sólo admitirían 20.000 inmigrantes judíos más, provocó el rechazo de los sionistas. Sin embargo, en febrero de 1931, el Primer Ministro británico Ramsay MacDonald escribió a Weizmann indicándole que su gobierno no tenía intención de prohibir la inmigración judía, debido principalmente a que la situación en Palestina parecía haberse calmado nuevamente. Sin embargo, esta calma relativa no duraría mucho tiempo: el desarrollo político europeo cambiaría por completo el conflicto árabe-israelí. El 30 de enero de 1933, Adolf Hitler llegó al poder en Alemania y en marzo ya había asegurado su dictadura.5

[editar]Segunda Guerra Mundial

Campo de concentración de Buchenwald.

El incremento del antisemitismo en Alemania y Rumanía hizo que un gran número de judíos se marchara de Europa, teniendo a Palestina como única opción debido a las restricciones inmigratorias de los Estados Unidos. En 1936, la población judía se había incrementado hasta los 370.483 sobre una población total de 1.336.518.6 La reacción árabe contra lo que ellos consideraban una transformación desagradable del país fue la Revuelta Árabe, que empezó el 15 de abril de 1936 con el asesinato de un judío cerca de Nablús. La escala de la revuelta dio lugar a un despliegue importante de fuerzas británicas, así como a la simpatía oficial de estas en la Haganá, la fuerza defensiva de la Agencia Judía.7

La Comisión Real Palestina, bajo mando de Lord Peel, fue encomendada con la labor de investigar las causas subyacentes de los disturbios y de recomendar una solución para lidiar con las quejas legítimas de árabes y judíos. Su máximo exponente, el profesor Reginald Coupland de la Universidad de Oxford, llegó a la conclusión de que existían en Palestina dos culturas claramente diferenciadas: una árabe de origen asiático y una judía de origen europeo. Considerando que dos culturas tan contrastadas no llegarían a convivir en un sólo Estado, Coupland propuso como única solución la partición en dos Estados distintos. Coupland consiguió convencer a sus colegas de la Comisión e incluso a Weizmann, quien se convirtió en un defensor de la partición. Aun así, no todos los sionistas estaban a favor de la partición y los árabes se oponían frontalmente a ella.8

Hacia finales de 1937, los británicos empezaron a abandonar su apoyo a la idea del hogar judío y a la partición del Mandato puesto que buscaban asegurarse la simpatía árabe en la situación prebélica que preludiaba la Segunda Guerra Mundial. Una nueva declaración, conocido como Libro Blanco, fue patrocinado por Malcolm MacDonald, ministro británico de Colonias, que supuso un giro completo de la política británica en Palestina y el fin de su compromiso con los judíos iniciado dos décadas antes mediante la Declaración Balfour. El Libro Blanco fue publicado semanas antes del comienzo de la Segunda Guerra Mundial y establecía que en el plazo de diez años Palestina se convertiría en un solo Estado independiente gobernada en común por árabes y judíos. Según el nuevo plan, la inmigración judía se limitaría a 75.000 personas en los siguientes cinco años y con el previo consentimiento árabe (lo que en la práctica suponía el cierre a la inmigración legal en vísperas del inicio de la guerra), de modo que los judíos mantuviesen siempre un estatus minoritario.9

A pesar que muchos árabes se dieron cuenta que la nueva declaración favorecía en gran medida sus aspiraciones, el gobierno egipcio y algunos de los principales líderes palestinos como el exiliado Amin al-Husayni la rechazaron por considerarla insuficiente. La alianza del líder palestino con el Tercer Reich, que incluyó el reclutamiento de una división de musulmanes bosnios

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