Comentario
soleesol18 de Octubre de 2013
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En este comentario se tratará acerca del texto titulado “La Historia Social Británica: Memoria de una contribución colectiva”, del autor Gutmaro Gómez Bravo, publicado en “Historia y Comunicación Social” de Agosto del año 2003, en las páginas 119 a 137.
El mismo pertenece al género humanístico, ya que puede ser catalogado como un ensayo analítico, centrado en concreto, en la tradición historiográfica marxista británica y su recorrido histórico desde la década de 1930 hasta la actualidad. Por ende, se citan en el análisis a las personalidades influyentes que en ella intervinieron, sus orientaciones y sus aportes, las tendencias que ocasionaron la primera generación y las posteriores, las herencias apreciadas y las rechazadas, así como las problemáticas que suscitaron eventuales divergencias, sus causas y sus consecuencias.
De allí es que toma forma el titulo del texto, a saber, “Memorias de una contribución colectiva”, ya que el resultado presente lo evidencia como el producto de la suma progresiva de aportes históricos de personas consideradas pertenecientes a una corriente común, en este caso marxista, y que a modo de contribuciones teóricas han ido construyendo la historiografía británica en cuestión.
Como comienzo, el autor parte de Harvey Kaye y su producción titulada “Los Historiadores Marxistas Británicos”, de la idea de tradición compacta y continuista que propiciaba dicha obra y de los acontecimientos de mediados de 1956 así como de los enfrentamientos producidos en respuesta, como generadores de la denominada por Anderson “primera nueva izquierda del mundo” y la línea divisoria respecto a una segunda.
Describe entonces la existencia de dos ramas, una primaria originada en debates relativos a la transición del feudalismo a la modernidad y creadora en 1952 de la revista Past&Present, y otra precedente de la Historia Popular, a la que considera como un gran aporte por anticipar una ruptura de su marco y una apertura hacia una “historia desde abajo”. De este grupo secundario es que relata el surgimiento del centro para los estudios del trabajo y los trabajadores a manos de los famosos Hobsbawm, Saville y Thompson.
Seguidamente se ocupa de los intentos de cambios llevados a cabo por estos nuevos sectores, búsquedas y renovaciones temáticas pese a los cuales no pudieron vencerse del todo arraigadas tradiciones como la Historia del trabajo, para pasar más tarde, a la descripción del énfasis creciente en la cuestión cultural en cuanto a nuevas líneas de investigación en particular, a manos de Haggart y Williams. Es aquí donde el autor trae a colación, como en otras ocasiones, el contexto en el cual se desarrolla esto último, a saber, los cambios producidos por la extensión del Estado del bienestar y la mejora considerable del trabajador.
Propone que el intento de asimilación de esta nueva perspectiva a su objeto de estudio significó para este grupo no solo la apuesta por una interpretación histórica determinada sino también, la misma búsqueda de identidad propia.
Continúa su relato con los trabajos de Raymond Williams y Thompson de 1970, en el análisis de un estudio no solo ya del movimiento obrero organizado, sino de sus orígenes pre políticos y en la conexión de estos con otros tipos de organizaciones sociales.
Los aportes que cita a partir de allí son los de autores como Kiernan y los ya mencionados Saville y Anderson, aunque destaca que no fue esta sino una generación posterior la que llevo a cabo la tarea de continentalización del pensamiento crítico británico.
Concluye su trabajo con la descripción de lo que encuentra de peculiar en esta tradición historiográfica, así como la mención de lo que considera aciertos saludables en cuanto a su fortalecimiento y los medios utilizados a tal fin, que habrían ayudado, más allá de la mera supervivencia
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