Cambios De La Revolución Francesa Que Perduraron Al Retorno De La Monarquía En Francia

La Revolución Francesa como hecho aislado, ha sido tratado por los diversos historiadores contemporáneos como la “revolución burguesa” que consiguió romper con el esquema estamental propio del Antiguo Régimen y la caída de la monarquía absolutista en Francia, cuyo representante era el Rey francés Luis XVI.

Tal y como se pretende en este ensayo, no podemos obviar las diferentes controversias que existen en torno a la exposición de las consecuencias que este hecho produjo.

En primer lugar, nos centraremos en la principal cuestión que todo historiador que aborde la Revolución debe plantearse, si con la consecución de la Revolución, se logró un cambio temporal o permanente en la sociedad francesa.

En relación a este tema tan problemático y al que en tantas ocasiones se ha pretendido ofrecer, sin resultado alguno, una respuesta definitiva, cabe destacar que existen dos posiciones totalmente contrapuestas.

La primera de ellas, defendida por los autores denominados por McPhee, como “maximalistas”, es la que afirma que, la Revolución, “alteró profundamente la mayoría de los aspectos de la vida en Francia” . Contrapuestos a dichos autores, se encuentran los “minimalistas” , que exponen que ésta, no supuso grandes cambios para la vida social francesa, sino que el cambio que consiguió en el país fue mínimo.

El hecho más transcendental en el periodo revolucionario, fue sin duda, la consecución de la caída de la monarquía absolutista francesa, puesto que, aunque este hecho no fue innovador, ya que también se produjo durante la Revolución Inglesa de 1688, no puede ser privado de la importancia que merece.

Para dotar de dicha importancia a este acontecimiento, es necesario contemplarlo desde una adecuada perspectiva, en la que el tiempo juega un papel decisivo, observando las consecuencias que éste produjo a corto plazo, entre ellas, la abolición del feudalismo y la instauración de la I República Francesa.

El primer periodo de la Revolución, que inició en 1789 con la autoproclamación del Tercer Estado como Asamblea Nacional, cuyo objetivo final era el de otorgar a Francia una Constitución que acabase con el sistema estamental y la monarquía absolutista existentes, llevó acabo importantes hazañas.

La primera de ellas fue la realización de la “Declaración des droits de l'homme et du citoyen” que, a imagen y semejanza de la “Declaracion de Derechos de Virginia” de 1776, recogía una serie de “derechos naturales, inalienables y sagrados del hombre” , que se fundamentaban en el principio ideológico de la Revolución, la igualdad.

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