Cangrejo

Este artículo es escrito por el periodista y escritor Antonio Caballero a principios del año 1991, empezando la década de los noventas, considerada la década de grandes transiciones. El autor hace énfasis en los cambios que se han dado a nivel de América Latina en cuanto a la manera como llegan los grandes dirigentes al poder. Las décadas anteriores se caracterizaban por que los gobiernos se establecían de manera forzada, dictaduras que en muchos casos –la mayoría- eran patrocinadas por estados unidos por su afán de mantener el poder en el continente, pero esto cambiaba a medida que estas dictaduras se volvieron insostenibles gracias a la cantidad de abusos cometidos por estos gobernantes –de orden militar- generando un cambio en la conciencia del pueblo latinoamericano, dándole así paso al establecimiento de la “democracia” donde el pueblo tiene el “poder” de elegir a sus gobernantes.

En las décadas anteriores a los 90’s, la mayoría de los países latinoamericanos eran regidos por un dictador, tenían gobierno militar, excepto Colombia, México y Costa Rica, -este último porque no tiene ejercito-. Estas dictaduras se caracterizaban por tener la influencia de Estados Unidos, ya que veía en estos países enemigos potenciales y podía mantener el control político y económico de los mismos, esto bajo la premisa de que el peor enemigo que puede tener un país es “EL ENEMIGO INTERNO”; pero ¿quién era ese enemigo? ¿A que le temía estados Unidos? Son dos grandes interrogantes que nunca ha sido resuelto. Las dictaduras suramericanas se dieron en casi todos los países, exceptuando Colombia, cuyo único dictador fue el General Rojas Pinilla entre 1953 y 1957, el resto de las dictaduras se perpetuaron por más de diez años. Además de la violencia generada por la transición de los poderes y la persecución a los opositores de los regímenes, estas dictaduras se caracterizaron por el deterioro de la economía, el aumento de la pobreza y de la deuda externa de los países, la cual asciende a un monto impagable. La única dictadura que se ha mantenido hasta la fecha y la que Estados Unidos no ha podido vulnerar es la de Cuba, en donde el régimen de los Castro se estableció en 1959 con un movimiento revolucionario socialista. La transición del poder en países como Chile, donde el general Pinochet cedió el poder a un civil, pero con una constitución que le daba poder absoluto sobre las fuerzas militares, buscando ser absuelto por los delitos cometidos durante su mandato, empieza una supuesta democracia en este país, que solo se mostraba porque el pueblo iba a las urnas a elegir supuestos gobernantes.

Aunque las formas de gobierno hayan cambiado y que México y Colombia hallan comenzado la década de los 90’s sin dictaduras, sus mandatarios actúan como si fueran dictadores. Para esa fecha –en la que se escribe el artículo- el presidente Bush declaraba en Brasil, o más bien hacia la comparación de los cambios políticos de América Latina con los ocurridos en Europa oriental en magnitud y sentido, pero a la luz de la realidad, nada había cambiado, más bien las cosas parecían empeorar. A pesar de los grandes cambios el panorama que se avecinaba en lo social y político no era el mejor, los altos índices de pobreza, la deuda externa, eran grandes retos que los civiles debían enfrentar. La palabra “dictadura” se cambia por esta otra “democracia” solo porque el pueblo sale a votar por candidatos impuestos por la oligarquía y porque no por interese económicos internacionales, en donde el FMI impone normas para restringir el crecimiento económico de los países desembocando al empobrecimiento de la población latinoamericana, en donde a la fecha el desarrollo económico retrocedió 30 años. En los países centroamericanos se pasa de la dictadura militar a la dictadura civil, ya que los presidentes civiles tienen gran influencia del régimen militar, en fin,

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