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Enviado por   •  4 de Mayo de 2013  •  1.622 Palabras (7 Páginas)  •  321 Visitas

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La situación económica venezolana actual no se perfila como favorable y las perspectivas para el año 1999 no podrían ser menos alentadoras. Esta afirmación, exesivamente pesimista a primera vista, está sustentada en el hecho de que no sólo nos encontramos frente a una situación interna plagada de desequilibrios y de perspectivas cambiantes sino que la situación económica mundial tampoco presenta signos positivos.

La Crisis Asiática que estalló en el mes de octubre de 1997, aunque se venía arrastrando desde el inicio del año, se ha expandido a través del mundo. El apoyo económico del FMI ha demostrado ser insuficiente haciendo poco probable una rápida mejora en la situación económica de los países de la región. Si bien las fuertes devaluaciones de sus monedas hicieron más competitivas sus exportaciones, que ya lo eran anteriormente, incrementando sustancialmente las mismas dirigidas hacia Europa y los Estados Unidos, su principal comprador, Japón, redujo fuertemente sus importaciones dada la pronunciada reducción del consumo interno. Este país, que es al mismo tiempo la segunda economía del mundo y la principal en la región, muestra signos alarmantes de recesión, ensayando medidas que no logran un consenso político interno para tratar de solventar la situación. Dentro de las políticas económicas japonesas tomó vigencia el aumento del gasto público, ya que las tasas de interés se encuentran a niveles muy bajos: los bonos del tesoro a 30 años rinden 0,7% en estos momentos. Sin embargo el gasto público se hace entre el gobierno central y los gobiernos locales, y estos últimos se encuentran fuertemente endeudados, lo que dificulta la aplicación de esta medida.

Adicionalmente, los bancos se encuentran en una situación difícil y se requieren sumas que pueden alcanzar los US$70 millardos para su recuperación.

Toda esta situación económica en Asia ha hecho que los precios de las materias primas hayan bajado a nivel mundial: desde la pulpa de papel hasta el petróleo, las principales materias primas han registrado fuertes bajas, que afectan a los países emergentes, entre los cuales se encuentra Venezuela y cuyos principales productos de exportación suelen ser de este tipo. Esto ha traído como consecuencia una baja importante en los ingresos por exportaciones de los países menos desarrollados creando problemas con sus monedas. Prueba de ello han sido la devaluación que registró el rublo en Rusia, cuya economía se encuentra en una situación de caos, y las fuertes presiones sobre las monedas de Brasil y de Venezuela a mediados de agosto.

El panorama económico mundial se ve ensombrecido también por factores que afectan a las economías que se mantienen sanas en el mundo: Europa Occidental y los Estados Unidos. Si bien las economías de estos dos bloques muestran signos positivos en sus principales variables macroeconómicas y entre ambas se lleva a cabo dos tercios del comercio internacional, no pueden ser inmunes al contagio de inestabilidad del resto del mundo debido al proceso de globalización.

Por un lado Europa espera crecer un 2,8% en 1999 impulsado por una elevada demanda interna. Sin embargo, la realidad es que un tercio de sus exportaciones se verán afectadas por la baja en el consumo del resto del mundo que atraviesa dificultades y cuyos ingresos por exportaciones han caído producto de la reducción en los precios de las materias primas o la recesión que atraviesa Japón. Así mismo los precios de los productos de los países que han devaluado sus monedas son muy atractivos, pudiendo impulsar un desvió de la demanda interna hacia productos importados de esas regiones. Por otro lado, los bancos europeos tenían posiciones importantes en países emergentes, especialmente Rusia y América Latina, por lo que han registrado pérdidas importantes. La preocupación sobre la recesión mundial es tal que algunos países europeos decidieron disminuir sus tasas de interés de referencia, como medida para evitar una baja en el crecimiento económico, además de facilitar la convergencia de tasas de interés dentro de la Unión Europea para la unificación de las monedas.

Estados Unidos, por su parte, muestra una economía fuerte, con indicadores macroeconómicos casi perfectos: crecimiento económico sostenido, baja inflación y bajo desempleo. A pesar de ello algunos de los indicadores relacionados con estas variables siguen siendo positivos pero presentan una reducción en su tasa de crecimiento, lo que puede interpretarse como señal de una posible recesión. Adicionalmente se tiene el problema de la inestabilidad en los mercados financieros. Un elevado porcentaje de los hogares en EE.UU. tienen inversiones en el mercado financiero local, especialmente por la vía de los Fondos Mutuales, cuyos activos equivalen a los de toda la banca de ese país, o por inversiones en Bolsa. Las ganancias significativas en el pasado reciente han permitido un aumento del pago de impuestos, permitiendo por primera vez en treinta años un Estado superavitario, y un aumento del consumo privado a consecuencia del aumento del ingreso disponible producto

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