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Dioses Griegos


Enviado por   •  7 de Octubre de 2014  •  6.029 Palabras (25 Páginas)  •  215 Visitas

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Atenea

Biografía de Atenea - Quién es

En el panteón griego supieron reunirse los dioses más trascendentes de la mitología de la Grecia clásica, en tanto, Atenea, también llamada Palas Atenea, es una de las deidades que ha ocupado un lugar destacado en él y en ello ha tenido que ver las categorías que le ha tocado representar: la guerra, la sabiduría, la civilización, la estrategia, las artes, la habilidad, la estrategia y la justicia.

Atenea ha sido venerada en toda la Grecia Antigua y sus zonas de influencia (Asia menor, Península Ibérica, Norte de África y proximidades de la India), prácticamente sin excepciones.

Atenea era la hija favorita de Zeus, quien habría nacido de su mente, completamente armada, luego que Zeus se tragase a su madre, Metis, una titánide poderosa que representaba tanto a la Prudencia como a la Perfidia.

Otro de los tantísimos mitos que existen alrededor de Atenea sostiene que ésta era hija de Palas o Palante, un gigante alado a quien más tarde Atenea debería matar por querer atentar contra su castidad.

Pero en estos dos no acaban las especulaciones sobre el origen de tamaña Deidad, sino que hay muchos más, por ejemplo, que era hija de Poseidón y de la Ninfa Tritonis y que tras enojarse con su padre Atenea corrió a los brazos de Zeus para que la haga su hija y protegida.

Entonces, como consecuencia de las diversas hipótesis que existen sobre su naturaleza también surgieron disputas entre diferentes ciudades que se proclamaban como las auténticas patrias que la habían visto nacer: Creta, Tesalia, Arcadia, Egipto y Beocia, entre otras.

Una versión próxima a estos tiempos afirma la veracidad de una de las historias mencionadas líneas arriba, que Atenea era hija de Zeus y de Metis y que había nacido armada desde la cabeza a los pies. Atenea nunca contrajo matrimonio, ni siquiera tuvo amantes, sino que se mantuvo virgen perpetuamente. En la guerra jamás perdió, se mantuvo invicta siempre y a partir de ello se erigió como la patrona de varias ciudades, siendo Atenas, la ciudad griega más destacada, una de esas tantas ciudades que la adoptaron como patrona absoluta.

Asimismo, Atenea protegía a héroes y otros personajes de la mitología. De todas fue la diosa más representada en el arte griego y también la que impulso conceptos como justicia y sabiduría en la cultura popular griega.

Para lograr la mencionada protección de Atenas, Atenea, debió competir contra Poseidón. Según cuenta la tradición, Atenea y Poseidón debían entregar a los habitantes un regalo, luego, éstos decidirían cuál era el mejor y quien resultase electo ganaría el protectorado; Poseidón golpeó el suelo con su tridente e hizo que una fuente brotase de él, situación que les daba no solamente agua sino un medio comercial, aunque, esa agua resultó ser salada y muy mala para ser bebida, con lo cual el regalo de Atenea, un olivo, le reportó a los atenienses madera, aceite y alimento y así se ganó el protectorado de la ciudad griega más importante.

Entre sus intervenciones más populares se cuentan: fue quien guió a Perseo en su camino a decapitar a Medusa; le enseño a Heracles cómo despellejar el león de Nemea usando las mismísimas garras del león; y fue quien ayudó a Hércules a matar a la hidra de Lerna…

Los atributos que generalmente acompañaron sus representaciones han sido el casco que lleva en su cabeza, adornado con cabezas de corderos, caballos y esfinges, la égida, una coraza de piel de cabra y un escudo redondo en cuyo centro aparece la cabeza de medusa. Y entre los objetos que se le han consagrado, tradicionalmente, destacan: la serpiente, el olivo, el mochuelo (ave rapaz), la lanza y el gallo.

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Iconografía de Atenea

Se la representa con la armadura hoplítica, es decir, con la lanza , el casco y la égida (especie de coraza de piel de cabra). En la égide hay representada la cabeza de la gorgona Medusa, que le había dado Perseo. Su animal favorito es la lechuza; su planta, el olivo. Alta, de rasgos serenos, más majestuosa que bella, Atenea se la describe tradicionalmente como la "diosa de ojos garzos".

Atenea. Diosa guerrera (promakhos) que permaneció virgen. Considerada en el mundo griego, y sobre todo en su ciudad, Atenas, como la diosa de la Razón.

Mitología de Atenea

Atenea (Minerva, en latín) es hija de Zeus y de Metis. Ésta se hallaba encinta y a punto de dar a luz una hija, cuando Zeus se la tragó. Lo hizo por consejo de Urano y de Gea, que le revelaron que si Metis daba a luz una hija, a continuación tendría un hijo que arrebataría a Zeus el imperio del cielo. Por esa razón, cuando llegó el momento del parto, el padre ordenó a Hefesto que le partiese la cabeza con un hachazo. De la cabeza salió Atenea, completamente armada, que profirió un grito de guerra que resonó en cielo y tierra. El lugar donde nació se sitúa generalmente al borde del lago Tritonis, en Libia.

Desempeñó un importante papel en la lucha contra los Gigantes, dando muerte a Palante y Encélado. Una vez desollado el primero, se hizo una coraza con su piel; respecto al segundo, lo persiguió hasta Sicilia, donde lo inmovilizó arrojándole encima toda la isla. En la Ilíada participa en la lucha al lado de los aqueos (desde que Paris, en el Ida, negó el premio a su belleza, era hostil a los troyanos).También protege a Heracles en el combate, armándolo cuando el héroe se dispuso a emprender sus trabajos, y le concedió también las castañuelas de bronce con que asustó las aves del lago Estinfalo. En pago, Heracles le dio las manzanas de oro de las Hespérides cuando Euristeo se las hubo devuelto. También luchó a su lado contra los Gigantes.

En la Odisea, Ayudó a Ulises a volver a Ítaca, que le prestaba su asistencia actuando por metamorfosis, adoptando la figura de varios mortales. También envía sueños a Nausícaa para sugerirle que vaya al río a lavar la ropa justo en el día en que sabe que Ulises abordará en la isla de los feacios. Le confiere además una belleza sobrenatural para impresionar a la joven en aquel encuentro, que ha de proporcionar a Ulises un barco para regresar a su casa. Por otro lado, ruega a Zeus a favor de su protegido y, además, es quien provoca la orden dada a Calipso de dejar libre a Ulises y procurarle el medio de hacerse nuevamente a la mar.

Había dedicado su talento a las artes de la paz, y en Ática se le reconocían, entre otras más, la invención del aceite de oliva, además de la introducción del olivo en el país, como regalo que había hecho en el Ática para merecer que su pueblo la reconociese como soberana. No obstante, antes de ello se disputó con Posidón para la sobiranía, y cada uno trató de ofrecer al país el mejor regalo para acrecentar sus méritos. Posidón hizo surgir, de un golpe de tridente, un lago salado en la Acrópolis de Atenas; Atenea hizo que brotase allí un olivo. Los doce dioses, que desempeñaron de árbitros, confirieron la victoria a Atenea, y con ella la sobiranía sobre el Ática.

Atenea permaneció virgen, pero se cuenta que tuvo un hijo. Había ido a visitar a Hefesto en su fragua para procurarse armas, y el dios, quien había sido abandonado por Afrodita, se prendó de Atenea en cuanto la vio y comenzó a perseguirla. Atenea huyó pero Hefesto, a pesar de ser cojo, logró alcanzarla y la cogió en brazos. En su deseo, Hefesto mojó la pierna de la diosa, la cual, asqueada, se secó con lana y tiró la inmundicia al suelo. De la tierra así fecundada nació Erictonio, a quien Atenea consideró hijo suyo, lo educó y quiso hacerle inmortal; lo encerró en un cofre, guardado por una serpiente, y lo confirió a las hijas del rey de Atenas.

El culto a Atenea

Por la protección que concede a Ulises y a Heracles, Atenea simboliza el auxilio aportado por el espíritu a la fuerza bruta y al valor personal de los héroes. Por eso, es considerada en el mundo griego, sobre todo en Atenas, su ciudad (a la que había dado su nombre), como la diosa de la Razón. Preside las artes y la literatura (tiende a suplantar a las Musas). No obstante, mantiene una relación más estrecha con la Filosofía que con la Poesía y la Música. También es la protectora de las hilanderas, tejedoras, bordadoras,..., en su carácter de diosa de la atividad inteligente. Con frecuencia, era elegida como protectora y patrona de las ciudades. Además de Atenas, contaba con templos como Esparta, Mégara, Argo, etc. En Troya era objeto de un culto especial en forma de un ídolo muy antiguo llamado Paladio, considerado como una garantía de la perennidad de una población.

Zeus en la mitología

Nacimiento

La infancia de Zeus por Nicolaes Pietersz Berchem (1621-1683).

Crono fue padre de varios hijos con Rea: Hestia, Deméter, Hera, Hades y Poseidón, pero se los tragó tan pronto como nacieron, ya que Gea y Urano le habían revelado que estaba destinado a ser derrocado por su propio hijo, tal como él había destronado a su padre. Pero cuando Zeus estaba a punto de nacer, Rea pidió consejo a Gea para urdir un plan que lo salvara, y así Crono tuviera el justo castigo a sus actos contra Urano y contra sus propios hijos. Rea se escondió en la isla de Creta, donde dio a luz a Zeus. Luego engañó a Crono, dándole una piedra envuelta en pañales que éste tragó en seguida sin desconfiar.

Urano

Gea

Rea

Crono

Otros Titanes

Hera

Poseidón

Zeus Hades

Hestia

Deméter

Infancia

Rea escondió a Zeus en una cueva del monte Ida en Creta. Según diversas versiones de esta historia, Zeus fue criado:

1. Por Gea.

2. Por una cabra llamada Amaltea, mientras una compañía de Curetes o Coribantes (soldados o dioses menores) bailaba, gritaba y daba palmadas para hacer ruido y que Crono no oyese los llantos del niño. (Véase cornucopia.)

3. Por una ninfa llamada Adamantea. Puesto que Crono gobernaba la tierra, los cielos y el mar, ella lo escondió colgándolo con una cuerda de un árbol, de forma que quedaba suspendido entre la tierra, el mar y el cielo, siendo pues invisible a su padre.

4. Por una ninfa llamada Cinosura. En agradecimiento, Zeus la subió entre las estrellas tras su muerte.

5. Por la ninfa Melisa o por la Melisa que era hija de Meliseo, rey de Creta. Melisa alimentó a Zeus con miel y leche de cabra.

6. Por una familia de pastores a cambio de la promesa de que sus ovejas estarían a salvo de los lobos.

Zeus se convierte en rey de los dioses

Cabeza laureada de Zeus en un tetradracma griego, Lámpsaco, c. 360–340 a. C. (Cabinet des Médailles).

Tras hacerse adulto, Zeus obligó a Crono a regurgitar primero la piedra (que se la dejó a Pitón bajo las cañadas del Parnaso como señal a los hombres mortales, el Ónfalos) y después a sus hermanos en orden inverso al que los había tragado. En algunas versiones, Metis le dio a Crono un emético para obligarlo a vomitar los bebés, y en otras Zeus abrió el estómago de Crono. Entonces Zeus liberó a los hermanos de Crono, los Hecatónquiros y los Cíclopes, de su mazmorra en el Tártaro y mató a su guardiana, Campe. Como muestra de agradecimiento, los Cíclopes le dieron el trueno, el rayo o el relámpago, que habían sido previamente escondidos por Gea. En una guerra llamada la Titanomaquia, Zeus y sus hermanos y hermanas junto con los Hecatónquiros y Cíclopes, derrocaron a Crono y a los otros Titanes, que fueron encerrados en el Tártaro, un lugar húmedo, lúgubre, frío y neblinoso en lo más profundo de la Tierra y allí quedaron custodiados por los Hecatónquiros. Atlas, uno de los titanes que luchó contra Zeus, fue castigado a sostener la bóveda celeste.

Tras la batalla con los Titanes, Zeus se repartió el mundo con sus hermanos mayores, Poseidón y Hades, echándoselo a suertes: Zeus consiguió el cielo y el aire, Poseidón las aguas y Hades el mundo de los muertos (el inframundo). La antigua tierra, Gea, no podía ser reclamada y quedó bajo el dominio de los tres según sus capacidades, lo que explica por qué Poseidón era el dios de los terremotos y Hades reclamaba a los humanos que morían.

Gea estaba resentida por cómo Zeus había tratado a los Titanes, porque eran sus hijos. Poco después de subir al trono como rey de los dioses, Zeus tuvo que luchar con otros hijos de Gea, los monstruos Tifón y Equidna. Zeus derrotó a Tifón atrapándolo bajo una montaña, pero dejó a Equidna y a sus hijos con vida como desafío para futuros héroes.

Zeus y Hera

Artículo principal: Hera

Zeus y Hera.

Zeus era hermano y marido de Hera, con quien tuvo a Ares, Hebe y Hefesto, aunque algunas fuentes dicen que Hera tuvo a Hefesto sola. Algunos autores incluyen a Ilitía y Eris como hijas suyas. Zeus es famoso por sus conquistas de muchas mujeres mortales —entre las que destacan Sémele, Alcmena, Ío, Europa y Leda— y ninfas, de las que nacieron los fundadores de muchas dinastías helénicas. La mitografía olímpica recoge incluso uniones con las diosas Leto, Deméter, Dione y Maya.

Muchos mitos muestran a una Hera muy celosa de estas conquistas amorosas, y enemiga sistemática de todas las amantes de Zeus y de los hijos que tenían con él. Durante un tiempo, una ninfa llamada Eco tuvo el trabajo de distraer a Hera de estas aventuras hablándole incesantemente. Cuando Hera descubrió el engaño, maldijo a Eco a pronunciar sólo las palabras de los demás.

Hera también se representa despreciando profundamente a Ganimedes, un muchacho troyano a quien Zeus llevó al Olimpo para ser copero de los dioses, además de erómeno suyo.

Biografía de Zeus - Quién es

En la Grecia clásica, Zeus, era de alguna manera el dios más importante y destacado, porque era al mismo tiempo el padre de los dioses y de los hombres; Zeus era algo así como un padre de familia, incluso aquellos que no eran hijos suyos, se dirigían a él como si en verdad él lo fuese.

Su principal función era la de gobernar a los dioses del monte Olimpo y supervisar el universo.

Por otra parte, Zeus era considerado como el dios del trueno y del cielo.

Tradicionalmente se lo representó en dos posturas bien distintas entre sí, por un lado, avanzando con un rayo levantado en la mano derecha y por otro sentado de manera majestuosa, como buen dios de dioses. Entre sus atributos se cuentan: el rayo, el águila, el toro y el roble.

Zeus era hijo de Crono y de Rea y en el aspecto sentimental, de acuerdo a la mayoría de las tradiciones, Zeus, estaba casado con Hera, con ésta habría engendrado a otras deidades como Ares, Hebe y Hefesto, sin embargo, si tenemos en cuenta al oráculo de Dódona su esposa era Dione y con ella habrían sido los padres de la diosa Afrodita. Pero con éstas dos no termina la cuestión sentimental de Zeus sino que es tan solo una pequeña parte, ya que Zeus se hizo muy popular por sus aventuras y romances, de las cuales nacieron tantísimos dioses y héroes de la mitología griega tal es el caso de Apolo, Artemisa, Hermes, Atenea, Perséfone, Perseo, Dionisio, Heracles, Helena, Minos y las Musas.

Así como sucedió con cada dios griego y Zeus no iba a ser menos dada su relevancia, se lo veneró en diversos lugares y a través de diferentes maneras, aunque el principal centro en el cual se concentró la rendición de pleitesías y honores fue Olimpia; durante el festival cuatrienal que se desarrollaba allí y que incluía los famosos juegos olímpicos se llevaba a cabo el culto a Zeus. También había un altar dedicado a él, construido de la ceniza producto de los restos de animales sacrificados allí.

Pero como bien indicáramos líneas arriba, Zeus, fue un dios supremo ampliamente popular que asumió la autoridad de diversas áreas: era el patrón de la hospitalidad y los invitados, vengador de injusticias, vigilante de los juramentos, vigilaba los negocios y castigaba a los comerciantes deshonestos, era portador de la libertad, entre otras cosas y fue veneradísimo en diversos e importantísimos puntos de Grecia: Creta (reconocida como su lugar de nacimiento), Caria, Etna, Isla de Cefalonia, Esparta.

Zeus habría llegado a ser el dios de dioses tras recuperar a sus hermanos tragados por su propio padre Crono, en recompensa por su acción, los cíclopes le entregaron el trueno. Tras imponerse en la batalla de los Titanes, Zeus se repartió el mundo con sus hermanos mayores, a Zeus le tocó el cielo, a Hades el inframundo o mundo de los muertos y a Poseidón las aguas.

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Júpiter (mitología)

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Para otros usos de este término, véase Júpiter.

Júpiter y Tetis, de Jean Ingres (1811).

Júpiter (en latín), también llamado Jove (Iovis), es el dios principal de la mitología romana, padre de dioses y de hombres (pater deorum et hominum). El nombre proviene de la raíz iu-, que en indoeuropeo significa luz, y piter, que hace referencia a pater, que significa padre, es decir: El padre de la luz.1

Hijo de Saturno y Ops, Júpiter fue la deidad suprema de la tríada capitolina, integrada además por su hermana y esposa, Juno, y su hija, Minerva. Sus atributos son el águila, el rayo, y el cetro. Su equivalente en la mitología griega es Zeus.

El culto a Júpiter, de probable origen sabino, fue introducido en Roma por Numa Pompilio.2 En el mayor templo romano, construido en su honor en la colina Capitolina, fue venerado como Iuppiter Optimus Maximus (‘Júpiter, el mejor y más grande’), protector de la Ciudad y del Estado romano, de quien emanan la autoridad, las leyes y el orden social. Cicerón le llama numen praestantissimae mentis, «la sobrecogedora presencia de una mente suprema».3

Durante la República, era la divinidad a la que el cónsul dirigía sus plegarias al iniciar su mandato.4 En el Imperio, con la introducción del culto imperial, Júpiter dejó de ser la única personificación de la máxima grandeza, aunque varios emperadores le hicieron su dios tutelar, o bien se incorporaron a sí mismos sus atributos. César Augusto decía tener sueños enviados directamente por Júpiter.4 Calígula se hizo llamar Optimus Maximus, y comunicó, mediante un puente, su palacio, en el monte palatino con el Templo de Júpiter Capitolino.4

Mito

Como ocurre con gran parte de la mitología romana, el mito de Júpiter se ajusta en buena medida al de Zeus, de la mitología griega, con préstamos de la mitología etrusca y con elementos nativos lacios.

Originariamente a Júpiter se le consideró un dios del cielo en relación con el clima y los ciclos agrarios. Después fue protector de la confederación de ciudades latinas, hasta que con el tiempo adoptó atributos acordes al Estado romano, la justicia, el derecho y la autoridad de las leyes, aunque conservó elementos de su anterior concepción, como el de ser portador del rayo al igual que Zeus en la mitología griega; y, al igual que él, finalmente se convirtió en el dios de los dioses.3

Nacimiento y ascenso al trono[editar]

Saturno, hijo menor de Coelus y Terra, devoraba a sus propios hijos, cumpliendo así con la condición que su hermano mayor, Titán, le había impuesto para gobernar, de manera que la descendencia de Titán pudiese luego llegar al trono de soberanía sobre el resto de los dioses. Sin embargo, Ops, esposa de Saturno, logró sustraer a Júpiter, Neptuno y Plutón de aquel destino. A Júpiter lo escondió en la isla de Creta, donde la cabra Amaltea lo amamantó. En lugar de Júpiter, Ops le dio a su esposo una piedra envuelta en pañales, que Saturno devoró.5

Una vez que hubo crecido, Júpiter hizo guerra contra Titán primero, y después contra su padre, hasta destronarlo.6 Saturno había devorado a sus hijas, Vesta, Ceres y Juno. Fue necesario, para que las devolviera, un vomitivo preparado por Metis.5 En seguida Júpiter asignó a Neptuno el reino de los mares, y a Plutón el Inframundo6 y luego se casó con Juno, su hermana.

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Biografía de Júpiter - Quién fue

A instancias de la Mitología Romana, Júpiter, ha sido su máximo exponente, dios de todos los dioses y padre tanto de dioses como de los hombres, ésa ha sido la principal responsabilidad que recayó sobre la deidad Júpiter…

El poder que ostentaba Júpiter en tiempos de la Antigua Roma era realmente inmenso, ya que se lo consideraba protector de la ciudad y del mismísimo estado romano y se creía que de él resultaban las leyes, la autoridad y el orden social.

Por ejemplo durante el tiempo de la República, tal como se denominó al período de la historia romana en el que prevaleció la República como forma de gobierno (509 A.C. al 27 A.C.), Júpiter, era el dios al cual el Cónsul (la autoridad máxima durante la República) dirigía una oración al iniciar su gestión. Si bien luego durante la etapa del Imperio, Júpiter, compartió el protagonismo, muchos emperadores continuaron respetando su grandeza y aún más, hasta se hicieron usuarios de sus atributos, tal es el caso de Cesar Augusto, Calígula, entre otros.

Júpiter nació de la unión entre Saturno, dios asociado a la agricultura y a la cosecha y de Ops, diosa de la fertilidad y la tierra. En tanto, Júpiter, disponía de algunos elementos, el cetro, el águila y el rayo, los cuales, asociados a su figura, hacían imposible no reconocerlo.

Como ha sucedido con otras tradiciones mitológicas, en Roma, también existió esa tendencia a agrupar de a tres a los dioses, mientras tanto, la tríada más importante y destacada de la Mitología Romana, conocida como Tríada Capitolina, la conformaron justamente Júpiter, su esposa Juno y su hija Minerva. Cabe destacar que recibía esta denominación por hallarse su templo de adoración en la Colina Capitolina. Y por supuesto allí, en el conocido Templo de Júpiter Óptimo Máximo es donde se llevó a cabo la veneración de Júpiter.

El equivalente de Júpiter en la mitología griega es Zeus y por tanto es que presenta algunos elementos de éste.

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Apolo

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Para otros usos de este término, véase Apolo (desambiguación).

Apolo (en griego: Ἀπόλλων, transl. Apóllōn, o Ἀπέλλων, transl. Apellōn) fue una de las divinidades principales de la mitología greco-romana, uno de los dioses olímpicos. Era hijo de Zeus y Leto y hermano gemelo de Artemisa, poseía muchos atributos y funciones y posiblemente después de Zeus fue el dios más influyente y venerado de todos los de la antigüedad clásica. Los orígenes de su mito son oscuros, pero en el tiempo de Homero ya era de gran importancia, siendo uno de los más citados en la Ilíada. Era descrito como el dios de la divina distancia, que amenazaba o protegía desde lo alto de los cielos, siendo identificado con el sol y la luz de la verdad. Hacía a los hombres conscientes de sus pecados y era el agente de su purificación; presidía las leyes de la religión y las constituciones de las ciudades, era símbolo de inspiración profética y artística, siendo el patrono del más famoso oráculo de la Antigüedad, el oráculo de Delfos, y líder de las musas. Era temido por los otros dioses y solamente su padre y su madre podían contenerlo. Era el dios de la muerte súbita, de las plagas y enfermedades, pero también el dios de la curación y de la protección contra las fuerzas malignas. Además, era el dios de la belleza, de la perfección, de la armonía, del equilibrio y de la razón, el iniciador de los jóvenes en el mundo de los adultos, estaba conectado a la naturaleza, a las hierbas y a los rebaños, y era protector de los pastores, marineros y arqueros. Aunque tuvo muchos amores, también fue infeliz en ese terreno, pero tuvo varios hijos. Fue representado innumerables veces desde la Antigüedad, generalmente como un hombre joven, desnudo y sin barba, en la plenitud de su vigor, a veces con un manto, un arco y un carcaj de flechas, o una lira, creada para él por Hermes, y con algunos de sus animales simbólicos como la serpiente, el cuervo o el grifo.1

Como jefe de las Musas (Apolo Musageta) y director de su coro actuaba como dios patrón de la música y la poesía. Su lira se convirtió en un atributo común de Apolo. Los himnos cantados en su honor recibían el nombre de peanes.

Apolo fue identificado sincréticamente con un gran número de divinidades mayores e menores en sus diferentes lugares de culto, y sobrevivió secretamente a lo largo del florecimiento del cristianismo primitivo, que se apropió de muchos de sus atributos para adornar sus propios personajes sagrados como Cristo y el Arcángel San Miguel. Sin embargo, en la Edad Media Apolo fue identificado por los cristianos muchas veces con el Demonio. Desde la asociación de Apolo con el poder profano por el emperador romano Augusto se originó una poderosa imaginería simbólica de sustentación ideológica del imperialismo de las monarquías y de la gloria personal de los reyes y príncipes. Su mito se ha empleado durante siglos por filósofos, artistas y otros intelectuales para la interpretación e ilustración de una variedad de aspectos da vida humana, de la sociedad y de fenómenos de la naturaleza, y su imagen continúa presente de una gran variedad de formas en nuestros días.1 2 3 4 5 Incluso su culto, después de un olvido de siglos, fue resucitado recientemente por corrientes del neopaganismo.6

En la época helenística, especialmente durante el siglo III a. C., pasó como Apollo Helios a ser identificado por los griegos con Helios, dios del sol, y de forma parecida su hermana se equiparó con Selene, diosa de la luna.Nota 1 Sin embargo, en los textos latinos Joseph Fontenrose se declaró incapaz de hallar mezcla alguna de Apolo con Sol entre los poetas augustos del siglo I, ni siquiera en las conjuraciones de Eneas y Latino en la Eneida.7 Apolo y Helios/Sol permanecieron como seres separados en textos literarios y mitológicos hasta el siglo III.

Etimología[editar]

Fue llamado por los griegos «Apollon» o «Apellon», por los romanos «Apollo» y por los etruscos «Apulu» o «Aplu». El origen del nombre de Apolo es incierto. Los autores antiguos recogieron varios ejemplos de etimología popular. Así, Platón relaciona el nombre en su Crátilo con ἀπόλυσις, ‘redimir’, con ἀπόλουσις, ‘purificación’, con ἁπλοῦν, ‘simple’,8 en particular en referencia a la forma tesalia del nombre, Ἄπλουν, y finalmente con Ἀει-βάλλων, ‘el que siempre dispara’. Hesiquio relaciona el nombre «Apolo» con el dórico απελλα apella, que significa ‘asamblea’, por lo que Apolo sería el dios de la vida política, y también da la explicación σηκος, ‘rebaño’, en cuyo caso Apolo sería el dios de los rebaños y manadas.

Para Plotino, su nombre significa la negación de la pluralidad: "no muchos", y agregó que para los pitagóricos significaba el Uno. Plutarco siguiendo esta línea afirmaba que los pitagóricos asociaban nombres divinos a los números, y que la mónada era identificada con Apolo.9 Burkert sugirió que deriva de "santa convocación", que Nagy considera verosímil, basado en lo que también declaró Hesiquio de Alejandría, pero esta etimología ha sido rechazada por Frisk, Chantraine y Dietrich, que consideran que el origen del nombre simplemente desconocido. Bernal presenta la hipótesis de que deriva de Horus, dios del cielo egipcio, a través de adaptaciones fonéticas intermedios en Fenicia. Herodoto decía que Apolo y Horus eran el mismo dios.10 11

También es posible12 que apellai derive de una forma antigua de Apolo que pueda ser equiparada con Apaliuna, un dios anatolio cuyo nombre posiblemente signifique ‘padre león’ o ‘padre luz’. Los griegos habrían asociaron más tarde el nombre de Apolo con el verbo απολλυμι apollymi, ‘destruir’.13

Además, se ha sugerido14 15 que Apolo procede de la divinidad hurrita e hitita Aplu, que era ampliamente invocada durante los años de plaga. Aplu, se sugiere, procede del acadio Aplu Enlil, que significa ‘el hijo de Enlil’, un título que se aplicaba al dios Nergal, que estaba relacionado con Shamash, el dios babilónico del sol

Apolo. Dios del vaticinio y de la música; dios pastoral, cuyos amores con las Ninfas y los mancebos lo unen íntimamente con la vegetación y la Naturaleza; pero tambíén es un dios guerrero capaz de enviar desde lejos una muerte rápida y dulce.

Iconografía de Apolo

Se representaba a Apolo como un dios muy hermoso, alto, notable especialmente por sus largos bucles negros de reflejos azulados, como los pétalos del pensamiento (kouros). El arco es el arma por excelencia de Apolo.

Mitología de Apolo

Apolo es hijo de Zeus y Leto y hermano de la diosa Ártemis. Por tanto, es un dios de segunda generación. Zeus, celosa de Leto, había perseguido a la joven por toda la Tierra. Cansada de escapar de la ira de la esposa de Zeus, Leto buscaba un sitio donde dar a luz a los hijos que llevaba en su seno, pero tenía el problema de que todo la tierra se negaba a acogerla, temiendo la cólera de Hera. Sólo una isla flotante y estéril, llamada Ortigia, o tal vez Asteria, (la Isla de las Codornices), consintió en dar asilo a la desventurada. Fue en este lugar donde nació Apolo. Agradecido, el dios fijó la isla en el centro del mundo griego y le dio el nombre de Delos la "brillante".

Al pie de una palmera, el único árbol en toda la isla, Leto aguardó el parto durante nueve días y nueve noches, pues Hera retenía a su lado a Ilítia, la divinidad que preside los partos felices. Todas las diosas, en especial Atenea, se hallaban junto a Leto, pero nada podían hacer en su favor. No obstante, Iris fue al Olimpo a rogar a Hera el alumbramiento ofreciéndole un collar de oro y ámbar de un espesor de nueve codos. A este precio, Hera consintió a Ilítia que finalmente descendiese del Olimpo y se encargue del parto. Leto dio a luz primero a Ártemis, y después, con ayuda de ésta, a Apolo. En el momento de su nacimiento, unos cisnes sagrados volaron sobre la isla dando siete vueltas a su alrededor -pues era el séptimo del día del mes-.

Después del parto, Zeus envió regalos a su hijo: una mitra de oro, una lira y un carro tirado por cisnes. Luego le ordenó que fuese a Delfos, pero los cisnes lo condujeron primero a su país, en la tierra de los Hiperbóreos, los cuales viven bajo un cielo siempre puro y que han consagrado a Apolo un culto que celebran sin cesar. Pues fue allí donde el dios permaneció durante un año, siendo homenajeado, y regresó después a Grecia, llegando a Delfos en pleno verano, en medio de fiestas y cantos. Incluso la naturaleza lo festeja. De este modo, se celebraba con hecatombes todos los años en Delfos la venida del dios.

Apolo mató en Delfos a Pitón (o Delfine), un dragón encargado de proteger un antiguo oráculo de Temis, pero que se entregaba a toda clase de desmanes en el país (enturbiaba los manantiales y los arroyos, robaba los ganados y los aldeanos, asolaba la fértil llanura de Crisa y asustaba a las Ninfas). En recuerdo de su hazaña, o tal vez para aplacar la cólera del monstruo después de muerto, Apolo fundó en su honor unos juegos fúnebres, los Juegos Píticos, celebrados en Delfos. Después se apoderó del oráculo de Temis y consagró un trípode en el santurario (el trípode es uno de los emblemas de Apolo y la Pitia, sentada sobre él, pronuncia sus oráculos). En honor a la victoria del dios, los habitantes de Delfos cantaron el péan, un himno en honor de Apolo. Pero una vez muerto el dragón, Apolo tuvo que ir hasta el valle de Tempe en Tesalia para purificarse de la mancha de tal muerte. Pues bien, cada ocho años se celebraba en Delfos una solemne fiesta conmemorando el exterminio de Pitón y la purificación de Apolo.

De aspecto hermoso, Apolo tuvo numerosos amoríos con Ninfas y con mortales. Así, amó a la ninfa Dafne, hija del dios-río Peneo, en Tesalia. La ninfa no correspondía a sus dioses y huyó a las montañas. Apolo la perseguía, y cuando estuvo a punto de alcanzarla, Dafne dirigió una plegaria a su padre, suplicándole que la metamorfosease para permitirle escapar de los abrazos del dios. Su padre consintió en ello y la transformó en laurel, el árbol consagrado a Apolo.

El dios tuvo más amoríos: con la ninfa Cirene, que engendró al semidiós Aristeo; con Talía, una de las Musas, obtuvo la paternidad de los Coribantes, que eran demonios del cortejo de Dioniso; con Urania, que engendró a los músicos Lino y Orfeo; otra de sus conocidas aventuras es la que concierne al nacimiento de Asclepio; con Marpesa, hija de Evenno; con Casandra, hija de Príamo; con Hécuba, madre de Casandra y esposa de Príamo, y le dio un hijo, Troilo; etc. Sin embArgo, Apolo no limitó sus amores a mujeres, sino que también amó a muchachos: Hiacinto y Cipáriso, entre los más célebres.

A veces Apolo aparece como pastor por cuenta propia. Sus bueyes le fueron robados por Hermes joven. Apolo recuperó su propiedad en el monte Cileno, pero se dice que el pequeño Hermes había inventado la lira; Apolo quedó tan impresionado con el invento que cedió a Hermes sus rebaños a cambio del instrumento. Al inventar luego la flauta, Apolo se la compró por una vara de oro (el "caduceo" de Hermes) y además le enseñó el arte adivinatorio. De hecho, la flauta interviene en las leyendas apolíneas, como la historia de Marsias, un sátiro que retó a Apolo con la pretensión de que era mejor músico con su flauta que el dios con la lira. Marsias fue vencido y Apolo lo desolló después de colgarlo de un pino.

Como dios de la música y la poesía, era representado en el monte Parnaso donde presidía los concursos de las Musas. Pero aparte de ser dios de la música, poesía, vaticinio, pastoral e íntimamente unido con la vegetación y la Naturaleza, Apolo era además un dios guerrero capaz de enviar, con su arco y sus flechas, una muerte rápida y dulce, como su hermana Ártemis. En la Ilíada lucha en favor de los troyanos contra los griegos, protege a Paris en la batalla, y a su intervención, directa o indirecta, se atribuye la muerte de Aquiles.

Ciertos animales consagrados a Apolo: el lobo, a veces ofrecido en sacrificio y cuya imagen se asocia frecuentemente a la suya en las monedas; el corzo o la cierva, que también figuran en el culto de Ártemis; el cisne, el milano, el buitre y el cuervo, cuyo vuelo daba presagios, entre las aves; el delfín (su nombre es parecido al de Delfos), entre los animales marinos. La planta apolinea por excelencia era la planta -de hecho, la Pitia, en sus trances proféticos, mascaba una hoja de laurel-.

El culto a Apolo

Conservamos una oración a apolo: "¡Oh, Apolo! Te suplico que seas propicio a la paz, la larga vida y la salud de toda esta familia, y que seas igualmente propicio a la paz de mi hijo". Sus oráculos se expresaban, en general, en fórmulas versificadas y se creía que inspiraba tanto a los adivinos como a los poetas. Comparte esta función inspiradora con Dionisio, pero la apolínea se distingue de la dionisíaca por su carácter más mesurado. A poco a poco se convirtió en el dios de la religión órfica, y a su nombre se asoció todo un sistema mitad religioso, mitad moral, que prometía a sus iniciados la salvación y la vida eterna. Apolo pasó por ser el padre de Pitágoras, nombre con el cual se ponen frecuentemente en relación doctrinas afines

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