Ciencia y Marginacion Jose Luis Peset
Nicole González MaturanaResumen15 de Enero de 2016
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Ciencia y Marginación
José Luis Peset.
- Introducción: Tres saltos de moneda.
La ciencia ha resuelto varios problemas los últimos siglos, se han descubierto y desarrollado distintas objetos y facultades, respectivamente. No obstante, la ciencia también se reencontró con una “verdad” que ha estado latente en la historia de occidente: Redescubrió y demostró que unos hombres eran distintos de otros, y que ésta diferencia se basaba en supuestos morfológicos, configurándose una jerarquización y un derecho de opresión de los seres humanos.
Ésta concepción científica ha servido para marginar, perseguir e incluso atormentar a personas o grupos humanos.
El autor, a partir de ésta realidad, ha reflexionado diciendo: “Lo que fue, amenaza siempre con volver, y, tal vez, si dejamos que se lleven a los otros, nadie nos ayudará cuando los distintos seamos nosotros mismos”.
El texto tocará tres ambientes relacionados con la marginación: Los negros americanos y su realidad en los años anteriores a la abolición de la esclavitud; los criminales, considerados como un grupo aparte lleno de estigmas; y finalmente, los locos, eliminados muchas veces bajo el supuesto morfológico.
Primera parte: Negros…
Capítulo 1: La antigua colonia.
Abolicionistas y Esclavistas.
El racismo blanco hacia la gente de color es un problema muy antiguo y que todavía no se ha solucionado. Un racismo que se generó por las razones fenotípicas de los individuos.
Ahora bien, adentrándonos en la revolución americana, si bien se reconocían a los negros como iguales, éste será un discurso que progresivamente cambiará con el tiempo. Además podemos agregar el rol de la ciencia en el impulsamiento de éstas ideas radicales; si en los años treinta comienza en los teatros anglosajones a convertirse el negro en personaje burlesco, pronto los científicos responderán ante esta nueva demanda del público (Peset. 1983, 16).
Uno de los primeros científicos en apoyar la radicalidad, fue Samuel Morton, que además de la morfología y los rasgos fenotípicos, añadiría una explicación divina que permite la marginación de los negros en la sociedad norteamericana[1]. Se comenzará a distinguir, a partir del desarrollo de la antropología, que el ser humano es distinto de los animales, y se comienza a elaborar el evolucionismo como teoría[2].
Según Morton, el hombre blanco está llamado a liderar este mundo, deja en claro que la superioridad del hombre se haya en su lenguaje, en su moral e inteligencia. Sin embargo, destaca lo siguiente: Así la raza blanca ha sido capaz de instalar y mantener sus colonias en todas las regiones habitables de la tierra (Morton. En Peset. 1983, 19). Deja en claro, sin duda, que habla de aquel hombre blanco que vive en las zonas frías y templadas del hemisferio norte.
La ciencia craneológica y la frenológica apoyan la distinción entre animal y humano, y más aún entre blancos y negros, diciendo que tanto en aspectos físicos como psicológicos el hombre blanco es superior al resto.
Al final del día, termina siendo claro que todos estos cambios científicos responden al hecho de la abolición de la esclavitud (Peset. 1983, 21). Mientras que en Gran Bretaña se abolía la esclavitud en 1833, Francia 1848, Suecia 1847, Dinamarca 1848, en EEUU estos movimientos abolicionistas se consideraron una impostura extranjera, que auxiliaba a los negros esclavos.
Muchos pensaban que aprobándose la abolición en el sur de Estados Unidos, se dividiría el país mermando su consolidación como Estado, no obstante, muchos[3] también apoyaban el mejor trato a los negros y muchas veces el fin de la esclavitud, durante los años treinta, cuarenta y cincuenta. A pesar de los esfuerzos, los negros estaban llamados a cumplir las labores más bajas de la sociedad; en los países desarrollados, del esclavo al proletario; y en las colonias, del esclavo al soldado, al peón o a la bestia infrahumana (Peset. 1983, 22).
Uno de los connotados antropólogos dedicado al tema racial, J.C. Nott, se hará famoso por escribir durante los tiempos de revolución americana, él dice: La raza blanca y la negra ahora están viviendo juntas en los Estados Unidos en unas circunstancias que, si podemos juzgar por los signos de los tiempos, no pueden siempre durar, y ya es hora para los filántropos de encarar valientemente el problema (Nott. En Peset. 1983, 24). Nott, plantea que los filántropos están perdiendo el tiempo en querer abolir la esclavitud, ya que las razas inferiores nunca pondrán ser mejoradas por una cuestión de genética, además de que la unión de especies produce degeneración. Agrega además que el hombre es superior a la mujer, de cualquier raza, indicando que la violación de un hombre blanco a una mujer negra no estaba penada ni era grave.
Muerto Morton en 1851, será Agassiz[4] quien sea el científico naturalista que escribirá sobre el tema, dentro de sus textos afirma con energía: Bible is not a text-book on natural history (La biblia no es el libro de la historia natural) (Agassiz. En Peset. 1983, 28). Un científico que no temerá que sus resultados parezcan apoyar la esclavitud, pero que divide la religión de los temas científicos.
Ya en 1871, la literatura y los centros de estudios antropológicos escribían: El tema de la unidad humana no podía ser discutido sin ofender a algunos de sus miembros, y su introducción causal era motivo de apasionadas protestas (Peset. 1983, 30). Finalmente, el mainstream se limitó para que no estallará cualquier situación poco decorosa.
Los colores de la guerra.
En los años de guerra, el afán expansionista del sur de EEUU chocaba inevitablemente con los intereses económicos del norte del país. Eran modelos de desarrollo muy distintos. Sin embargo, el sur se expandía junto a la “lacra” negra, que para a mediados de siglo eran 4 millones. El algodón que cultivaban producía en 1790 unas 8.000 balas, mientras que para 1860 eran 4 millones de ellas; el sistema productivo sureño, si bien crecía aceleradamente, no era favorable para el capitalismo moderno, ya que la mano de obra era escasa, enfermaba y moría, además de que las ganancias iban a parar a manos de los esclavos, a la compra de más tierras y más lujos, nunca hacia la industria o la tecnificación. Finalmente no era un sistema adecuado al nuevo capitalismo industrial (Peset. 1983, 31).
Entre algunas consecuencias del régimen de desarrollo esclavista: estigmatizaba el trabajo manual; provocaba formas y hábitos extravagantes en el sur; enseñaba maneras civilizadas al negro, le aseguraba casa, vestido, comida y ayuda en la enfermedad y vejez, pero le hacía dependiente e imprevisor y mataba su iniciativa; limitaba el desarrollo de los hombres blancos pobres, aunque libres, del sur; arruinaba la tierra; fue una barrera a la tecnología y al desarrollo urbano; y desarrolló una autocracia que desde la plantación se llevó al mundo político y amenazó el desarrollo de una auténtica democracia (Peset. 1983, 31)
El capitalismo en progreso necesitaba de una mano de obra especializada y segura, que no lo ofrecía el sistema esclavista. Cuando estalló la guerra, poco pudo decir la ciencia, ya que las balas y los cañones fueron quienes tomaron las decisiones.
Sin embargo, se sigue escribiendo dentro de las disciplinas sobre el mismo tópico anti-abolicionista. Se dice por ejemplo que: la mezcla de razas en el sur es lo que la prostitución en el norte. (Peset. 1983, 34). Indicando la repugnancia en contra de las relaciones interraciales. Algunas posturas como las de Van Evrie dicen que a los negros no se les debe abolir, sino que educar para aquello que necesitan y según sus aptitudes. Concluye diciendo, que el negro esclavizado tiene buenas cualidades, mientras libre está condenado a su extinción (Peset. 1983, 35).
Estos autores reclamaban que las cosas en Gran Bretaña, después de la abolición de la esclavitud, no andaban nada bien; diciendo que el Estado monárquico se ha dedicado a empobrecer a los blancos, mientras que los negros están a la paridad. Además de agregar que las colonias británicas se han empobrecido.
De vuelta al viejo mundo.
En Gran Bretaña, ya en la segunda mitad del siglo XIX, se enfrentaron dos escuelas: La escuela etnológica, elitista y aristocrática; y la escuela antropológica, populista y pequeño burguesa. En torno a estas dos escuelas se da una disputa, que reflejó un racismo muy violento en el Reino Unido. La sociedad inglesa veía con buenos ojos los postulados de la escuela antropológica, mientras que sus dirigentes (elite) no querían mezclarse con ese tipo de ideas.
Es claro que el apoyo morfológico a cualquier teoría es fácil, ya que es demostrable, y Gran Bretaña fue uno de los países que también recogió este rasgo. En consecuencia, se comienza a clasificar y categorizar a la especie humana por su fenotípico, una tradición predarwiniana de anatomía comparada (Peset. 1983, 39). En esta dirección es que comienzan a crearse distintas revistas que empiezan a divulgar por la sociedad los escritos científicos, volviéndolos populares dentro de la ciudadanía.
La sociedad antropológica de Londres forma una alianza con la misma sociedad de París, destacando la animadversión que sienten por la etnología, diciendo que ésta es una rama más dentro de la antropología. Las ideas europeas son las que homologan los antropólogos norteamericanos, existe entonces una absorción de los postulados franceses y británicos por parte de los estadounidenses.
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